Capítulo 7

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─Draco, querido. ¡Bienvenido! ─saludó la señora Granger con un maternal abrazo─. Teníamos entendido que tardarías en volver.

─Todo estaba en orden en el buffet así que decidí regresar los más pronto posible ─le respondió el rubio devolviéndole el abrazo. Una vez liberado le extendió la mano a su futuro suegro─. Tío John.

─Me alegra que hayas venido, Draco ─saludó el señor Granger estrechando la mano de su ahijado─. Aunque apostaría toda mi fortuna a que Narcissa tiene mucho que ver con tu presencia.

─Admito que cierta parte fue por influencia de mi madre, pero también... ─el ojigris miró a Hermione a la vez que la acercaba a él rodeándola por la cintura─. Tenía ciertos asuntos pendientes por acá que requerían de mi inmediata presencia.

John alzó una ceja al ver el comportamiento de su ahijado con su hija.

─Sea cual sea el motivo, lo importante es que lograras reunirte con nosotros ─canturreó Jane con una amplia sonrisa─. Ésta sería su primera presentación en público como pareja, y no hay mejor eventualidad que esta fiesta para ello.

─Es muy cierto, tía. Por lo cual sería muy conveniente que Hermione y yo demos un paseo por los alrededores ─comentó el rubio mientras le mostraba una pícara sonrisa a la joven castaña.

"Ay no" pensó Hermione a presentir las intenciones de su futuro marido.

─ ¡Es una fantástica idea! ─exclamó eufórica la castaña mayor para después darles a ambos chicos pequeños empujones por la espalda─. ¡Andando, andando! Quiero que todos vean la estupenda pareja que hacen. ¡Vayan!

Con un asentimiento por parte del rubio y una mirada de corderito degollado por parte de la morena, la joven pareja se alejó de los mayores.

─ ¿No es maravilloso verlos juntos, John? ─preguntó Jane con un gran suspiro, enganchándose al brazo de su marido─. Nuestros nietos serán hermosos, espero que se den prisa con eso.

─Nos cantes victoria aún, Jane ─replicó el cobrizo mientras acariciaba la mano de la aludida─. Mientras ellos no hayan firmado el acta de matrimonio, no hay nada seguro.

La morena lo miró desconcertada─. ¿Y por qué lo dices?

─Créeme ─el señor Granger miraba con interés a un joven castaño que estaba hablando con un sonriente señor Greengrass─, yo sé porque lo digo.

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Hermione miró disimuladamente hacia atrás, asegurándose de que estuvieran a una buena distancia de sus padres. Una vez comprobado que no estaban en el ojo paterno, trató de soltarse de las garras del rubio. Sin embargo, no pudo hacerlo.

─ ¿Qué crees que estás haciendo? ─espetó Draco afianzando su agarre y saludando con una inclinación de cabeza a un grupo de invitados.

─Ya no estamos a la vista de mis padres, Malfoy ─murmuró Hermione mientras saludaba con una sonrisa a una pareja conocida─. Así que puedes soltarme y seguir con tu camino.

─Oh no, querida Hermy. ─el joven abogado tomó una de las manos de la chica y la llevó a sus labios, dándole un beso en el dorso que le produjo un leve cosquilleo en el cuerpo de ella─. Tú y yo tenemos un asunto por resolver.

─ ¡Hey! ─chilló la morena al ser llevada por el ojigris más allá del lugar de reunión.

Después de algunos minutos de caminata, Draco soltó a su prometida y se detuvo frente a una fuente de gran diámetro y con una estatua en forma de esfinge en el centro.

Dulce PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora