Capítulo 37

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Estás en al cuerda floja, una brisa puedo lanzarte al cielo o al infierno, pero cuidado, ¿quién dijo que tenías que caer?

La explosión fue fatal. La llamas, avivadas por el viento, contrastaron con el cielo enlutado. Los gritos formaban un coro de voces disparejo y aterrado.

—¡Félix! —llamé, desesperada.

Me bajé de la motocicleta y dejé caer bruscamente contra el pavimento. Mis pulmones luchaban por aire mientras me lanzaba en la carrera para encontrarlo, pero antes de que pudiera hacer un metro unos brazos se envolvieron a mi alrededor, impidiendo que me acercase al desastre. El participante de casco negro me apretó contra su pecho envuelto en cuero.

—¡¿Qué haces!? ¡Déjame ayudar! —insistí con ansiedad, mis palmas sudaban.

Tomándome de una muñeca para que no escapase, con la mano libre se quitó el casco. En sus ojos verdes se reflejaban las llamas.

No solo había evitado que el otro corredor me hiciera caer del vehículo, sino que lo atacó por mí, pero también se interpuso en mi camino cuando estaba a punto de alcanzar al hermano de Becca,

Hizo la diferencia entre poder salvarlo y posiblemente verlo arder en llamas.

Lo aparté con fuerza, iracunda, queriendo tenerlo tan lejos de mí como se podía. Mis piernas quemaron mientras corría en dirección recta, cada músculo de mi cuerpo se tensó al ver las piezas dispersas de la motocicleta de Félix. Mi corazón latía desbocado, pensando que desgarraría el alma de Carter al decirle lo que a su hijo le había ocurrido. 

Entonces, lo vi.

Su cuerpo tirado entre el límite de la calle y el césped. La agresiva fuerza del acto lo había enviado lejos, y terminó herido.

—Hey, mírame, por favor —supliqué cayendo de rodillas, con las manos temblando—. Lo siento, lo siento muchísimo... —Temiendo que se hubiera lastimado la cabeza, no le quité el casco, temía moverlo, pero lo que sí hice fue levantar el visor para encontrar sus ojos cerrados—. Por favor, Félix, no le hagas esto. Ella te ama, tu familia te ama —susurré.

Su respiración era entrecortada, luchaba por aire.

—Tendría que haberte detenido —me lamento al oír las sirenas de la ambulancia, y luego las de una patrulla—. Lo siento tanto. —Pestañeé para evitar que se cristalizaran mis ojos, pero fue en vano.

Apreté su mano con fuerza cuando voces se elevaron a nuestro alrededor, pero no podía diferenciar una palabra de otra, no entendía qué estaban diciendo. Todos mis sentidos estaban en él, en lo joven e inocente que lucía cuando sus párpados estaban cerrados.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero los médicos me alejaron con una gentileza firme. Una parte de mi  quería lanzarse sobre ellos y quedarse junto a él. Una sensación de frialdad inundó mi cuerpo cuando su mano dejó la mía, la calidez transformándose en una escarcha en mi piel.

—Te llevaré al hospital, súbete —dijo Killian, y su voz tuvo el efecto de detonante—. Becca, te he dicho que te llevaré, sú...

Me giré para hacerle frente.

—No iré a ningún lado contigo, pude haberlo salvado si tú no hubieras intervenido —acusé, y a pesar de que quería sonar enojada —lo estaba—, solo se filtró tristeza y arrepentimiento en la oración.

—¿Perdiste la cabeza? —interrogó incrédulo, con la mandíbula apretada—. Te advertí que te alejaras de las pistas. —Era su turno de sonar colérico, pero no tenía motivos para estarlo—. Ibas a salir herida, claro que no iba a permitirlo. No voy a disculparme por ir tras de ti, mierda.

—¿Y Félix debe pagar el precio ahora? —repliqué, él quiso decir algo más, pero se quedó sin palabras—. Aléjate de mi hermano, aléjate de mí —advertí, retrocediendo.

—Avisaré a Carter y Meredith de camino. —Tyler apareció sin aliento y preocupado tras correr hasta mí—. Vamos, te llevo al hospital.

Él estaba tan absorto en la explosión que ni siquiera notó a Killian frente a nosotros, pero claramente Bates si notó la mano de Tyler en mi espalda baja, empujándome para subir a su camioneta estacionada a unos metros.

Marchamos tras el sonar y brillar de las luces de la ambulancia rumbo a Roit Patrick 491.

De: Desconocido.

Esto es solo el principio. Disfruta tu regalo, pequeña.

-RR.

El cuenta mitos de BeccaWhere stories live. Discover now