Capítulo 58

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No puedes esconderte de alguien a quien no ves.

—¿Dónde esta Pixie? —preguntó Tyler.

—No ha ido a clase hoy.

Tal vez se había arrepentido. La entendía si no quería involucrarse en un plan que podía ponerla en peligro si el desconocido iba tras ella. Ya era suficiente con que hubiera guardado mi secreto. Además, me defendió ante Becca en la cabaña, pero quedaba esta incógnita: ¿Cuál era el secreto que la ataba a mi hermana? Will, aquel nombre venía a mi cabeza, pero desaparecía tras no dar más pistas.

—Deberemos ajustar los detalles si ella no va a ayudarnos —dijo Amit.

Compartí una mirada con Tyler y este se alejó silbando, con una dona glaseada en una mano y una malteada en la otra.

Miré al moreno a los ojos, donde yacía frustración.

—No quiero hablar de eso —advirtió.

Su dolor se filtraba a través de su voz. Becca ni siquiera lo miró dos veces tras un año separados.

—¿Por qué me sigues ayudando? —opté por indagar en cambio, lo que le generó sorpresa—. No le debes nada a mi hermana.

—Me siento estúpido de solo pensar que estuve doce meses esperándola, desesperado por encontrar una pista por más insignificante que fuera. Sé que me utilizó, fue evidente cuando entró por esa puerta y me hizo sentir un fantasma... La defendí, nunca creí que fuera como todo el mundo decía que era, hasta ahora.

—Por eso debes abandonar esto, te estás lastimando a ti mismo.

Luchar por alguien que no te quería no valía la pena. Era irónico pensarlo viniendo de mí cuando mi gemela parecía odiarme, pero la diferencia estaba en que yo la había hecho sufrir y no soportaba arruinar la felicidad de nadir por más mala persona que fuera.

—No se lo debo a ella, pero te lo debo a ti. —Tomó mis manos y dio un apretón—. No conozco a nadie que tenga un corazón como el tuyo y no voy a dejar que ese hijo de puta lo hiera.

La máquina que trabajaba día y noche dentro de mi pecho se colmó de gratitud.

—Si ya terminaron con la cursilería, me gustaría digerir mi comida sentado —dijo Tyler antes de dejarse caer en el asiento a mi lado y abrir su notebook—. ¿Dónde está Scotterfull Junior?

—No avisé a Kyle que vendríamos. No quiero involucrarla en esto, ya ha pasado por mucho con lo de Glenn.

Supuestamente él había enviado a Kyle para que me convenciera de abandonar lo que sea que estaba haciendo en Shinefalls, sin tener en cuenta que me estaba haciendo pasar por Rebecca y él era buscado por la policía debido a delitos que cometió para alejar a mi hermana de mi.

Era peligroso que él se acercara a la ciudad, y a pesar de que aún no podía creer todo lo que había hecho en mi nombre, no era capaz de afrontar aquella realidad aún. Tenía problemas más urgentes arriba en la lista.

—Si Pixie y Kyle quedan fuera solo seremos nosotros tres —evidenció Amit, no muy contento con nuestros números.

—Los tres sensuales mosqueteros —añadió Ty con la doña entre los dientes y los dedos  yendo y viniendo en el teclado.

Estaba concentrado en conseguir los planos del lugar donde se llevaría a cabo la fiesta de caridad. 

—¿Cómo estás tan segura de que el desconocido estará ahí?

—Porqué accederé a lo que sea que pida. Es necesario engañarlo para que se presente. No podremos distinguirlo a simple vista debido a que todos usaran máscaras, pero sé que no se perdería la oportunidad de estar allí.

Tyler giró la pantalla hacia nosotros.

—Grutterlow fue construído a principios de 1980, aún conserva la fachada antigua de tres plantas pero se reemplazaron todas las entradas y salidas manuales por puertas y ventanas más modernas que tienen sensores y se controlan desde una base —explicó.

—¿Por qué tanta seguridad?

—El antiguo alcalde vivía en Grutterlow, lo reforzaron ante posibles ataques a su persona o robos —informó Amit.

—Hay una sala de control que tiene acceso a todas las cámaras de la estancia. Podré controlar cada movimiento si me hago pasar por uno de los miembros de seguridad.

—No te quiero ahí, Tyler. No necesitamos arriesgar más gente. ¿Por qué no puedes hackear el software y ayudarnos desde la casa de los Rosewood?

—Me necesitarás si el plan sale mal. Si se corta la energía tendría que abrir las puestas desde un sistema manual en esa base.

Estaba por protestar cuando Pixie atravesó la puerta del café. Tenía los ojos inyectados de sangre por tanto llorar. Las lágrimas aún descendían por su rostro mientras la intercepté a medio camino. Me abrazó con tanta fuerza que temí romperme y que no tuviera a nadie más a quien envolver en brazos.

—Hey, linda, respira —susurré acariciando su cabello—. ¿Qué ocurrió?

—Tengo... —Temblaba sin control—. Tengo un retraso.

Mierda.

Ella y Killian... ¿Esa noche?

El cuenta mitos de BeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora