Tesoro escondido.

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Matthew.

Él sintió una gota de sudor frío recorrer su sien y sus manos temblaban. Era cierto que se había encontrado en situaciones similares en el pasado, con conquistas que habían ido mal o con sujetos borrachos -a veces chicas también- que no sabían aceptar un no por respuesta, pero nada como eso. 

Matt estaba a punto de gritar, patalear y rogar a Dios que alguien escuchara los gritos más ridículos del mundo o al menos se interesara lo suficiente para acercarse cuando escuchó como alguien movía la perilla de la puerta. El sujeto que se encontraba recargado a ella se giró a verla y luego a Paul, quien no parecía muy feliz por la interrupción.

Luego vino un empujón y varios golpes fuertes y demandantes.

— ¡Abran la puerta! —Exclamó una voz que Matt conocía bastante bien y le hizo soltar un pequeño respiro aliviado. 

Blake estaba del otro lado, desesperado y aparentemente furioso. 

La mirada que se lanzaron entre ellos era lo suficientemente graciosa como para sacarle la lengua y gritarle: "mi novio te puede romper el trasero en un segundo" pero no lo iba a hacer porque en primer lugar, no era tan estúpido como para tentar a un jodido psicópata, y en segunda, porque Blake no era su novio... no en realidad, ¿o sí? 

¿Era "novio" un término correcto siquiera? 

— ¡Abran la maldita puerta! —Exclamó de nuevo, dando cuatro golpes más para enfatizar cada palabra.

En un momento de desesperación, Paul lo tomó de las solapas nuevamente y lo atrajo hacia él con un rápido movimiento, tan cerca que sentía su pesada respiración contra su mejilla.

— ¿Esa sonrisa permanecerá ahí cuando algo le suceda al buen y viejo Wolfie? Si no cuidas tus pasos, niño, me encargaré de cumplir mi promesa. Estás advertido. 

Luego lo soltó con brusquedad y Matt aprovechó par retroceder hacia la esquina más alejada del baño. Paul tomó un largo suspiro y le asintió al sujeto de la puerta, quien quitó el seguro sin muchas ganas. 

Blake la empujó y entró como alma que llevaba el diablo en cuanto escuchó el pestillo. Lo primero que hizo fue mirar alrededor para evaluar la escena y al darse cuenta que Matt estaba ahí, acompañado cinco tipos espeluznantes, su mirada molesta se volvió en una honestamente terrorífica, y ésta estaba dirigida en específico a Paul. 

Él se paró frente a Matt, usando su cuerpo como una barrera para que ninguno de ellos se acercara. 

— ¿Estás bien? —Preguntó con un tono más blando, girándose por una milésima de segundo para verlo. Matt solo asintió, incapaz formular palabra alguna. 

—Solo queríamos decirle a hola a tu nuevo novio, Wolfie, no es gran cosa —Paul intentó sonar casual, pero algo en su voz delataba su nerviosismo. 

Blake lucía errático, como un animal rabioso esperando el más mínimo movimiento para atacar.

— ¿Nunca te cansas de tener el trasero pateado, Parrish? —Paul rodó los ojos. 

—Solamente tratábamos de ser amigables, princesa. Una por los viejos tiempos —Dijo Maze y solo fue necesaria una mirada de parte de Blake para hacerlo callar.

— ¿Es cierto entonces? ¿Es tu novia? —Preguntó Paul, con un peligroso tono posesivo en su voz.

—Eso no es de tu incumbencia —Refutó, y por alguna razón que Matt desconocía, su estómago dio un vuelco. 

—No pensé que te gustaran los twinks —Respondió, ignorando su respuesta anterior.

— ¿Está sucediendo algo? —Preguntó Ashton, apareciendo por la puerta con un semblante casi igual de terrorífico que el de Blake, casi.

GRAY WOLF [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora