Capítulo 3.-En el fondo le debo algo a la fresa.

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—Si, mi padre es Josh Miller, el famoso famosísimo Josh Miller, el querido por todos, y no, no te daré ningún autógrafo, ni foto, ni películas ni nada suyo y si intentas ser mi amiga solo por conseguir algo suyo o algo de fama que sepas que será mejor que ni lo intentes porque no lo vas a conseguir, ¿okay?.—exploto y suelto.

—Yo no quiero nada de tu p-padre.—dice y parece que la he intimidado, vuelve a mirar el libro.—solo era una pregunta p-para conversar.—entonces sigue leyendo.

Llevo mis manos a mis caderas y tras suspirar varias veces, contar hasta cien y pensarlo calmadamente todo, le pido una disculpa.

—Lo siento, es que odio que me conozcan solo por mi padre.—me siento a su lado.

—No hablaré de tu padre, lo prometo.—me da su meñique y yo me encargo de entrelazarlo con el mio.

—¿Y tú? ¿Qué es de ti?.—sonrío para que la chica tímida que tengo en frente se abra y se acomode un poco.

—N-Nada, s-solo soy Harper.—se encoge de hombros y me devuelve la sonrisa.

—Bueno pero no sé, ¿eres nueva? ¿por qué estás aquí? ¿te gusta la nutella?.

Ella ríe ante la última pregunta—no soy nueva llevo aquí desde que tengo once años, soy becada.

—Oh una cerebrito.—parece que le ha sentado mal lo que le he dicho y ha vuelto a su libro.—pues yo soy todo lo contrario a ti.—le informo y vuelve a mirarme interesada.—no estudio o suelo pasar con un seis. Bueno pero algo tendremos en común, ¿amas a One Direction?.

—¡SI!.—saca su fangirl interior y deja la vergüenza a un lado.—amo a Liam.—muerde su labio inferior.

—Yo a Harry, Zayn, Louis, Niall y Liam.—reímos.—bueno mi preferido es Zayn.—digo obvia.—bueno al menos tenemos algo en común.

Sonrío. Sonríe. Sonreímos.

-0-

A la hora de comer Harper y yo fuimos al comedor, claro que yo no sabía donde estaba y me guiaba Harper. Me fue mostrando todas las clases y lo que había detrás de cada puerta, y yo solo decía que me llevara al comedor que tenía hambre.

¿Y sabéis que había? Pudin de calabaza, no sé porqué pero yo me esperaba una rica pizza, hamburguesas, patatas fritas, comida sana por dios, pero no, pudin de calabaza y odio la calabaza. No empezamos bien el día.

—Allí esta Ian.—me dice Harper dándome un codazo y haciendo que dejara de fulminar a la cocinera con la mirada.

—¿Ian?.—mire a su dirección, el chico de antes, el hijo de la directora.—¿te juntas con el hijo de la directora solo para sacar buenas notas?.

—No, Ian es buena persona.

—Si, pero es hijo de la directora.—recuerdo y resalto la palabra directora.

—No es chivato, créeme. Además él y yo no somos muy populares aquí y pues somos muy buenos amigos.

—¿Me estás diciendo que el hijo de la directora no es popular?.—esto me parece muy sorprendente.

—Si.

—Cosas extrañas del mundo.—me doy esa explicación a mi misma.

Nos sentamos a su lado y Harper lo saluda con un abrazo, supongo que porque no se habrán visto en todo el verano. Yo solo alzo mi mano y dedico una sonrisa.

—Vaya Abi, hola.

—Hola Ian.

—Es mi nueva compañera de habitación.-le informa Harper.—¿se conocen?.

—Nos conocimos hace un rato.—le informo.

—¿Ah si? Mira ya no vas a estar sola.—se alegra por ella Ian.

—¿Sola?.—cuestiono.

—Hace cuatro años que estoy sola, Mary se fue hace cuatro años y nunca volvió.

—¿Cómo que estabas sola?.—esto me parece muy raro.

—Bueno no sé cosas de la directora.—se encoje de hombros y mete una cucharada de pudin en su boca.

—Odio a esa bruja.—digo entre dientes.

—¡Abi!.—me advierte Harper, ya que su hijo estaba justo al lado.

—¿Qué?.—pregunto metiendo un poco de pudin en mi boca, lo sabía, asqueroso.

—No pasa nada, es una bruja yo lo sé.—dice él.

—Nos vamos a llevar bien tú y yo.—le digo.

—La gente me juzga solo por ser el hijo de la directora.—no si eso ya lo sé, yo por ejemplo. Sonrío con esa sonrisa típica de yo no soy pero fracaso.—tu seguro también lo has hecho.

—No me suelo llevar bien con los hijos de la directora, es algo muy raro en mi.

Dejo de hablar para darle otro sorbo a mi zumo de naranja natural, cuando veo a los dos chicos de antes solo que esta vez vestidos. Pasan mirando a todo el mundo por encima del hombro hasta que llegan a dos mesas más adelante de nosotros y se sientan.

—¿Ellos? Los populares de éste internado.—me dice Harper.

—Oh, no quería saber quiénes eran, no me interesan.—hago un ademán con la mano pero ella sigue hablando.

—De todas formas sabrás quiénes son dentro de nada. Mira el del pelo castaño liso es Max Stone, guapo, mujeriego, creído, egoísta.—dice sin darle importancia.—Leo su mejor amigo, guapísimo, mujeriego, lindo, risa encantadora, un poco creído.—dice mirandolo con ojos de perro callejero que pide comida después de no haber comido en semanas, en pocas palabras, enamorada de ese tal Leo.

—¿Te gusta Leo?.—cuestiono, alzo una ceja y la miro burlona.

—¿Qué?.—la despierto de su dulce sueño con Leo y me mira.—no.—dice alargando la "o".—nunca, jamás, solo te lo describía.—vuelve a mirar el pudin.

Ya claro....

Vuelvo a mirarlos y puedo ver que están con unas fresas y algunos chicos más, puedo divisar entre todos los chicos y chicas a Amanda, la fresa que me mandó a la parte de los chicos y me engañó. De esta no se libra.

Me levanto de mi lugar y camino hacia ella con el pudin entre mis manos. Me coloco detrás de ella y sonrío. Todos se quedan extrañados aunque algunos ya saben quién soy, claro como no.

—Hola.—sonrío.—quería darle la bienvenida a Amanda la presidenta, es una tradición que tenemos, si tu eres una hija de tu madre conmigo te la devolvemos igual o peor.—y tras acabar mi linda frase que no rima el pudin cae en su cabello rubio.

El pudin va cayendo en su pelo rubio destrozando el color y todavía sigue hay parada. Hasta que parece reaccionar. Hace el intento de tirarme su pudin a mi pero lo esquivo, era obvio que me la iba a devolver, no nací ayer.

—¡MI PELO!.—grita.

—Y tu cara.—río, paso mi dedo índice por su cara para coger un poco de pudin.—está rico oye.—me cruzo de brazos.

—¡COMO TE ATREVES!.—su cara roja no me intimida.

—Bueno tu te atreviste primero así que...—me encojo de hombros.—tu solo encargate de no meterte conmigo ¿si?.—me acerco a ella.—ciao fresa.—le lanzo un beso y sigo caminando.

Harper e Ian están riendose por lo bajo, pero en cuanto salimos del comedor empiezan a expulsar carcajadas limpias. Yo las sigo obviamente.

—¡Eso ha s-sido buenísimo!.—dice Harper como puede entre la risa.

—Demasiado.—limpia Ian lágrimas de su rostro.

—Señorita Miller.—la directora nos sorprende y la risa se desvanece.—acompañame por favor.

Bueno, al menos me iban a expulsar y he estado menos tiempo de lo que he pensado, nuevo record. En el fondo le debo algo a la fresa y todo, digo Amanda.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Onde histórias criam vida. Descubra agora