Capítulo 42.-Un taco con sorpresa.

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Esa tarde no volví a ver a Max y no contestó a ninguno de los mensajes que le envié. Supongo que el padre ni le dejaría respirar, a saber donde estaba.

A la mañana siguiente...

Camino rumbo en dirección hacia el campus, estamos justo a la mitad del año escolar y los alumnos celebran algo extraños. Algunos cantan, otros actúan, en fin, una fiesta.

Pero una fiesta con reglas.

Imaginaros esto con la voz de la bruja.

1, hay que llevar uniforme.

2, no se beberá alcohol.

3, nada de sexo.

4, todo tiene que ser organizado.

Y encima, tiene el valor de decir, ¡disfrutad de la fiesta!.

¿Acaso nunca ha ido a una fiesta? ¿O siempre iba a fiesta de abuelos? Que va, los abuelos se divierten más.

Y aquí estoy. Harper va acompañada de Leo, quién le habla de algo que no me interesa y por eso solo veo como mueve la boca. James lo diviso al final de la multitud con Mia.

Sigo buscando, Amber está con las fresas, sabía que no era alguien de fiar.

¿Cómo alguien como Amber puede ser prima de Harper?.

Connor se encuentran de Dj, y Meg se encuentra charlando con Kris. Genial mi amiga y mi enemiga, unidas.

Imaginaos la sonrisa hipócrita que me acaba de salir.

Pero aún así, ¿y Max?.

Un hombro toca mi espalda y me giro sobre mis talones.

—¿Qué tal Ian?.—me cruzo de brazos.

—Gracias, por todo.—me da un tierno abrazo que correspondo enseguida.—has sido la segunda persona que ha aceptado mi orientación sexual.

—Es que me da igual que orientación cojas, lo que importa es tu personalidad y eres mi mejor amigo, no es que fuera a rechazarte por eso, dios estamos en el siglo XXI.—digo obvia rodando los ojos.

—Y gracias a ti en la escuela empiezan a verme diferente, creo que los insultos van a cesar.—está tan feliz, tiene un brillito en los ojos que jamás había visto y causa una sonrisa en mi.

—Más les vale si no quieren acabar boca abajo colgados de un árbol.—hablo y ambos reímos.

—Sé que ya lo sabes, pero estás loca.

A lo lejos veo a Max salir de un coche, mira a ambas partes buscando algo y mi mirada se posa en Ian unos instantes para despedirme.

Camino abriéndome paso entre la multitud para llegar a Max quién aún no me ha visto. Cuando estoy por llegar una manada de personas comienzan a andar en dirección contraria a mi y por más que les insulte no me dejan seguir.

—¡Max!.—grito saltando con mi brazo extendido en el aire para captar su atención.—¡Maximiliano!.—vuelvo a gritar.—¡QUITENSE ESTÚPIDOS!.—ahora me refiero a la manada de personas.

—0—

Max

Bien, ¿próximo objetivo? Encontrar a Abi.

Salgo del coche sin despedirme de mi padre y miro a todos lados. Hay demasiada gente para encontrarla.

Sigo buscando, sin rendirme hasta que veo a una Abi saltando entre la multitud gritando algo que no puedo oír bien. Para de saltar y comienza a gritarle a las personas, sé que los está insultando por la cara que pone.

Es tan graciosa.

Río y voy en su dirección.

—0—

Abi

Sigo intentando abrirme paso, y ésta vez un cuerpo se pone justo delante mía y se frena en seco. Comienzo a pegarle enfurecida ya que no se mueve y a gritarle de todo para que se vaya, hasta que decide alzarme por los aires.

Agacho mi cabeza y lo veo, Max.

Es Max con una linda sonrisa acompañada de una risa que me encanta.

Dios, me van a entrar diabetes, matarme.

—¡Max!.—el grito este está entre un te odio y te amo, es raro de explicar.

Me agacha un poco, pega su cuerpo al mio y sin tocar el suelo, me besa.

Un apasionado beso que necesitaba, que él necesitaba, que ambos necesitabamos.

Todos comienzan a gritar cosas absurdas y les muestro mi hermoso dedo del medio sin despegarme de sus labios, a lo que algunos ríen.

Cuando mis pies tocan el suelo, cojo a Max de la mano y comenzamos a caminar por el campus. Ahora está el grupo de canto en el escenario cantando Secrets.

—¿Dónde has estado?.—le cuestiono mientras caminamos sin prisa alguna.

—Ya sabes, conferencias y eso de mi padre.—me explica.

—Vaya rollo de padres.—pongo los ojos en blancos y después le sonrío a Max.

Amanda aparece en mi campo de visión, con una sonrisa  de oreja a oreja, que me trae mala espina.

—¿Queréis tacos?.—cuestiona y alza la bandeja con su chillona voz.

—No me...

—Gustan, ya lo sé.—termina Amanda por él.

—Pues yo si quiero.—cojo el taco y comienzo a observarlo.—¿Qué lleva?.

—Si crees que voy a envenenarte, ojalá, pero no.—dice decepcionada de sí misma y se marcha.

Me encojo de hombros y le pego un bocado.

Cuando observo en interior, dejo de masticar y comienzo a escupir. Max se preocupa y los de al lado se quejan por escupirles.

Que se jodan.

Guindillas demasiado picantes, es lo que lleva el interior del taco.

—¡Quema, quema, quema!.—grito y Max tira el taco.

—¡Agua! ¡Traer agua!.—grita Max.

Y antes de poder decir no estoy bebiendo agua y aumentando el ardor.

—¡AGUA NO ESTÚPIDO! ¡NECESITO LECHE!.—le grito y comienzo a saltar del ardor.

Alguien saca una manguera y me llena de leche, cuando consigo beber un poco y lidiar con el ardor, me miro.

Estoy totalmente llena de leche.

—¿No querías leche Abi?.—aparece Amanda sonriendo maliciosamente.

—¡Dios dame fuerzas que la mato!.—grito al aire y antes de que pueda estar encima de ella Max me agarra por la cintura.

—Oh pequeña Abi, no llores, a todos se nos ha caído alguna vez el biberón.—dice, hace un puchero y dibuja en su rostro una lágrima caída.

—¡Y las neuronas se te cayeron a ti estúpida!.—vuelvo a gritar y muchos ríen mientras ella se vuelve seria.—te mataré.—le aseguro.

—No vuelvas a quitarme lo que es mío.—ambas miramos a Max que se queda pálido.

—¿Qué ha pasado aquí?.—llega la bruja.

—Nada.—le dice Max.— Abi vamos adentro.—Max coge mi mano y me guia hacia el interior del edificio.

Amanda, date por muerta.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Where stories live. Discover now