La hija de Josh Miller®| Terminada✔

Capítulo 51.-Adiós Harper.

Después de tantos días encerrada en esa cárcel con medicinas y enfermeros raros, la luz del sol me pega de lleno en mi rostro y lo recibo sin ninguna molestia.

Extiendo mis brazos y respiro profundamente el aire. Luego estornudo porque un diente de león ha llegado a mi nariz.

¿Quién pide un deseo justo ahora?.

-Abi, venga te quedas atrás.-me dice mi padre desde el coche.

Angeline, la conserje, sujeta mi cintura y me insita a mover mis pies para caminar.

-Tu padre es un gran hombre.-me informa mientras caminamos.-al principio lo odiaba, por lo creído que se lo tenía, pero poco a poco encontré a el verdadero Josh Miller.

-Nunca lo he conocido.-le confieso.

-De ahora en adelante, todo irá a mejor Abi.-me asegura ella con una sonrisa de oreja a oreja.

Sonrisa que le devuelvo con sinceridad.

—0—

Llego corriendo, no me paro a saludar a nadie, tengo que preparar la graduación de mañana con mi mejor amiga.

Porque, como hace nada nos prometimos, íbamos a graduarnos juntas. Y no me he esforzado para nada, realmente estoy ansiosa.

Abro la puerta rápidamente, tiro la maleta al suelo y extiendo mi cuerpo para gritar fuertemente.

—¡Abi ha vuelto!..-se me escapa una risa al final.

Me fijo en Harper, está haciendo la maleta y no me enseña su rostro, pero puedo oír sonar sus mocos. Se gira lentamente con una camiseta entre sus manos.

Sus ojos están inyectados en sangre, hinchados y sus mejillas están rojas y empapadas. Le tiembla el labio inferior y no consigue articular una sola palabra.

—¿A quién mato?.—digo enfadada en un momento.

—No me gradúo.—anuncia y se sienta a los pies de la cama.

El alma se me cae a los pies y me quedo sin nada que decir, con un vacio enorme en el corazón.

—Harper... La promesa... ¿Qué?.—es lo único que consigo decir tartamudeando.

—No puedo...—dice ella y agacha la cabeza.

—Dime qué pasa.—me siento a su lado y sujeto sus manos con fuerza.

—Leo...—suspira, llora y me abraza.

Acaricio su espalda, asustada y le dejo un rato allí para que se le pase y pueda contarme todo. Cuando parece volver a respirar con más facilidad, se aparta y se queda mirando la nada.

—Bien.—digo mientras limpio su rostro.—ahora que estás más calmada, dime, ¿A quién mato?.

—Deja de matar a gente...—dice apenada.—Leo me ha puesto el cuerno.—muerde su labio inferior.

Ahogo un grito sorprendida y abro mis párpados lo más que puedo.

¿¡CÓMO PUDO!?.

—Con mi prima.—me mira a los ojos.

HIJO DE .....

—Los pillé en el salón de informática, cuándo tu estabas inconsciente.—comienza.—ella estaba tumbada en la mesa del profesor y él casi encima. Creo que iban a hacer un trabajo... Que ni sabía de su existencia... Fui a buscarlo y ahí estaba, con el calentón y con la zorra de mi prima.—empieza a golpear el cojín llorando enfurecida.

La freno, le quito el cojín, lalevanto, le doy la almohada y me quedo parada allí enfrente de ella.

—Pégame.—ordeno.