Capítulo 41.-¿Y si nos odiamos con amor?.

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Miré hacia arriba, unos ojos negros se clavaron en los mios.

Un guardia de seguridad, gordito, negro y comiendo un donut estaba parado justo a mis pies mirándome sin preocupaciones.

—Hey.—le digo desde el suelo mostrando una sonrisa.

—Hey tú.—responde alzando su mano y libre y después sigue con su donut.

—¿Me ayudas a salir de aquí?.—frunzo en ceño y acaricio mi barbilla.

—Claro toma las llaves de mi coche.—se saca un par de llaves y me quedo asombrada.

—¿En serio?.—digo sin levantarme del suelo.

—No.—se vuelve a guardar las llaves.

—Uy, casi me lo creo Robert.—digo observando su placa.

—Jamás le dejaría mi coche a Abi Miller.—comenta.

—Yo tampoco lo haría.—le doy la razón y alzo la mano.—¿Me ayudas a levantarme de aquí?.—le cuestiono.

Mira mi mano, indeciso, su donut, y luego otra vez mi mano. Resopla y pone los ojos en blanco, sujeta mi mano con fuerza y me levanta.

—Gracias.—le digo y el chasquea los dedos para después giñar el ojo

En serio, es el primer  guardia de seguridad que me  cae bien.

Me quedo allí parada, mirando hacia todas partes, hay tres calles y no sé cual tomar para salir de aquí.

—La calle del medio al fondo, allí coge un carrito de golf y salga de aquí rápido.—dice señalando con su dedo pulgar el pasillo que tiene justo detrás suya.

—Te debo una Robert.—le doy un golpecito en el hombro.

—Con un donut soy feliz.—comenta.

—De acuerdo.—hago el mismo gesto que él  hace unos minutos y continúo corriendo hacia la salida.

Llego al carrito de golf, me monto y lo arranco, ¿sabéis cómo? El dueño de esto es muy inteligente y se ha dejado las llaves puestas.

Bien, hay una pega con todo esto, no sé conducir y tengo que llegar hasta la heladería Cold dónde he quedado con Max, le acabo de poner un WhatsApp y espero que se haya dirigido hasta allí.

—0—

Dejo el carrito de golf como puedo entre dos coches, la gente me mira y algunos toman fotos. En fin, otro escándalo para mi padre, ¿le viene hasta bien no?.

Max está sentando, con la carta entre sus manos y observándome a mi y al carrito de golf, se ríe a carcajadas.

Estúpido.

—¿De dónde te escapaste?—pregunta sin poder parar de reír.

—De un set de grabación estúpido.—le digo seria.

—Pues me parece, Abigail, que vamos a tener que volver en eso.—ambos miramos el carrito de golf.

—Pues vas a conducir tú, Maximiliano, porque casi atropello a un perrito, a una señora mayor, a una familia feliz y esta última iban en un coche.

Max no para de reír. Me encanta ver como mi... ¿novio? Se ríe de mis desgracias.

¿Novio? Max y yo somos... ¿novios? Creo que no se ha parado a pedírmelo ni nada, que confuso es todo.

—¿En qué piensas?.—me cuestiona Max moviéndo su mano delante de mis narices.

—Nada.—le quito importancia.—de vinilla y que le eche Nutella, pero mucha.—digo y sigo mirando la carta.

La hija de Josh Miller®| Terminada✔Where stories live. Discover now