Capitulo Dos

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Ainoha y Jerek Sigori, los Reyes de Sargoth.
No entendían el porque de la situación. Jamás imaginaron que podía pasarles esto. Algo tan horrible.
La reina, destrozada, rota, yacía en su lecho, mirando hacia la ventana que daba a su lado.
Esta se sentía tan vacía, tan muerta

Observaba cada rincón, cada pequeño detalle de la habitación para olvidar su fracaso.
Ya estaba exhausta de llevar niños--en su vientre-- que jamás iban a vivir más de un mes.
Cansada, dolida, con los labios y ojos hinchados de tanto derramar lágrimas, entra su esposo con su dama.

--Ainoha, por favor, no puedo verte asi-- Suplicaba el rey, con ojos húmedos.
Ella no respondía, sólo se quedaba viendo al vacío, quizás pensaba otra forma de no sentir tanto desprecio por ella misma.

Su esposo, el mejor hombre a su lado, que la acompañaba en todo momento, no podia ni siquiera hablarle.
Estaba demasiado decepcionada.

--Todo va a estar bien, lo prometo-- surrando en el oído de la reina, cerro la puerta de la alcoba y la dejó junto a su dama. El debía resolver unos asuntos del reino.

Apenas sintió el sonido de la puerta, rompió a llorar.
Todo se le venía encima, su esperanza, su valor, se sentia indigna de estar con un rey sin poder darle herederos.
Lo habían intentado tantas veces, eran innumerables. Los sacerdotes, los mejores doctores, estaba ahi para ella. Tratando de buscar una cura, pero se les hacía imposible.

Sabrinne, su dama. Se sentó en su cama, le alcanzó un calmante que los sacerdotes habían preparado para ella. Ya lo tenían listo, sabían que cada vez que perdía a un niño se ponía de lo peor.

Ella, acepto sin decir una palabra.

--Señora, por favor, ya va a poder concebir, es sólo un mal tiempo para el reino-- Ainoha se dio vuelta y la miro con fuego en sus ojos.

--¿Cuando?, ¿Cuando? Me voy a morir, mi marido va a morir y no le voy a poder dar un heredero, me siento inutil, me siento que no sirvo-- dijo con bronca y pasó su brazo con fuerza, tiro toda la bandeja con calmantes.

Su dama quiso detenerla, pero esta se puso a tirar todo lo que había en los muebles.
Estaba muy enojada, era entendible, tanto esfuerzo en vano.

A unos metros de la habitación, estaba el rey y su hermano Thais, caminando por los jardines y hablando sobre lo que le habia vuelto a pasar a la reina.

--Ya, hermano mio, no se que hacer-- pronunció el rey, rendido.

--Tienes que convencer a Ainoha que no se rinda, que siga de pie, siempre hay una solución--

--No, no y no, no es como pensas, no para todo hay solución, observanos. ¿Que hemos conseguido? Nada, absolutamente nada.

--Si es como pienso, yo tengo una propuesta, pero no se si la vayas a  aceptar, hermano.
Es algo descabellado, pero puede funcionar.

--No des más revoloteos, decime ya-- contestó el rey impaciente

Su hermano, movía los labios para hablar, pero se arrepentía y volvía a intentarlo y se echaba para atrás.
No sabía cómo decírselo.

--¿Que pensas si....

--Thais, habla

--Está bien, no se como explicártelo.
¿Que pensas si hablas con ellas? Ya sabes quiénes, quizás tengan una solución.

--¿Brujas?

--Si, ellas. Sabes que dicen las leyendas que pueden concederte cualquier cosa, sólo que hagas un trato con ellas.

--No, definitivamente no. ¿Te has vuelto loco? No quiero poner la vida de Ainoha y del reino en peligro.

--Sólo era una idea, quizás esa sea la única  solución, hermano.

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Hola lindas, ¿Como están?
Y bien, ¿Que piensan de la idea de Thais?
Respondan en los comentarios
Disculpen la tardanza, estuve muy atareada. Y dejenmen decirles que es muy difícil que la inspiración venga a mi.
Saludos desde Argentina😘

Evie (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora