Capitulo 17

533 55 4
                                    

Ainoha

Me desperté luego del golpe, sentía un dolor de cabeza impresionante. Todo daba vuelta, la parte de arriba de mi cráneo parecía que caía a pedazos.

Seguramente ahí fue donde me golpeo—pensé

¿Cuánto tiempo me desmaye?

Tocaba mi vientre y entre mis piernas, me alegraba la noticia que no le había hecho nada a mi bebe.

Los sacerdotes me dieron algo para calmar mi dolor, pero les dije que no dijeran nada de lo que les había contado. Eso que vi, quería contárselo yo mismo a Jerek. Sé que se sorprenderá cuando se lo cuente.

Pero... ¿Me creerá?

--Agh—Susurre tomándome la cabeza con ambos manos. Mínimo ruido y sonaba a mil en mis oídos, debe ser la sensibilidad del impacto que todavía no cesa.

Oliver, el sacerdote, era un anciano con la mitad de la cabeza pelada y lo que le quedaba de cabello, lo tenía blanco como la nieve. Un amigo de la familia, que hace tiempo está con nosotros. E Hilario, el más joven, un chico de cabello cobrizo, alto y demasiado nervioso ante mi presencia.

Jerek solía ponerse celoso de Hilario, a mi me causaba la mayor gracia, porque sé que él jamás tendría una oportunidad conmigo.

Soy una mujer felizmente casada—toco mi anillo con orgullo—y no me arrepiento de nada.

--Mi reina—Oliver se inclino a besar mi mano—Ya que esta más estable, ¿quiere que haga pasar a sus familiares?

--¿Mis familiares?—conteste absorta.

--Si, señora. Todos están ligeramente preocupados detrás de esa puerta—la señalo.

Me alegraba que se hayan afligido, pero solo es un simple desmayo, no era que me estaba desangrando. Seguro Jerek los había alarmado a todos. Siempre que estaba preocupado necesita la compañía de otros.

--Por favor, hágalo pasar a él solo primero, y recuerde nada de lo que le conté a nadie

--Si, mi reina. Con permiso—Se dirigió a la puerta y la abrió de par en par.

Escuche como hacían preguntas y murmullos, al parecer todo el castillo estaba aquí.

Todos salieron de la habitación, solo él y yo.

Cuando lo vi, no hice más que intentar una sonrisa. Pero por su cara parecía que no era muy creíble que digamos.

Se acerco hasta que estuvo muy cerca, se sentó en nuestra cama y no hacía más que observarme, sin decir una palabra. Miraba todo, me agarro los brazos, me los levanto. Abrió las sabanas y verifico que no hubiera nada. Estaba revisando todo, hasta los oídos me observo atentamente.

--¡Ay, Ainoha, que susto me pegue!—me agarro entre sus brazos y me abrazo fuerte, como si no lo hubiera visto por años. Seguía pensando que era un exagerado. Pero su preocupación no lo dejo ver lo que de verdad debía verificar: Mi cabeza.

--Estoy bien...--susurre, no quería hablar fuerte, sino provocaba sonidos muy fuertes.

Se separo de mí, me miro una vez más a los ojos y me beso, con tal ternura hasta desbordarme. Su calor, por escasas horas lo necesite tanto. Su lengua tocaba tímidamente la mía, se acoplaban a la perfección. Me tomo de la cintura y comenzó a acelerarse, esto era lo que necesitaba.

La creciente excitación invadía mi cuerpo, comenzaba a desesperarme ante su beso y acariciaba su cara. Me toco mi cabeza, fuerte, y sí que me dolió.

--Agh...--logre pronunciar entre sus labios.

Se detiene y me mira extrañado.

--¿Qué sucede?—pregunto impasible.

¿Cómo se lo iba a decir? ¿Cómo le iba a contar que una especie de demonio me pego con algún objeto en la cabeza?

Bien, era ahora o nunca y si, que se ponía exasperante para que le contara.

--Alguien me ataco...--murmuré cabizbaja.

--¡¿QUE!?... ¿PORQUE NO ME DIJISTE?...—pregunto alterado.

--No me diste tiempo, comenzaste a besarme—me defendí.

Y que maravilloso beso—pensé.--¡No, Ainoha, luego las ensoñaciones!

--¿Quién fue?—pregunto apretando los dientes.

--Ese es el problema, claramente no lo sé...--dije sinceramente.

--¡¿COMO QUE NO SABES?—pregunto exasperado, pasándose la mano por su cabello.

Me hice diminuta por unos segundo, pero ¿Quién carajo se cree para hablarme así?

--Primero: no me trates como una niña, porque no lo soy y segundo: no me grites, porque te estoy hablando con toda la paz del mundo—respondí refunfuñando y mirándolo a los ojos. Quería que supiera que estaba enojándome.

--¿COMO QUIERES QUE NO TE HABLE ASI, SI NI SIQUIERA SABES PORQUE TE DESMAYASTE?

--Un puto demonio o fantasma, o no sé que haya sido, me ataco y me golpeo la cabeza con algo. Estaba revisando mi caja, donde escribo mis cosas...--Solté bramando. Creo que me salía humo, por la furia que llevaba encima, estaba realmente muy enfadada con él. Me estaba cansando.

--¡¿QUE?!

--YA ME HARTAS CON EL "QUE"...--le grite—es eso, ¿Contento?

--Pero como... ¿Cómo era?—Su voz se apaciguo y así, de esa forma, se podía hablar con él. No soportaba que me gritara.

--Tenía el pelo largo, rubio, ojos rojos y una sonrisa tenebrosa. Se acerco hasta mí y me golpeo... No sé qué es eso. --Admití, rindiéndome.

--¡AINOHA, ESO ES IMPOSIBLE!...Lo debes haber soñado...-- Creo que esa diminuta oración colmo el vaso. Esta vez me había cansado.

--¡AHORA NO ME CREES!—le grite y movía mis manos.

--Claro que no, es imposible.

--¿¡ACASO NO TE IMPORTA QUE ME HAYA DESMAYADO CULPA DE ESA COSA!?

--Sigo insistiendo que es un sueño...--murmuro, mirando el suelo.

--Bien, como quieras—Aclare mi garganta,  me acosté, y me tape hasta el cuello. Todos los que me esperaban afuera podían irse bien a la mierda. No quería a nadie.

¿Cómo mi esposo, el amor de mi vida, no me creería? Hasta los sacerdotes le habían dicho que me había desmayado.

Es una pelea tonta—pienso—No, Ainoha, no te rindas. Aprenderá a creerte hasta entonces.

Y caí en un profundo sueño... ese día soñé que volvía a perder a mi bebe.

****
Espero que les haya gustado el capítulo. ¿Les gustaría que hubiera una segunda parte de Evie?

Evie (Pausada)Where stories live. Discover now