Capitulo 14

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--NOOO...

Jerek se despierta, alerta como siempre, y ve que su querida esposa está teniendo pesadilla, se remueve en su lugar de la cama, y murmura molesta, y de sus ojos aun cerrados se deslizan lágrimas aguantando quien sabe que dolor.

La zarandea, la mueve y no consigue despertarla, frunce el ceño, pensando como hará para que funcione. Vuelve a hacer lo mismo, pero esta vez más fuerte. Y gracias a dios, ella vuelve a la realidad.

Ainoha se levanto sobresaltada, con los ojos desorbitados, las gotas de sudor caían de su frente hacia un poco mas debajo de la sien, su respiración era agitada y llena de sollozos, lo primero que vio es a su marido. Pero primero quería asegurarse de la espantosa pesadilla que había tenido.

«Que no sea cierto, por favor»

En su mente no repetía otra frase que no fuese ese, realmente estaba muy asustada. Necesitaba que lo que estuvo en su pesadilla fuera solo eso mismo: una maldita pesadilla.

Ella procedió a sentarse sobre sus rodillas y a levantar su camisón blanco, hasta llegar entre sus muslos y verificar que allí no hubiese ningún rastro de ese liquido rojo y espeso, que ya le había tomado terror, de tantas veces que lo venia venir.

Toco y allí no había nada, solo su piel erizada, por el miedo y nerviosismo que esta se hubiese hecho realidad.

Suspiro aliviada, y se tiro a la cama, la almohada golpeo su cráneo levemente, el que aun estaba atónito, fruncía el ceño y se encontraba al lado de su esposa, claramente su expresión reclamaba una explicación del porque había reaccionado así, de tal manera de calarle los huesos del miedo y preocupación que le había generado.

Debían ser las 8 de la mañana, su reinado comenzaba a las 9, en el palacio no eran de levantarse muy temprano, solo los guardias que velaban toda la noche por la seguridad de sus reyes y el reino. Había dos turnos, el de Black, el general de la Brigada Halcón y Jeremías de la Brigada Águila. Toda la noche les había tocado a los halcones, ya que el sol se está poniendo por encima del horizonte, era hora de que cambiaran de turnos con los Águilas, y los demás descansaran.

Ainoha, lo miraba, sin expresión alguna, sabia que el rey le pediría una explicación, pero esta, la iba a hacer mal, es decir, sollozar y es lo que menos quería hacer. Ya estaba embarazada, su cara debería desbordar felicidad, no como ahora.

--¿Podrías decirme que ha perturbado tus sueños?... Me asustaste...-- pregunta el rey sincero, buscando la mirada de su Querida Ainoha.

Ella suspira, sabe que lo que va a decir, no es nada bueno, y que contarlo no es su deseo.

--Luego te cuento—musitó, lo más despacio posible, que casi su voz es inaudible. Se dispone a levantarse y a cambiarse para evadir el tema. Pero parece que Jerek no está de acuerdo y se para justo enfrente de ella.

No le queda otro remedio que contarle.

Abre su boca para articular una palabra y de pronto siente una punzada en su vientre, algo parecido a un pinchazo, y esa sensación tan extraña hace que por su cuerpo de deslice todo el escalofrió.

--Ag...—Logra pronunciar, y se sienta en la cama, se nota pesada.

--¿Qué ocurre?—Pregunta Jerek alarmado y lleno de dudas y preocupación. Se sienta junto a su esposa, que está ahora tocando su vientre, más bien sosteniéndose. El se sorprende al ver cuán abultado esta. En su cara se produce una sonrisa que casi abarca hasta sus orejas.

Ella se relajo, parece que el dolor en su vientre había cesado, y la dejo mas aliviada. Miro a su marido, que observaba maravillado su vientre. Ainoha no se había percatado hasta ese momento lo grande que estaba y cuan pesado era, con razón se sentía cansada.

Evie (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora