Capitulo 3.

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Lauren caminaba por los pasillos de la empresa con su asistente Natalia pisándole los talones, ésta iba recordándole todos los compromisos del día al igual que iba entregándole los recados que habían llegado, pero por alguna razón Lauren no se concentraba en la conversación, nunca caminaba por los pasillos pendiente de sus empleados pero ese día por casualidad lo hizo y pudo notar cómo más de uno se le quedaba viendo atónito, y la morena no entendía por qué. Quizás se debiera a que era la hija del presidente, o a que quizás iba algo apurada ese día, o quizás siempre lo hacían pero ella nunca se había fijado, el caso era que eso la distraía un poco y le daba curiosidad, así que mientras Natalia iba prácticamente corriendo detrás de ella con un montón de papeles encima, la morena se paró en seco y se giró hacia su asistente quien jadeaba un poco por el esfuerzo de hablar mientras trataba de seguirle el paso a su jefa.

– Natalia, ¿tengo algo en los dientes o me he puesto algo que no combinaba hoy? – Preguntó la morena ladeando la cabeza, con una clara muestra de interés en sus palabras.

Su asistente se le quedó viendo un segundo para luego soltarse a reír en su cara.

– ¿Por qué piensas eso? Te ves tan fantástica como siempre. – Respondió la más bajita.

– No se, todos me miran como si fuese un bicho raro y no me había dado cuenta de eso hasta hoy, por eso te pregunto. – Lauren volteó la mirada hacia sus empleados de nuevo y estos seguían estudiando cada uno de sus pasos, lo que la ponía un tanto nerviosa.

– Debe ser porque a parte de ser la jefa, hoy estás más hermosa que de costumbre. – Le respondió la pequeña sonriéndole, le parecía gracioso que pese a que Lauren era la jefa y siempre rezumaba un aire a autoridad, fuera de hecho un tanto insegura en ciertos aspectos.

Lauren se quedó pensativa un momento, ¿en serio estaba hermosa ese día? Ella sabía que era una mujer guapa, era alta, tenía una grandes curvas, era delgada pero no tanto, su cabello era castaño oscuro. Tenía unas facciones delicadas, unas cejas finas pero no tanto, sus ojos eran de un verde esmeralda hipnotizante. Tenía los labios gruesos pero todo era proporcional a su cara. Y su tono de piel era blanco pálido. Era una mujer muy hermosa, de eso todos estaban claros, y el hecho de que fuera una mujer seria le sumaba muchos puntos, todos siempre hablaban de la seriedad de su jefa, que a pesar de no ser mayor que sus empleados, se comportaba como toda una empresaria, siempre fue así, incluso en la escuela y en la universidad, siempre fue de carácter fuerte y reservada, transmitía un aire a misterio que todos querían descifrar pero nadie se atrevía, nadie era lo suficientemente valiente para desenterrar los secretos de aquella avasallante chica de ojos verdes que inspiraban a cometer los siete pecados capitales, porque eso era otra cosa, aquella chica tenía un sex appeal envidiable, no era exagerada pero tampoco mojigata, era reservada pero no petulante, algunos llegaban a pensar que era odiosa y creída antes de poder conocerla, pero al hacerlo se llevaban una gran sorpresa. Todo en ella era y parecía perfecto, sin embargo ella nunca se había visto a si misma como una sex symbol ni nada por el estilo, sabía que era guapa y con eso le bastaba. Y al ser una Arquitecto y la Vicepresidente de la Constructora de su padre, siempre trataba de estar de punta en blanco, quizás ese día se le había pasado la mano. Llevaba el cabello liso, porque a veces le gustaba lucir un tanto diferente, y llevaba un falda negra alta que le llegaba a un poco más arriba de las rodillas y una blusa azul un tanto holgada sin mangas, quizás si lucía hermosa ese día y no lo había notado. Parte de ser una Jauregui era ser prácticamente perfecta, su hermano y ella eran como unos dioses del Olimpo, nadie sabía qué comían en esa casa pero todos querían averiguarlo.

Lauren llegó a la oficina de su padre con Natalia pisándole los talones, a veces olvidaba que la pelinegra era mucho más baja que ella y por eso solía quedarse atrás. En la oficina se encontraban dos señores de traje muy bien vestidos, cada uno con un portafolio en sus respectivos regazos. La oficina de su padre era mil veces más grande que la de ella así que estar allí dentro la hacía sentirse bastante pequeña.

Love Only; Camren.Where stories live. Discover now