Capitulo 33.

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NEW YORK, USA.


Dinah Jane se encontraba sentada en la cama de Lauren mientras veía a la ojiverde empacando sus cosas en una maleta. Suspiró con tristeza al saber que su mejor amiga se iría y que lo más probable es que no volviera. Al menos no en un futuro cercano. Dinah miró a la morena guardar su ropa con delicadeza y movimientos tranquilos sin prestarle atención. Iba a extrañarla muchísimo porque en poco tiempo esa mujer se había convertido en una de las personas más importantes para ella, pero no podía retenerla. Ya nadie podía.

La ojiverde cerró la maleta con cuidado al tiempo que tomaba de la mesa de noche su cámara fotográfica con una tierna sonrisa. Dinah sonrió con ella, verla feliz era algo que siempre le alegraba. Más que nada, porque no era algo habitual en ella.

– Te voy a extrañar, Laurenza. – Susurró Dinah haciendo que Lauren levantara su mirada de la cámara para fijarla en ella.

– Yo también a ti, Jane. – Respondió la ojiverde con una pequeña sonrisa en su rostro mientras se sentaba junto a ella en la cama.

– ¿Estás segura que no vas a volver? – Preguntó la polinesia como por cuarta vez ese día.

– Quizás lo haga, Dinah. Ya veremos. – Suspiró Lauren para luego mirarla.

– Lo terminarás haciendo. No puedes vivir sin mi. – La polinesia se echó el cabello a un lado mientras se daba aire con la mano haciendo reír a Lauren, como sólo Dinah sabía.

La risa de la ojiverde fue menguando sin dejar de mirar a la rubia. La iba a extrañar, claro que lo haría. Pocas personas entraban a tu vida y se adueñaban de tu corazón tan rápido como lo había hecho Dinah con ella. Vagamente le recordaba a la forma en la que Camila también se había ganado todo su amor en tan poco tiempo. De hecho, las dos tenían ciertas similitudes en sus personalidades. Lauren sabía dentro de ella que si se conocieran, de hecho serían muy buenas amigas.

– A todas estas, ¿a dónde irás? – Preguntó Dinah con el ceño fruncido ya que Lauren aún no se lo había mencionado.

– Es un secreto. – Respondió la ojiverde poniéndose de pie con la cámara en sus manos para guardarla en su bolso.

– Ah no, a mi no me comprarás con esa carta. – Lauren miró a la polinesia por un momento cuando ésta comenzaba a fruncir el ceño y cruzarse de brazos mirándola. – No saldrás de aquí hasta que no me digas a dónde vas. No eres un puto juego de caza del tesoro así que escupe la sopa. –

– Australia. – Mintió la ojiverde dándose la vuelta para no tener que mirarla. Odiaba tener que mentirle pero ciertamente ella no quería que nadie supiera a donde iría. Por mucha confianza que le tuviera a Dinah, y aún sabiendo que ésta no conocía a nadie cercano a ella, no podía arriesgarse.

– ¿Australia? Dios Lauren, cómo te envidio. – Escuchó decir de Dinah que comenzó a mirar todo a su alrededor con nostalgia. Esos eran lujos que ella ni en sus más locos sueños podría llegar a permitirse. No cuando toda su familia dependía de su sustento y el de sus padres para vivir.

– Sabes que no voy de vacaciones. – Sonrió la ojiverde mientras se colgaba el bolso de la cámara al hombro.

– Si, si. Sé que te vas porque esa vieja amiga tuya que es modelo te llamó para que fueras su fotógrafa y la ayudaras en su nuevo estudio. – Y en eso no había mentido Lauren.

Su vieja amiga Alexa Ferrer la había llamado hace un mes de sorpresa pidiéndole ayuda en su nuevo estudio. Alexa era modelo, una de las más hermosas si Lauren se podía admitir. Eran amigas desde pequeñas pero sus caminos se vieron irremediablemente separados con el pasar del tiempo. Lauren no tenía ni idea de cómo Alexa había llegado a conseguir su nuevo numero y no le extrañaría que su madre hubiese sido participe de eso. En cualquier caso, la propuesta que la modelo le había hecho era algo que la ojiverde no iba a poder rechazar.


Love Only; Camren.Where stories live. Discover now