Capitulo 21.

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No hay peor fotografía que la que nunca fue tomada.

Es preciso decir que una vez que tu vida toma una cierta rutina, lo más adecuado para el ser humano es adaptarse a ella. Porque así es el humano, se adapta a las circunstancias, porque no cree posible que las circunstancias en realidad se puedan adaptar a él. Y una vez que te adaptas a tu rutina, se supone que comienzas a desempeñarla como un autómata cada día porque se vuelve como respirar. Se supone.

Se supone porque claramente Lauren Jauregui no era practicante de ésta teoría. Comenzaba a pensar que no importaba cuánto tiempo llevara ya en la empresa, nunca se acostumbraría al nivel de trabajo y estrés que tenía últimamente.

Y si, sería mucho más sencillo simplemente delegar la mayor cantidad de responsabilidad a sus empleados, pero con Lauren Jauregui lo sencillo no servía. Ustedes podrán decir que se trataba de una ególatra que sólo quería que el resto pudiera ver cómo era ella la que se encargaba de todo sin rechistar. Pero lo cierto es que Lauren prefería hacer las cosas ella antes que dejárselo a alguien más y que éste lo hiciera mal, cargándola doblemente de trabajo.

Porque si, la ojiverde a veces olvidaba que sus empleados eran humanos y que es de humanos equivocarse. Pero a veces también olvidaba que ella también era una humana. Y que ningún humano en su sano juicio debía pasar por todo el estrés que la consumía a ella diariamente.

– Siento molestarte Lauren, pero recuerda que a las tres tienes la reunión con Latam Corp. – Escuchó decir la morena a su secretaria que se encontraba parada en el umbral de la puerta con su típica iPad en mano.

Lauren simplemente asintió y regresó su atención a la pila de informes que tenía sobre su escritorio. Pudo escuchar vagamente cómo Natalia cerraba de nuevo la puerta dejándola sola y suspiró. Hoy iba a ser un largo día. No sabía exactamente cuánto tiempo llevaba así, sentada leyendo y leyendo, repasando cada informe que Natalia le pasaba. Con su laptop abierta con los detalles del proyecto que había que corregir.

– Amor, ¿vamos a almorzar? –

Lauren levantó la mirada rapidamente al escuchar la voz de Camila frente a ella. Ni siquiera había escuchado cuando la puerta se cerró.

– Hoy no puedo amor, estoy bastante ocupada. – Notificó la ojiverde con la mirada perdida tratando en lo posible de no sonar malhumorada para que Camila no se preocupara.

– Oh, ¿quieres que te ayude? – Se ofreció la latina preocupada al ver a su novia tan ida.

– No amor, no te preocupes, ve tu a almorzar. – Respondió sin mirarla, enfocando su atención en la computadora.

– Bueno, si quieres esta noche podemos ir a tu casa para que te prepare la cena y te relajes un poco, linda. – Dijo Camila más alegre mientras se apoyaba sobre el escritorio y le dejaba un tierno beso en la frente que irremediablemente le sacó una pequeña sonrisa a Lauren por más que lo evitara.

– Está bien. – Respondió medio distraída por el trabajo y por el beso.

Camila frunció el ceño pero rapidamente sacudió la cabeza para restarle importancia. Lauren siempre se ponía de esa forma cuando tenía mucho trabajo. Y aunque ella deseara ayudarla, sabía que sólo la estresaría más con la discusión que irremediablemente tendrían por ella no querer ayuda. La latina salió tan rápido de la oficina como entró y se fue, dejando a la ojiverde sumida en su trabajo de nuevo.

Poco tiempo después, o así lo sintió cuando en realidad ya habían pasado dos horas, se apareció Zayn en su oficina con una torre de papeles en las manos, casi tan estresado como Lauren estaba, sólo que a él las ojeras no se le notaban demasiado como a ella.

Love Only; Camren.Where stories live. Discover now