Catorce.

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Editado.
L

unes, otra vez.

Había decidido no ir al colegio hoy, porque sí. Le dije a mi madre la excusa de los «problemas femeninos»… ya saben, el período y el dolor, y bla bla bla.

Por suerte logré convencerla y me dejó no ir al infierno.

Pasé toda mi mañana de aquí para allá en mi casa. Escuchando música, haciendo karaoke, viendo la TV, etc.

Eran al rededor de las diez de la mañana, cuando sonó el timbre de. Me extrañé un poco, sabiendo que nadie venía aquí a esa hora y que por lo general ninguno de nosotros se encontraba aquí los demás días en este horario.

Así que, por precaución, tomé un sartén de la cocina y volví a la puerta. El timbre volvió a sonar.

Me coloqué en posición, con el sartén listo para atacar y abrí lentamente la puerta. Una sorpresa me llevé cuando vi a un Sehun parado.

Bajé el gran arma, y relajé el ceño. Solo era Sehun.

—Sehun, ¿qué haces aquí? —pregunté —. Deberías estar en clase.

Mi amigo se encogió de hombros y pasó a mi casa, relajado.

—Lo sé, pero estaba preocupado por tí —respondió —. Por cierto, ¿que haces con eso?.

Y ahí me di cuenta de que seguía con el sartén en mi mano. Lo escondí en mi espalda, avergonzada y volví a la cocina para guardarlo. Una vez hecho eso, volví con Sehun.

—Nada. Ahora que ya sabes que estoy bien, puedes irte. —dije y caminé a la puerta, pero levanté una ceja al ver que no se movía de mi sofá.

—¿Ya me estás corriendo? acabo de llegar. —se quejó.

—No… no es eso —negué —. Es que no debes perderte más clases.

Sehun rió como si hubiera dicho la cosa más estúpida del mundo, y luego me di cuenta de que era así; ya había perdido la cuenta de cuantas veces él había faltado a clases.

—Bien, ya que no te irás —caminé hasta sentarme a su lado —. ¿Quieres ver una película conmigo?

—Sí, claro —se encogió de hombros —. ¿Cuál veremos?

—No sé el nombre, pero el actor está caliente. —dije emocionada, y vi a Sehun rodar los ojos divertido.

(…)

Me encontraba en los pasillos de la escuela, acababa de ir a la oficina del director para entregar unos papeles sobre un viaje que haríamos el siguiente jueves. O sea, dos días porque es martes, o un día si no contamos este.

En fin, estaba emocionada, siempre me habían gustado los viajes. Y más cuando era escolar, ya que podía ir con mis amigos y compartir momentos juntos. Que cursi, lo sé, pero era divertido.

—¿Feliz? —preguntó Chanyeol, sumándose a mi.

—Sí, no puedo esperar al viaje. —reí y vi una sonrisa en su cara.

—Lo sé, yo tampoco —dijo para luego parar en seco —… espera, ¿iremos a un campamento, verdad?, ¿tendremos que dormir en carpa?

—Sí —asentí, confundida y bajando la velocidad al ver a mi amigo parado —, ¿desde cuando te molesta?.

Channie negó con la cabeza y siguió caminando, cosa que yo imité.

—No es eso, el problema es Baekhyun —rió bajito —. ¿Cómo lo haremos dormir en una carpa?.

Mi amigo tenía razón, ¿cómo diablos íbamos a hacer dormir a Baek en una carpa, cuando ni siquiera puede hacerlo en el piso de mi cuarto?.

—¿Acaso escuché mi nombre? —apareció mi otro amigo de la nada.

—¿Y tú de dónde saliste? —pregunté, algo sobresaltada por su repentina aparición.

—De la vagina de mi madre, Sookie, creí que ya sabías eso. —dijo obvio, y le di un golpe en su nuca.

—No te pongas idiota, Baek. —reí.

—Ay, ya, no me pegues —agitó sus manos en forma, inservible, de defensa —. ¿Por qué hablaban del fantástico y apuesto Byun Baekhyun?

Miré a Chanyeol, haciendo señas para que se callara; no quería que Baek se enterara de que tendría dormir en el suelo y al aire libre. Porque el pobre seguro pensaba que habría un hotel, o al menos una cabaña, y si se enteraba sobre la carpa no iría.

Al parecer, el alto entendió mi gesto y se apresuró a responder.

—Solo hablamos de tu nuevo grano. —se encogió de hombros y quise pegarle; ¿un grano, en serio?

—¿Qué?… ¡¿un grano?! —mi mejor amigo tocó su cara, desesperado, en busca de alguna imperfección —. ¿Dónde, dónde?.

—Justo ahí —tocó su mejilla izquierda —. Es horrible, da náuseas, pero no te preocupes, yo te ayudaré. Ven, vamos.

Chanyeol se llevó a un preocupado Baekhyun hacia el baño, o supongo que iban al baño. No sé como diablos Channie iba a hacer que Baek siguiera creyendo que tenía un grano, ya que mi mejor amigo buscaría de inmediato un espejo para poder arreglarse y se daría cuenta de que no hay ningún grano en su mejilla. Y seguramente mataría a Chanyeol por mentirle con ese tema, y luego a mí por no decir nada.

Pero primero mataría a Chanyeol, así que no me preocuparé por ahora.

(…)

Salí de clases, había logrado irme una hora antes ya que mi profesor de la última clase no había asistido. Mis otros amigos estaban en clases, y en casa me aburriría, así que decidí pasar el tiempo en otras cosas. Decidí ir a una cafetería nueva, cerca del colegio, ya que tenía hambre.

«Dulce Café» leí el nombre del local. Debajo de este había otro cartel que indicaba que el lugar estaba abierto.

Entré. El aroma a margaritas invadió mis fosas nasales, sin duda tenían un perfume de ambiente muy fuerte.

El local era muy bonito, a decir verdad; la decoración era delicada pero no llegaba a ser tan de muñeca. Había poca gente, lo imaginé gracias a que no era una hora libre para muchas personas.

Me acerqué al mostrador, en donde estaba una chica que se veía de uno o dos años mayor que yo. Su pelo era rubio, notoriamente teñido gracias a las raíces negras, tenía un aro en la nariz y un exagerado maquillaje, aunque le quedaba bien.

Definitivamente, el estilo de la chica no tenía nada que ver con el lugar. Ella daba un aire misterioso, pero no se veía muy amigable o buena, más bien se veía problemática. Pero no debo juzgar son conocer.

—Hola. —saludé con la mejor sonrisa que pude.

—Buenos días —al menos era amable —, ¿qué llevarás?

—Eh —miré las opciones colgada por encima del mostrador, en un cartel —. Un capuccino de avellana.

Vi como ella anotó todo en papel, para luego mirarme y decir:

—Enseguida sale.

—Sí, gracias. —sonreí y caminé hacia una de las cuantas mesas desocupadas.

¡Hey, Sehun! [Oh Sehun]Onde histórias criam vida. Descubra agora