Treinta y cinco.

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Editado.

Desperté con un malestar en mi cuello, había tenido un sueño extraño.

Me extrañé al ver que estaba en sofá y no en mi calentita y cómoda cama. Sentí un peso en mi hombro y cintura. Así que, asustada, giré mi cabeza hacia la persona tras de mi.

Lamentablemente, comprobé mi idea, nada había sido un sueño. Sehun estaba conmigo, había pasado la noche conmigo.

Y lo había abrazado, y besado, y había dormido con él.

Solo una palabra se repetía en mi cabeza: mierda.

Mierda, mierda, mierda.

¿Cómo iba a mirarlo ahora? ¿cómo iba a  hablarle, cómo iba a tratarlo? ya no podía refugiarme en mi falso odio, ¿qué debía hacer?.

Miré hacia el perchero, que se encontraba a un lado de la puerta, mis padres no habían venido. Luego heché un vistazo a la ventana, ya no llovía, así que mis padres vendrían en cuanto despertaran. Aún tenía tiempo, la casa de mi abuela estaba lejos, se demorarían como media hora.

Sehun se movió, temí que despertara.

—Buen día. —saludó dormido, y sentí el agarré en mi cintura hacerse mas fuerte.

—Hola. —murmuré nerviosa, seguía sin saber qué diablos hacer.

Me di vuelta para ver su cara, en cuanto lo hice abrió los ojos. Su rostro no decía nada, parecía tranquilo, lo opuesto a mí en este momento.

Me levanté rápidamente, notando su mirada en mi espalda. Recogí algunas toallas que estaban en el suelo y caminé a la cocina.

No lo escuché quejarse ni decir nada. Ambos estábamos callados.

Hice lo que mis pocas habilidades en la cocina me permitieron; tostadas. Me sentí mejor al ver que no había quemado nada.

Recordé el día en el que Sehun y JungSeok intentaron hacer un pastel, un intento obviamente fallido. Reí con un sentimiento amargo en el pecho, ¿por qué me sentía así?.

Volví con la comida a la sala, no era tan mala como para no darle de comer a mi invitado.

—Gracias. —sonrió de lado y se reincorporó.

Eso era todo. Palabras secas. El ambiente era tan tenso e incómodo.

Miré otra vez a la ventana mientras comía, evitando la mirada de Sehun, intentando despejar mi mente. Sabía que él tampoco estaba cómodo.

Sentí como se levantaba y caminaba a mi lugar, luego se dejó caer a mi lado.

—¿Qué miras? —me preguntó.

—No sé —me encogí de hombros —. El día, la ventana, el cielo, no sé.

Asintió, sin dejar de mirarme. Giré la cabeza para hacer lo mismo, no me había dado cuenta de que estábamos tan cerca.

Vi como su rostro se acercaba al mío, lentamente. Pero no podía dejar pasar eso otra vez, no podía jugar con sus sentimientos así, puesto que sabía que no habíamos resuelto nada.

Lo de la noche anterior fue un error, solo eso.

Alejé mi cabeza, tiré mi cuerpo hacia atrás, incómoda.

—¿Qué haces? —susurré, mirando directo a sus ojos.

—Yo... solo creí que... —tartamudeó, tímido.

De repente parecía un cachorro, vergonzoso y tímido, como si yo fuera a herirlo. Aunque de algún modo sí lo había lo herido.

—¿Creíste que todo estaba resuelto? —pregunté, conservando mi tono bajo —. ¿Tu creíste que olvidé todo?

Lo vi dudar, intentando saber que decir.

—Sí. —dijo, bajando su cabeza, apenado. Parece como si hubiera descubierto algo que no quería saber.

—No es así —acaricié su pelo, sin saber por qué —. No he olvidado nada, Sehun, nada está resuelto.

Sabía que él no lloraría, tanto como sabía que lo estaba lastimando. Parece insensible, sí; decirle que no estamos bien luego de que alguien importante para él hubiera muerto. Pero quería evitar crearle falsas ilusiones, lastimarlo más en un futuro.

Luego de unos minutos, en los que no dejé de acariciar su suave cabello, apartó mi mano de su cabeza. Levantó la vista, tímido, y suspiró.

—¿Me odias? —preguntó, su voz se quebró a mitad de la pregunta, como si tuviera miedo a que yo dijera que sí.

Ladeé la cabeza, observándolo curiosa.

—No. —negué rápidamente, pero no parecía aliviado.

No lo odiaba, lo había aceptado la noche anterior, no podía odiarlo. Nunca lo había hecho, solo creía que lo hacía. Pero la furia es completamente distinta al odio.

Solo estaba herida, enfadada, triste. Y notar que él estaba perfecto me ponía peor. Pero no era odio y jamás lo había sido.

Y cada vez que había dicho que lo odiaba, había mentido.

—¿Me quieres? —volvió a preguntar, esta vez más tranquilo, sin soltar mi muñeca con la mano que había usado para quitarla de su cabeza.

¿Lo quería?

Esa pregunta se repetía en mi cabeza, una y otra vez. Mi mente estaba ahogada.

Estaba segura de que no quería que nada malo le pasara, que me dolía verlo roto como ayer en la noche, que no le deseaba nada malo, que me causaba calma saber que él estaba bien, que me gustaba besarlo, que no quería lastimarlo. ¿Pero eso era quererlo?.

¿Realmente quería a Oh Sehun?

—No lo sé. —dije, con la pura verdad. No sabía porque no sabía la definición de querer.

Su mano soltó mi muñeca. Lo había lastimado, me sentía mal. Pero lo había lastimado con la verdad, y prefería eso a hacerlo feliz con la mentira.

—Yo a ti sí te quiero —dijo, alejándose un poco de mi —, mucho.

Suspiré con pesadez. Estaba confundida.

—Mis padres llegarán en nada —dije, aunque solo era una excusa —, creo que es hora de que vayas a casa.

Lo noté triste, no quería irse, pero debía hacerlo.

Yo quería estar sola, pensar y aclarar todo para mí misma. Luego aclararía todo con él.

Tomó su celular y se puso de pie, imité su acción.

Caminó hasta la puerta, sin siquiera girarse hacia mi, giró la perilla rápidamente.

Aún estaba a tiempo de resolver las cosas con él, de decirle que se quede. Pero no podía, simplemente no era lo correcto en en ese momento.

—¡Sehun! —lo llamé y se giró rápidamente hacia mi, serio —. Ten cuidado, por favor.

Asintió y me dio una media sonrisa, para luego irse.

Ahora sí, estaba sola y tenía tiempo para mi misma.

✏✏✏

안녕하세요!!

¿Qué tal?

Yo estoy EMOCIONADAAAAAAAAA.

Ocz, calm down.

Ya empiezan los últimos caps, im dying.

Espero que este les guste, y si les gusto ya saben que hacer.

Sin más, me despido.

¡Adiós!

-FxckingTae (aka. Lola)

¡Hey, Sehun! [Oh Sehun]Where stories live. Discover now