~D I E C I N U E V E~

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"Mientras más bueno eres más te apedrea la vida, mientras más malo y avaricioso más te premia y te elogia" Kylar 

Grecia

Paz es lo que se respira, más que paz es una tranquilidad que cura el alma. Me siento como si me encontrara en una capsula herméticamente cerrada cuyo cierre no permite le entrada de ningún tipo de ruido, de ninguna clase de preocupación pues está tan bien sellada que es prácticamente imposible penetrarla.

Todo lo que antes he pasado lo he dejado atrás, ya no hay dolor corporal persistente en mí, ahora la sensación es de libertad total como si mi alma se hubiera separado de mi cuerpo, encontrado la máxima excelencia, el clímax de la calma y la tranquilidad. Tal vez sea un estado por el cual pasa mi cuerpo para poder recuperarse ya que lo recientemente vivido no es fácil de asimilar, necesito al menos un descanso y mi cuerpo lo sabe.

Estando en medio de esta oscuridad me siento inmutable como si fuera un mueble, existiendo sin existir realmente. Creo que estoy en un rincón recóndito de mi mente.

—Ella despertará cuando su cuerpo lo crea necesario, simplemente es un letargo, se está tomando el tiempo de sanar desde dentro. Solo nos queda esperar y armarnos de paciencia. Tranquilos, ella despertará— una voz incorpórea parece penetrar la oscuridad y llegar hasta mí, apenas entiendo un par de palabras, el mensaje me llega de una manera floja.

Siento que toman mi mano, es un toque suave que hace despertar a mi cuerpo de la somnolencia pues reconoce el toque de esa mano, las grandes palmas que con un dedo repasan el contorno de mis dedos, me llaman a levantarme. Las manos del ángel de ojos azules.

Ese contacto se va, provocando que me sienta desolada, quiero el contacto de esa palma, me calma y me agrada. Intento con todas mis fuerzas abrir mis ojos, pese a sentirlos totalmente cansados. Poco a poco voy siendo consciente de cada una de las partes de mi cuerpo, lo primero que siento que puedo mover son los dedos de mi pies, es como una inspección mental, soy consciente del dolor atenuado, tal vez con calmantes, de mis muñecas. Aún no consigo abrir mis ojos, pero es un avance que pueda mover al menos los dedos.

Escucho la voz de una mujer hablando, esa voz es de Mackenzie. Mi cuerpo me incita a levantarme, mis parpados ya no se sienten tan pesados por lo que intento moverlos, teniendo éxito en ello.

La luz impacta en mis ojos, ocasionando que los cierre durante un momento, los abro solo un poco para que unos minutos bastantes largos, estos se acondicionen al lugar.

Lo primero que soy capaz de divisar es el techo. Registro el lugar dándome cuenta de que es una habitación de hospital, completamente blanca, parpadeo rápidamente, en el momento que diviso a dos personas a mi izquierda, las voces que anteriormente califiqué como la de Mack y el desconocido se encuentran cuchicheando.

—¿Grecia?— al parecer se dieron cuenta de mi presencia consciente en la habitación. La mujer se mueve con un poco de dificultad hacia mí debido a un bulto de tamaño mediano localizado en su vientre. "¿Desde cuándo está embarazada?" pienso. El medico se acerca a la pared y acciona un botón que hace que la cama se mueva y quede en una postura entre sentada y acostada.

—Hola...— mi voz sale entre cortada y raspando mi garganta, que se sienta más seca que la zona desértica del Sahara. El médico me mira examinándome.

— ¿Cómo te sientes?— pregunta a la vez que Mack me extiende un vaso de agua. ¿De dónde salió? Ni idea, pero agradecía la humedad que me proporcionó una vez lo bebí con ayuda de Mack, me resulta pesado levantar las manos. Unos minutos pasan, intento responder pero mi voz apenas sale en un susurro, Mack se encuentra con lágrimas en los ojos.

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