~T R E N T A I D Ó S-

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KYLAR

El camino al hospital se siente largo, horriblemente largo. La desesperación, el dolor y la convulsión son parte de mi sistema. Estoy muy asustado, buscando algo que no logro encontrar y que parece que he olvidado.

Esta ambulancia va a toda pastilla al hospital mientras un paramédico intenta con todas las fuerzas que tiene mantenerme despierto. No logro discernir entre lo que es bueno y lo que es malo, ya ni siquiera lo intento porque hasta pensar duele. Cada vez que lo hago noto como un vacío en mi puño cuando intento cerrarlo, a pesar de no ser un espacio sin nada, así lo noto. Es como si mi cuerpo notara que algo importante le falta, no sabe que es e intenta por todos los medios recuperarlo.

Con un poco de alcohol consiguen que baje de mi nube y pueda prestar un poco de atención al médico que me pregunta si siento su dedo al tocar mi cabeza, realmente no siento nada y eso me asusta como la misma mierda. Puedo ver al hombre, con sus manos enguantadas, intentando llamar mi atención, sin embargo,  no tengo control de absolutamente nada, me desespera, me bulle en la piel.

Maldita impotencia.

La anestecia que el medico aplicó cuando notó que no estaba bien, hace mella en mí, tanto que ni siquiera soy capaz de percibir las manos del médico al pasar delante de mis ojos. Mi garganta se encuentra seca, necesito agua, sin embargo, aquí no hay, porque el agua que necesito no sé ni donde podré encontrarla. Necesito algo, algo que no puedo recordar y que se me hace el triple de difícil cuando comienzo a marearme.

Finalmente caigo en un sueño profundo, relleno de incertidumbre y desesperanza por encontrar algo que no sé.

Definitivamente hay vidas que están destinadas a la mierda.
GRECIA

Me duelen muchas zonas de mi cuerpo, tantas que no puedo ni identificar cual de todas es la más grave, la que más me afecta. Es un dolor sordo que no me permite reaccionar, que me deja inmovil en esta camilla lamentándome  de no poder estar de pie.

El paisaje es desolador, dentro de la ambulancia todo me resuena, puedo ver los aparatejos moverse con el vaivén de las ruedas. La máquina se desplaza endemoniada por las calles, unos simples agarres en una camilla impiden que me vaya hacia los lados cuando da un giro de repente por las prisas.

Las sirenas de esta suenan a todo volumen dando aún más énfasis a la catástrofe que acaba de azotar a la capital catalana. La sensación que ahora mismo tengo es la de mareo, absolutamente todo me da vueltas, la vida me da vueltas y puede que la vida de otras personas también la den.

Alarmada en medio de mi desesperación intento voltear mi cabeza para localizar a Kylar, encontrándome con la aterradora realidad de que no se encuentra. Su cuerpo grande e imponente no se encuentra a mi lado. ¿Cómo es posible?, ¿he hecho algo malo para merecer todas y cada una de las desgracias que me están pasando?.

Uno de mis ángeles se encuentra en paradero desconocido, ¿alguien puede darle mi número para que me llame?.

Me estoy volviendo loca  Yo lo vi, el iba a mi costado. Yo no salí sola de mi casa, ¿por qué él no está conmigo?, ¿qué está pasando?.

Intento recordar los últimos minutos y siento como me duele la cabeza, soy incapaz de dar marcha atrás al inicio de la tarde. Soy incapaz de recordar y eso me hace sentir tan vulnerable como los polluelos ante un águila acechante. El corazón me martillea, me consume. Mi pulso se acelera y las máquinas lo notan, tanto que el pitido de éstas me enervan y me ponen aún más nerviosa. Quiero escapar de esas correas que me tienen apresada, me trae tan malos recuerdos, ocasiones de mi vida que no quiero volver a recordar jamás y que gracias a este asqueroso día están volviendo.

Los paramédicos, ya de por sí con prisas, se acercan a mí para revisar que todo se encuentre bien. Nada nunca volverá a estar bien.

¿Por qué él no está?

Las lágrima son mi más fieles compañeras en esta nueva travesía que vivimos. Siempre en la casilla de salida para sacar toda la tensión fuera.

-¿Y mi novio?, ¿dónde está?

A pesar del dolor que siento intento moverme para salir a buscarlo.

-Señora, tranquila. Pronto llegará al hospital y podremos llamar a sus familiares. Tranquila, necesitamos que se relaje.

En ese momento recordé que yo tenía algo, más bien alguien que proteger y no hice más que preguntar.

-¿Mi bebé, mi bebé está bien?-la desesperación estaba impresa en cada una de las ondas que componen mi voz 

Los paramédicos guardaron silencio y me inyectaron algo que ocasionó que todo mi mundo se relajase hasta llegar a la tranquilidad inhóspita y desesperante del color negro.

Una oscuridad que no sabe a paz, sino a ágrio infierno. Es como tener la sensación de florar encima del fuego, tan cerca de quemarte de las llamas que desespera, pero a la vez tan lejos que impide tu muerte. Para mí, las llamas eran estas nuevas lesiones causadas por un psicópata desalmado y ese fuego interior que me quema la piel, la falta de información.

Ahora no te veo mi dulce cielo, pero pronto lo haré.

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Parte #1 del final= Hecha.

Buen día corazones. :)

KYLARWhere stories live. Discover now