~V E I N T I S I E T E ~

2.6K 143 35
                                    

"Ella era una pregunta en el aire, y una respuesta sin sentido". Juliana Velázquez

Grecia

Desperté con las sabanas enredadas en el cuerpo, con su espalda pegada a mi pecho y con él acurrucado en dirección contraria a mí. Retiré mi mano de su cintura para quitar las sábanas de mi cuerpo y poder ascender en la cama hasta colocar mi cuerpo sentado, recostado en el cabezal.

Me dediqué a ver su rostro, Pacífico, notando sus pequeñas imperfecciones, en las que por falta de tiempo o atención, no había reparado. Tenía unas pecas minúsculas en las mejillas, su expresión relajada le quitaba unos cuantos años de encima, parecía un niño. Sus pestañas se pegaban debajo de sus pómulos, estas eran inusualmente largas y de un ópaco que cantaba dentro de su rostro pálido. Su nariz es recta y fuerte un poco chata por estar recostada en la almohada. Por último, sus labios gruesos y tersos, con una textura húmeda que se aprecia cada vez que pasa su lengua por ellos, para, después, continuar durmiendo. De ellos sale su respiración fuerte, y un pequeño hilillo de saliva, que lejos de asquearme, me enternece.

Tiene ese aire de relajación que hace tiempo no veía. Posee esa tranquilidad que me invade. Su olor, su sola prescencia hace que la mía permanezca alerta consciente de su presencia. No sé que habría hecho si el destino no llega a poner a este hombre en mi camino.

Amo todo de él, su carácter un poco brusco, su temperamento muchas veces impulsivo, pero con un gran corazón me enternece y me atrae, siempre buscando hacer las cosas lo mejor posible, mirando por su bien y el de los otros. De vez en cuando peca de ingenuo, otras veces de ser un tiburón.

Acaricio su cabello caramelo, cosa que hace que se tranquilice aún más si es posible y se acomode contra mí. Más bien parece que quien da seguridad no es él a mí, sino yo o a él, y que precisamente es él quien la busca en mí.

Hace tiempo que no estamos de una manera carnal, y la verdad estoy esperando con ansias ese momento. Tengo muchas ganas de volver a empezar con él, de dejar todo el pasado atrás aunque sea difícil, aunque mi cuerpo me recuerde cada herida, cada situación horrible que he pasado, cada golpe.

Me levanto con cuidado de la cama y me coloco de pie delante del gran espejo situado a la derecha de la gran cama. Voy desprendiendo cada superficie de tela existente, hasta quedar semidesnuda. Solo en ropa interior. El horror vivido vuelve de nuevo como centelladas, el horror cuenta historias en mi piel, historias que hoy no quieren ser escuchadas.

Puedo sentir aún como cada una de las cicatrices fueron hechas. Miro la más grande, una especie de línea sinuosa que se extiende desde debajo de mi pecho izquierdo y abraza parte de mi espalda hasta llegar a mi glúteo derecho. Es de un color rosáceo, la piel ya ha crecido, sin embargo, la marca se ve. La toco y no puedo evitar sentir el dolor de su aparición, no puedo evitar recordarme llorar mientras esta estaba en sangre viva. Muchas otras se extienden a lo largo de mi piel, son recordatorio permanente de lo que nunca ha de volver a pasar. Recordatorio de lo que pasó, mi mayor infierno.

Noto movimiento detrás de mí y seco rápidamente mis lágrimas, mi sufrimiento no tiene por qué padecerlo otro. Demasiado tarde. Él está detras de mí, viendo a mis ojos y no con lástima como esperaba, sino con una especie de admiración.

- Pequeña, no llores. - pasa sus manos debajo de mi sujetador posándolas en la parte superior de mi abdomen, y pega mi pequeño cuerpo al suyo, su rostro se pierde en mi cuello. - Has soportado demasiado como para derrumbarte ahora. Míralo como una victoria ante la adversidad. Esas cicatrices solo son la voz de tu fuerza y de tu resistencia.

No pude evitar soltarme a llorar. Aún sigo sin creer que me elejara de él, cuando él es mi mejor bien. Su voz ahogada aún me animaba, y mi llanto crecía. Simplemente puedo decir que necesitaba desahogarme. Al igual que lo necesito a él.

KYLARWhere stories live. Discover now