~V E I N T I C I N C O~

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"Cuando vayas de fiesta, vigila tu vaso."

KYLAR

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KYLAR

Me siento cansado, harto, derrotado y con unas inmensas ganas de mandar todo a la mierda.

Llevo esperando y esperando y esperando por algo que no parece llegar. El collar con su cadena cuelga de mi cuello con una viveza que arrasa, con una vitalidad insuficiente para sacarme de este hoyo de depresión. Me estoy cansando de esperar, ya fui demasiado paciente. Y si ella no ha venido aún es porque realmente ya no piensa venir. Tal vez encontró a alguien muchísimo mejor que yo. Tal vez no mejor, eso seria mentir, yo soy lo mejor que tendrá, por el simple hecho de que ella está echa para mí y yo estoy echa para ella. Somos perfectos juntos.

— Un Beefeater con limón.— le ordeno al bartender que justo pasaba delante de mí.

—Un momento— responde y se va.

Vuelvo a hundirme en mis pensamientos, a la par que miro la hora, las nueve de la noche. Hasta que mi bebida llega y le doy un gran trago, consumiendo casi de una sola tomada, la mitad del baso de tubo.

Miro a mi alrededor con el afán de olvidar. Eso es lo que deseo. Olvida. El local es grande, es un espacio diáfano, nada más interrumpido por la barra que atraviesa desde un extremo a otro  la pared frente a mí. Esta está repleta de bebidas alcohólicas y un sinfín de vasos. A mi derecha, se encuentra una pista de baile, solamente delimitada por el color de las baldosas, rojizo, que hace claramente diferencia con el área de mesas blancas. El lugar se encuentra lleno, con miles de hombres y mujeres bailando tranquilamente, la canción lenta que suena. Y yo solo vigilo. Mirando la decoración que hoy por ser temática, contiene una cantidad indecente de palmeras, imitando una playa. Las mesas están cubiertas de un terciopelo de color al igual que las sillas, cada mesa con un tono diferente.

Observo la pista, sin ánimos de incorporarme a la fiesta. Vuelvo a tomar de mi bebida. Retomo mi vista, cuando noto a una mujer mirar directamente a mi persona, se encuentra bailando con otro hombre, pero ella no despega la vista de mí. Automáticamente nuestros ojos hacen contactos ella se mueve de una manera sensual, creyendo así captar mi atención. Cuando un haz de luz rebota en su roto, es en ese momento cuando reconozco a la mujer que cree seducirme. Mariela.

En algún momento de su baile, ella decidió que ya era hora de hablar, llevaba en su mano un pequeño bolsito, y en la otra, un sobre que contenía un polvo blanco. ¿Qué es? Ni idea. ¿Me importa? Una mierda. Así de claro.

—¡Belleza, Cuánto tiempo!— da dos besos en mis mejillas, y por poco planta un tercero si no aparto mi rostro a tiempo, haciendo ver que tomaria de mi bebida, la dejo en la mesa y giro mi taburete.

—¡Vamos a bailar!— grita sobre el bullicio.

Ella se avalanza sobre mí, y me proporciona un abrazo en el que sus manos quedan debajo de mis brazos. ¿Por qué no divertirme? Ya que estoy aquí puedo bailar un momento, luego volver a mi casa.

KYLARWhere stories live. Discover now