Capitulo 2

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Hoy es domingo y ya son casi las 7 de la tarde. Ni a Amanda y ni a mí nos apetece hacer nada, así que pasamos lo que queda de día viendo películas y hablando sobre lo que vamos a hacer en la universidad. Amanda ha tenido muchas relaciones, pero ninguna ha sido duradera, ninguna seria. Lleva mucho tiempo sin pareja, y me dice que quiere encontrar a "su chico" aquí, en la universidad, donde según ella es el mejor sitio para encontrarlo. No ha parado de repetirme eso desde que lo dejó con Jake –su última pareja–, así que espero que lo encuentre, porque creo que explotaré si sigue hablandome de eso. En serio, nadie se imagina lo pesada que puede llegar a ser con ese tema.
Estamos las dos tumbadas cuando alguien nos toca la puerta. Son las 7 y media de la tarde, ¿quién nos puede estar llamando ahora?
—No habrás invitado a alguien, ¿no?—no sé porque le pregunto eso a Amanda, pero no se me ocurre otra cosa.
—¿Qué? No.—me dice y se levanta para abrir la puerta. Yo voy detrás.
—Hola. —dice uno de los 2 chicos que acaban de llamar a nuestra puerta.
—¿Adam? ¡No me lo puedo creer! —grita Amanda.
¿Quienes son estos dos chicos y porque Amanda les conoce? Quiero preguntarselo, pero mejor cuando se hayan ido.
—Te he visto bajar del coche con...—dice el amigo de Amanda, y de repente me mira. Supongo que quiere saber mi nombre.
—Alissa. Soy Alissa.
—Sí, con Alissa— le sonrio y vuelve a dirigirse a Amanda— no tenía ni idea de que ibas a venir a esta universidad.
—¡Yo tampoco sabía que venías tú! Qué casualidad —dice Amanda. Parece muy contenta de verle.
—Por cierto, él es Daniel— dice Adam señalando al chico alto y rubio que tiene a su derecha. Todavía no sé que están haciendo aquí.
—Y bueno... esta noche hay una fiesta en casa de un amigo, y queríamos saber si querías venir, bueno, queríais.
—¿De verdad? ¡Por supuesto! —dice Amanda y me lanza una mirada para que me calle, pero sabe que no pienso ir a una fiesta, y menos con estos dos chicos.
—¿Qué? Ni hablar —le digo a Amanda intentando que no me oigan, aún que seguramente me hayan oído.
—Vamos Alissa, te lo vas a pasar bien —me dice Daniel.
—Os recogemos a las 8— dice Adam, y se van diciendo algo que no consigo oír.

—Amanda, no pienso ir a la fiesta.—digo cerrando la puerta de nuestra habitación.
—¿Por qué no? Dame una buena razón. No conocemos a nadie y esta es una oportunidad para conocer a gente nueva y hacer amigos. Venga, nos lo vamos a pasar genial.
—Ya sabes lo que opino de las fiestas. No me gustan y no pienso rodearme de gente que solo sabe emborracharse. A demás, estoy cansada y no me apetece. —en realidad no lo estoy, pero me niego a ir.
—Nos hemos pasado todo el día tumbadas viendo películas, Alissa.—suspira y se sienta al lado mío en la cama—Vamos, puedes llamar a Austin para que venga también.
Cuando oigo eso empiezo a pensarme lo de ir a la fiesta o no. No quiero que Amanda se quede en casa por mi culpa, y además, solo llevo un día sin Austin y ya le hecho de menos. Así que decido llamarle y decirle que venga conmigo a la fiesta. Pensaba que iba a ser más difícil, porque tiene una hora de viaje hasta aquí y creía que iba a decirme que estaba cansado siendo la hora que es, pero me ha dicho que sí a la primera. Cuando se lo cuento a Amanda, se pone contentísima. No sé porque le gustan tanto las fiestas. Bueno sí, lo sé. Amanda es todo lo contrario a mi. Ella suele beber y yo no. A ella le resulta fácil empezar a hablar con gente que no conoce, en cambio, a mí no. Pero supongo que por eso es mi mejor amiga. Somos diferentes, pero es la única persona que sabe cómo soy de verdad y a la única a la que le puedo contar mis cosas y ser yo misma. Ni Austin me conoce tanto que ella.
—¡Tenemos que prepararnos ya si no queremos llegar tarde! —me grita Amanda sacándome de mis pensamientos.
Esta es la parte que más odio. Prepararme. Me gusta estar preparada pero odio tener que prepararme. Me acerco al armario para ver qué ropa voy a ponerme para ir a una fiesta a la que no quiero ir. ¿Qué se supone que tengo que llevar? Estoy varios minutos mirando y mirando entre toda mi ropa, pero acabo pidiendo ayuda a Amanda, porque no tengo nada que ponerme. En cambio, a ella no le falta de nada. Siempre tiene algo que ponerse.
—Tengo algo genial para ti. —me dice mientras mete la mano en uno de los cajones y saca un vestido corto y negro. — ¿No es genial?
A primera vista, me parece que es demasiado pequeño para mí y que probablemente se me vaya a ver medio culo si me agacho, pero todavía tengo que maquillarme y no voy a tener tiempo, así que decido probármelo aún que sea.
—¡Estás genial! —me dice Amanda, y le creo.
No me queda tan pegado como pensaba y no es tan corto como lo imaginaba. Es más, me veo genial, así que me alegro de ello y me dirijo al baño para empezar a maquillarme mientras Amanda decide lo que se va a poner. Me aplico una capa de rímel, un poco de base y un pinta labios que me compré hace bastante tiempo y que aún no he estrenado. Amanda suele tardar mucho más que yo, así que mientras se mete en el baño y se maquilla, me siento en la cama y cojo el móvil. No tengo ningún mensaje de Austin, así que no le llamo porque supongo que estará de camino.
Después de 10 minutos, aparece Amanda y me acuerdo de que tenía que preguntarle algo.
—Por cierto, ¿de qué conoces a los dos chicos, Adam y Daniel? —se me había olvidado preguntarselo, así que aprovecho ahora que nos sobra un poco de tiempo antes de que vengan Austin, y esos dos chicos.
—Adam venía a mi pueblo hace tiempo, y estaba con él muchas veces. Y Daniel... a él no le conozco de nada. —y cuando menciona a Daniel y se le cambia la expresión de la cara, sé exactamente lo que está pensando— No está nada mal, ¿eh? ¿Has visto sus ojos? ¡Y es altísimo! Además de guapo y...
Pero entonces nos llaman a la puerta interrumpiendo la conversación.
—¿Estoy bien? —me dice Amanda colocándose bien el pelo. Está nerviosa y es por Daniel. Le digo que está genial y, mirándose una vez más al espejo, se dirige a la puerta con su mejor sonrisa. Pero no es Daniel quien está detrás de la puerta, sino Austin, y sin pensármelo dos veces salto a sus brazos. Me ha alegrado mucho que haya venido hasta aquí solo para estar conmigo. Se sienta al lado mío en la cama y me cuenta lo que ha hecho estos días, mientras Amanda espera impaciente a Daniel y a Adam en la puerta. Vaya, nunca había visto así de ilusionada a Amanda.

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora