Capítulo 6

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Me levanto diciendo que vuelvo en un rato, y salgo fuera de la casa. No hay mucha gente, así que miro un poco por el alrededor y cuando veo que no está aquí, vuelvo adentro. Le busco por todas partes: la cocina, el baño, el salón.... No está aquí. Decido subir a la planta de arriba, porque es el único sitio que me queda por mirar. Todas las puertas del pasillo vuelven a estar cerradas, pero esta vez decido abrirlas. Primero, miro en el baño por sea caso este ahí dentro, pero cuando intento abrir y me responde una chica diciendo que está ocupado, doy media vuelta y empiezo con las puertas cerradas. La primera que encuentro, está cerrada con llave; paso a la siguiente. Cuando abro esta puerta, me encuentro a dos personas durmiendo en la única cama que hay, y otra tirada en el suelo. "Genial". Me adentro un poco y miro por encima: ninguno es Austin. Solo me quedan dos puertas. Como no este en ninguna de ellas, no sé dónde podría estar. ¿Y si se ha ido sin mi? "No. Me avisaría" Abro la siguiente puerta, y vuelvo a cerrarla rápidamente cuando veo algo que no debería de haber visto. Mierda.

—Vamos Austin, ¿dónde estás?—no me había dado cuenta de que lo había dicho en voz alta cuando la chica que estaba en el baño sale y me mira como si no entendiese nada. Quizás haya pensado que estaba loca, o mejor dicho: borracha.

Cuando llego a la ultima puerta, agarro el pomo y la abro lentamente, por sea caso haya alguna pareja que esté haciendo lo mismo que en la anterior habitación. Cuando la abro y asomo la cabeza, veo a una chica sentada en el regazo de un chico, enrollándose. No debería de haber entrado. Pero de repente, reconozco a esa chica: es la chica que estaba en casa de Austin esta mañana. Entonces, cuando reconozco al chico que está sentado en la cama con una chica en su regazo, siento un dolor enorme en el pecho que no me deja respirar. Están tan a lo suyo, que ni siquiera oyen el portazo que pego cuando salgo de la habitación. No puedo creérmelo. ¿Por qué me ha hecho esto? Corro hacia el baño (menos mal que está libre), cierro la puerta y me apoyo en esta dejándome caer hasta estar completamente tumbada en el sucio suelo. No puedo parar de llorar. ¿Qué hacía aquí esa chica? ¿Austin la había invitado? Ahora entiendo qué hacía en su casa. No estaban haciendo ningún maldito trabajo. Austin me ha engañado; lo ha hecho de verdad, y nunca creía que llegaría a hacérmelo. Me cuesta respirar. Me cuesta pensar. Me cuesta ponerme de pies, pero lo hago y me miro al espejo. Austin no me había hecho llorar nunca, pero ahora es lo único que está haciendome. Me está haciendo daño, pero, ¿de qué me sirve encerrarme aquí y llorar? Tengo que olvidarme de lo que acabo de ver. No quiero pensar en eso. Me limpio la cara antes de salir del baño, y cuando lo hago y miro a mi alrededor, veo que todo el mundo está pasándoselo bien... Bebiendo. Entonces, me acuerdo de lo que Amanda hacía cuando necesitaba olvidarse de algo, o cuando estaba mal por algo; y solo se me ocurre hacer una cosa. Bajo las escaleras lo más rápido que puedo y me dirijo a la cocina donde sirven las bebidas. Ignoro a todo aquel que se queda mirándome. Solo quiero beber. Cuando llego, maldigo entre dientes al ver que es Dylan quien está sirviendo las bebidas.

—Alissa, ¿estás...—no quiero que me pregunte nada.

—Ponme una, por favor—le interrumpo.

—Tú no bebes.

—Hoy si, ¿quieres ponerme una?—estoy empezando a agobiarme y no quiero volver a llorar. No quiero que Dylan me vea llorar.

Parece que Dylan no quiere discutir, así que me hace caso y me prepara una bebida que no tengo ni idea de lo que es, y se queda sorprendido cuando me la bebo de un solo trago y le pido otra.

—Alissa, ya es suficiente, no voy a ponerte más —me dice y se cruza de brazos mirándome con una expresión que no consigo entender.

En ese momento, me viene a la cabeza la imagen de Austin enrollándose con aquella chica, y no puedo evitar que se me haga un nudo en la garganta. No sé porque se me ocurrió volver a una fiesta, solo quiero irme. Una lagrima cae sobre mi mejilla y me la intento limpiar antes de que Dylan la vea, pero creo que se da cuenta de que algo va mal, de que no estoy bien, porque me coge del brazo y me saca fuera de la casa, donde hay mucho menos ruido y puedo oírle mejor.

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora