Capítulo 5

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Austin, no acabas de decir eso—le digo conteniéndome las lágrimas.
—Lo siento, Alissa.—se dirige a la puerta, y me mira una última vez—Esto ha acabado.
Salgo tras él. No puede dejarme, no quiero que se vaya.
—¡Austin!—grito mientras salgo al pasillo de la universidad. Pero ya no está, ya se ha ido.
De repente, me levanto de la cama de un salto y miro a mi alrededor: estoy en mi habitación. "Nada de esto ha pasado, solo ha sido una pesadilla." Intento tranquilizarme repitiéndome varias veces que solo ha sido un sueño, y vuelvo a tumbarme en la cama. Pero antes de volver a cerrar los ojos, hecho un vistazo a la cama de al lado. Veo que Dylan sigue dormido, y eso hace que una pequeña sonrisa aparezca en mi cara. Esta muy guapo cuando duerme... Pero, ¡¿qué digo?! Aparto la mirada cuando me doy cuenta de que me he quedado mirándole, y cierro los ojos a la vez que me tumbo de nuevo. ¿Por qué he soñado con esto? Quiero a Austin, mucho, y si algún día me dejase, no sé qué haría sin él. Intento dormirme, pero no puedo. Cada vez que cierro los ojos, en mi mente se repite la pesadilla una y otra vez. Entonces, se me ocurre una idea. Austin iba a venir a la tarde, e iríamos a la fiesta: esto no se lo he dicho, pero espero que quiera, ya que le dije que sí a Amanda y no quiero quedarme otra noche en mi habitación sin salir. La cosa es que, como no teníamos plan para la mañana, se me ocurre ir a visitarle a su casa por sorpresa. Sé que no tengo coche, pero cogeré un autobús que me lleve hasta Bakersfield. Estoy bastante tiempo pensando en eso, cuando decido mirar la hora que es. Son las 10 y no quiero llegar muy tarde allí, así que me levanto y empiezo a prepararme. Me doy una buena ducha y me visto en el baño por sea caso Dylan se despierta, pero cuando salgo, ya está despierto.
—¿A dónde vas?—me pregunta levantándose de la cama y frotándose los ojos. Todavía no se ha puesto la camiseta, y no puedo evitar que se me vayan los ojos hasta sus abdominales. Quiero que se la ponga ya.
—Me voy a Bakersfield.—le digo metiendo en el bolso todo lo que quiero llevar.—Voy a visitar a Austin.
—¿No era que no tenias coche?
—Y no tengo. Cogeré un autobús.
—Puedo llevarte yo.—me dice mientras se pone la camiseta (menos mal) y se acerca a mi.
—No hace falta. A demás, no vas a ir hasta allí solo para llevarme. Se tarda 1 hora y media.—le digo intentando convencerle de que es bastante largo el viaje para que no me lleve.
—Y más que vas a tardar en autobús. Mi hermana vive allí, podría hacerle una visita de paso.—parece ser que no voy a poder evitar al chico que tengo delante de mí—¿Qué me dices? ¿Te llevo?
—De verdad que no hace falta... En serio.—le digo, y le sonrio como muestra de agradecimiento.
—Como quieras... —me dice, poniéndome una cara de tú-pierdes.
—Está bien, ¿nos vamos ya?—le pregunto poniendo los ojos en blanco, y él se ríe. Acabo cediendo, pero solo porque en autobús se tarda bastante más y porque no quiero llegar tarde a casa de Austin.
—Espera un segundo...—se va al baño, y vuelve dejando un olor a colonia—Ya estoy, vamonos.

Apenas hablaremos durante el viaje, pero no estaba nada incomoda en su coche. La hora y media de viaje que teníamos, se me acaba haciendo corta. Cuando reconozco el sitio, le digo a Dylan que pare y me bajo. Doy dos golpecitos en su ventana para que la baje y pueda decirle una última cosa.
—¿Puedes recogerme dentro de una hora?
—Claro—me sonríe—Hasta luego.
Me quedo mirando el coche de Dylan, hasta que dejo de verlo y me pongo a caminar. Cuando cruzo la esquina, reconozco la casa de Austin y me dirijo hacia ella. Sonrio al imaginarme la cara que va a poner cuando me vea. ¡Qué ganas tengo! Estoy solo a unos pasos de su puerta, y cuando llego, toco el al timbre. Espero unos segundo, y cuando la puerta se abre aparece una chica alta, morena y bastante guapa. ¿Quién es esta y que hace aquí?
—¿Quién eres?—me pregunta la chica, y yo no sé qué contestarle.
Por unos segundos empiezo a pensar que me he equivocado de casa, pero cuando veo que Austin aparece por detrás de la chica, sé que no es así.
—¿Alissa? ¿Qué haces aquí?—me pregunta, y me alegro cuando la chica se va y nos deja a solas.
—E-e, quería hacer hacerte una visita. Pero si estás ocupado puedo...—le digo mirándome las manos, seguro que nota que estoy nerviosa
—¿Ella? ¿Qué? ¡No! Solo estábamos haciendo un trabajo para la universidad. Ven, pasa.—me interrumpe, y abre del todo la puerta para dejarme pasar dentro.
Hace bastante tiempo que no venía a esta casa. Cuando miro al sofá que está nada más entrar,  me acuerdo que la última vez que estuve aquí fue cuando vimos una película juntos. Justo ahí, en ese sofá.
—No te preocupes, ya estábamos acabando—me dice con un intento de tranquilizarme, pero ya no estoy tan contenta como antes—Me ha alegrado mucho que vengas.
Nos sentamos en el sofá, donde se supone que estaban Austin y la chica a la que no conozco haciendo el trabajo. Miro por alrededor: no veo ningún libro, ningún ordenador, ningunas hojas. No veo nada. No hay nada que me diga que han estado haciendo un trabajo. "Austin me quiere" pienso. Me digo a mí misma que podrían estar haciendo el trabajo en otro lado, no tiene porque ser justo aquí. Por mucho que quiera, no puedo dejar de esperarme lo peor: me esta engañando con ella. De repente, no me encuentro cómoda en la casa de Austin, me siento como si nunca hubiese estado aquí. "Ha sido una mala idea venir". Sin poder evitarlo y sin haber escuchado nada de lo que me contaba Austin, me levanto diciendo:
—Lo-lo siento, tengo que irme ya.
—¿Qué? Pero si acabas de venir. Quédate un poco más—me dice siguiéndome hasta la puerta.
—Se me había olvidado que Amanda me está esperando. Lo siento—y salgo de la casa de mi novio lo más rápido que puedo.
Oigo que grita mi nombre, pero le ignoro y sigo mi camino. "Por favor, que no me esté engañando con ella." Me estoy empezando a encontrar mal, y sé que si sigo pensando en eso acabaré llorando. Le había dicho a Dylan que me recogiese dentro de una hora, pero no quiero quedarme en medio de la calle esperando, así que le mando un mensaje:
Alissa: Cuando puedas ven a recogerme donde me has dejado, por favor.
Me sorprendo cuando me contesta al minuto.
Dylan: Voy para allá.
Camino hasta el sitio donde me ha dejado Dylan, y me siento en la acera a esperarle. Sin poder evitarlo, mi mente se empieza a imaginar lo que podrían estar haciendo ahora mismo Austin y la chica que estaba en su casa. Una parte de mi me dice que Austin no sería capaz de hacerme algo así, que me quiere y que me lo ha demostrado durante los 4 años que llevamos juntos; pero otra parte de mi me dice lo contrario. Sacándome de mis pensamientos, oigo la bocina de un coche cerca de mí y sé que es Dylan. Noto como una lagrima cae sobre mi mejilla cuando me levanto. "No llores Alissa. No ahora"
—¿Quieres contarme lo que ha pasado?—me dice en cuanto me meto en el coche y cierro la puerta. Me sorprende que sepa que algo no va bien.
—No ha pasado nada—le digo evitando mirarle, pero sé que él me está mirando. Si sigo hablando acabaré llorando.
En ese momento, mi móvil empieza a sonar en mi bolsillo. No quiero hablar con nadie ahora, pero lo cojo para ver quién es, y cuando lo hago no puedo evitar que se me formé un nudo en la garganta: es Austin. Sin pensármelo dos veces, vuelvo a guardar el móvil en el bolso y lo dejo en mis pies. Creo que Dylan ha visto que no he cogido la llamada de mi novio, porque me mira como si no entendiese lo que está pasando. "Tranquilo—pienso—Yo tampoco lo sé"
—Alissa...—empieza a decir, pero le interrumpo.
—Llévame de vuelta, por favor—y sin poder evitarlo, me cae otra lagrima sobre la mejilla.
—Estas llorando.—me dice, y parece...¿preocupado? Sí, yo diría que sí.
—No quiero hablar, por favor.—le digo, y parece que me hace caso: arranca el coche y no vuelve a abrir la boca en todo el viaje.

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora