Capítulo 8

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Cuando Dylan sale por la puerta, vuelvo a sentir el mismo vacío que cuando se fue Austin de mi casa. Me quedo mirando a la puerta, con la última frase que ha dicho en mi cabeza: "Si te vuelve a hacer daño, yo no voy a estar para ayudarte" Esa frase, me hace pensar en todo lo que ha pasado. Cuando fui a casa de Austin esa mañana, estaba con la chica. Salí de su casa enfadada y mal, y Austin lo notó, porque no paraba de llamarme y enviarme mensajes. Pero... ¿a caso le importó que yo estuviese así? No le importo en absoluto, porque cuando fuimos a la fiesta, volvió a estar con la chica cuando se suponía que había venido conmigo a la fiesta. Dylan tiene razón. Austin no me quiere. Si me quisiese, no me haría daño. Él sabe que está haciéndome daño, pero aun así lo sigue haciendo. Empiezo a ponerme nerviosa, y mis piernas empiezan a temblar. ¿Cómo puedo ser tan tonta de darle una oportunidad después de lo que me ha hecho? Empiezo a verlo todo más claro. De repente, me acuerdo del mensaje que le he mandado, y rezo por qué no lo haya leído aún. Corro a por mi móvil, y suspiro cuando veo que no lo ha leído. Sin pensármelo dos veces, borro el mensaje y le escribo uno nuevo:
Alissa: Olvídate de mí, Austin.
Cuando envio el mensaje, me siento orgullosa de mí misma, pero aun así, siento un nudo en la garganta. Si me quedo en casa, estaré todo el rato pensando en esto, y no quiero. Tampoco me apetece ir a donde Dylan, así que decido que hoy comeré fuera y después volveré a mi habitación a descansar. Me meto en la ducha, y estoy un buen rato debajo del agua, hasta que veo que ya ha pasado bastante tiempo y salgo. Me maquillo, me visto y salgo a la calle. Si no fuese por Amanda y Daniel, iría al mismo restaurante que siempre, ya que me encanta la comida que hay, pero decido ir a uno que está un poco lejos de la universidad, pero me da igual. Cuando entro, veo familias, veo gurrupos de amigos, pero sobretodo, veo parejas felices comiendo juntas. "Genial, Alissa. Has escogido un buen sitio para comer y olvidarte de Austin" Paso por alto los pensamientos de mi cabeza, y elijo la mesa más apartada.
—¿Ya sabes que vas a pedir?—me pregunta una chica bastante mona y joven.
Pido una hamburguesa normal y corriente, y patatas fritas, y la chica me lo trae dos minutos más tarde. Cuando me termino todo, pago, y vuelvo a la universidad. De camino, decido mandarle un mensaje a Amanda.
Alissa: ¿Qué tal? He salido a dar una vuelta, y la verdad que me encuentro bastante mejor. Avísame cuando vayas a venir. Bss.
Amanda: ¡Me alegro de que estés mejor! Te avisaré. Bss.
Cuando leo el mensaje, sonrío y  me guardo el móvil en el bolsillo. La verdad es que me ha sentado bien salir un poco a la calle. Llego a la puerta de mi habitación, y saco las llaves para abrirla, y cuando la abro, me llevo una grande sorpresa cuando veo a Austin mirando entre mis cosas. Al volver a verle, siento unos escalofríos dentro de mi.
—¿Qué-que haces aquí?—le digo cuando cierro despacio la puerta detrás de mí.
Austin me mira, pero no me contesta. Así que vuelvo a intentarlo.
—¿Qué quieres, Austin? Esto se ha acabado, ¿vale?
—No, Alissa. No se ha acabado—me dice, acercándose poco a poco a mi.
"¿Por qué está tan tranquilo?"
—Claro que se ha acabado. Vete, por favor—le digo señalando la puerta, pero ignora mis palabras.
—¿No me has oído? He dicho...—empieza a decir, cuando coje todo lo que hay encima del escritorio y lo tira al suelo—¡Qué no se ha acabado!
No puedo evitar pegar un salto cuando tira todo lo que hay encima.
—Austin, ¿qué...—pero me callo, cuando se acerca a mi y me coge la cara con las dos manos y se queda mirándome a los ojos. Tengo miedo de Austin, y nunca creí que llegaría a decirlo.
—Bésame—me dice con voz temblorosa.
Mi respiración empieza a acelerarse, pero niego con la cabeza.
—¡Bésame!—me grita y me besa, pero me aparto dándole un tortazo la mejilla y me alejo aún más de él. Él solo se ríe.
—¿Qué vas a hacer sin mi, eh!? —me grita cuando coje mi lámpara y la lanza sobre la puerta, lo que hace que me tenga que agachar para evitar que me de—¡Dimelo!
Estoy empezando a ponerme muy nerviosa y me da miedo lo que pueda llegar a hacer; o lo que pueda llegar a hacerme. Sé que no me haría daño, pero nunca le había visto así, y tampoco creía que llegaría a verle en este estado, así que no sé lo que es capaz de hacer ahora. No sé qué hacer. Lo primero que se me ocurre es correr hacia el baño y encerrarme en él. Cuando lo hago, solo oigo golpes en la puerta, y gritos que dicen: "Abre la puerta!" "¡No te vas a salir con la tuya!" "¡Me quieres a mí!" Estoy tan agobiada, que empiezo a llorar. ¿No se va a marchar? ¿Cuándo llega Amanda? Pero entonces, meto la mano en el bolsillo de mi pantalón y saco mi móvil. Solo se me ocurre llamar a una persona para que venga a por mí y me ayude con Austin.

—Por favor, sé que estás enfadado conmigo, pero tienes que venir a mi habitación. Es...es...—le digo a Dylan, pero de lo nerviosa que estoy no me salen las palabras.
—¿Estás llorando? ¿Qué pasa?—me dice con voz preocupada—Voy para allá. No voy a colgarte. Dime que está pasando.
—Es Austin...Estaba en mi cuarto cuando yo... Y ha empezado a lanzar cosas, y me está gritando y...—seguramente esté escuchando los gritos que está pegando Austin cuando se da cuenta que estoy hablando por teléfono, pero no me importa—Estoy encerrada en el baño. No tardes, por favor.

Oigo que la puerta de mi habitación se abre, y pego un largo suspiro cuando sé que es Dylan quien a entrado. Austin deja de dar golpes en la puerta del baño cuando Dylan le dice algo que no consigo oír. Después de unos segundos, escucho como Austin me grita algo antes de marcharse.
—¡¿Sabes qué, Alissa?! ¡Nunca te quise!
Y me desplomo cuando me doy cuenta de que es lo mismo que me dijo en el sueño, o mejor dicho, pesadilla.

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora