Capítulo 9

307 20 10
                                    

Me aseguro de que Austin ya se ha ido de la habitación y decido salir del baño. Cuando lo hago, veo a Dylan apoyado contra la puerta, y no tiene buena cara.
—Alissa, te dije que...—empieza a decirme. Sé lo que me va a decir, pero no sabe que borré el mensaje.
—Dylan, dejame hablar—le digo mientras me acerco a él con la mirada puesta en mis manos, todavía un poco nerviosa de lo que acaba de pasar.—Tenías razón, ¿vale? Y antes de que pudiese leer el mensaje que le envié, lo borre y le dije que se olvidase de mi. Pu-puedes coger mi móvil y leerlo. Yo... Creía que si le daba otra oportunidad...
—Alissa, está bien. Solo quería que te dieses cuenta de lo que hacías. En ningún momento iba a dejar de ayudarte y de estar aquí para ti, ¿vale? Solo... Vamos a olvidarnos de esto ya.
—No sé cómo agradecerte todo, Dylan...—me acerco a él y le miro a los ojos. Él hace lo mismo.
De repente, noto una extraña sensación en el cuerpo. Es como si... como si quisiera permanecer aquí, mirándole a los ojos todo el tiempo que pueda. Estamos a pocos centímetros, y lo único que quiero hacer es besarle. "¿Qué estoy diciendo?" Simplemente me encanta ver que se preocupa tanto por mi, pero le quiero solo como un amigo. Nada más. Cuando me doy cuenta de que llevamos varios segundos mirándonos sin decir nada, decido apartar la vista.
—¿Quieres que vayamos a dar un paseo? Y luego... no lo sé, podríamos ir a cenar.—me dice Dylan, mientras yo ordeno lo que ha tirado Austin.
—E-e si, claro. —digo cuando me levanto y dejo todas las hojas y libros en la mesa.
Hago una nota mental de que más tarde tendré que ordenar las hojas, y volver a ponerlas en orden; cono mi móvil y le digo a Dylan que estoy lista para irnos a dar un paseo.

Damos un largo paseo por Santa Mónica. Paseamos hasta la playa, me cuenta cosas sobre él y yo sobre mi, y hasta nos comemos un helado mientras parábamos a descansar. No tenía ni idea de que tenía un hermano pequeño, como yo. Ni de que su padre había muerto cuando él tenía 7 años. No le he contado que mi padre nos abandonó cuando hace bastante tiempo, pero tampoco me lo ha preguntado y prefiero que no lo sepa. La única que lo sabe es Amanda. Y bueno, Austin también. También me ha dicho que antes participaba en un grupo de fútbol y que era bastante bueno, pero después de que le operasen de la rodilla, no pudo jugar más, y se retiró. Pero cuando le apetece y cuando tiene tiempo suele jugar con su hermano pequeño. Después, hemos ido a cenar a un restaurante y nos hemos sentado en una mesa que tenía unas preciosas vistas al mar. La verdad es que hemos cenado muy bien, y me lo he pasado tan bien no quiero volver a la universidad. No sé qué hora será, pero ya es de noche cuando entramos a mi habitación.
—Me lo he pasado genial—le digo a Dylan dejando mi móvil en la mesa y acercándome a él. Me mira.
—Yo también me lo he pasado genial, Alissa.—me dice mientras se le forma una sonrisa en los labios.—Ya estás mejor, ¿verdad?
—Si—le digo, y me alegra el hecho de que me lo haya preguntado.
Quiero decirle que estoy mejor gracias a él, pero refiero guardármelo para mí.
—Creo que voy a tener que quedarme esta noche también, ya saque Amanda dormirá con Daniel.—me dice riéndose.
—No me importa.
Y cuando le digo eso, vuelve a aparecer la misma sensación de antes. Me está mirando con esos ojos verdes y estamos a tan pocos centímetros de distancia, que solo quiero hacer una cosa. Pero cuando menos me lo espero, es él quien pega sus labios a los míos. No me lo esperaba para nada, pero el hecho de que haya sido él quien me ha besado, hace que sonría mientras me besa; y cuando se da cuenta de que he sonreído, se aparta y se aleja de mí.
—Lo siento... Yo... No quería hacerlo.—me dice, y se pasa las manos por el pelo mientras me da la espalda.
—No, da igual. Está bien, Dylan.—le digo intentando que vea que me ha gustado.
Espero que ese "lo siento" y ese "no quería hacerlo" no iban en serio. Espero que lo haya dicho por miedo a cómo reaccionaría yo. No sé por qué, pero me ha gustado un montón y lo volvería a repetir otra vez. ¿De verdad se ha arrepentido? Pero de repente, me dice algo que hace que rompa todos los pensamientos de mi cabeza y que me centre en lo que ha dicho.
—No te enamores de mí, Alissa.—se da la vuelta para mirarme, y sigue—Yo...Yo no puedo darte lo que quieres. Necesitas a otro mejor que yo.
—¿Por qué dices eso? No-no voy a enamorarme de ti, Dylan.—le digo intentado que me crea, pero sobretodo, intentando que yo me crea a mí misma.
—Alissa, he visto tu manera de mirarme.—me dice acercándose más a mi, hasta que volvemos a estar a pocos centímetros de distancia—¿Por qué te crees que he intentado no dejarte sola en ningún momento? Sabía que conmigo te sentías mejor, Alissa. A mí... A mí me gustas desde la primera vez que hablamos, ¿sabes? Pero, no-no soy quien necesitas.
Es tanta información a la vez que tengo que ir analizando cada cosa que me ha dicho. Sabía que él me mira a también, pero no creía que podría llegar a gustarle. Para qué mentir, cuando ha dicho que le gustaba desde el primer día que hablamos, me han entrado ganas de sonreír, pero no lo he hecho. La verdad es que tiene razón en todo pero... ¿Por qué dice que no es quién necesito? Creo que ahí no tiene razón. Es con quien más segura me siento, y con quién mejor estoy. Nos lo hemos pasado genial hoy, ¿por qué piensa eso?
—No...No sé qué decir—le digo mientras bajo la mirada, pero él hace que le mire cuando me coge de la cara y me la levanta.
—Olvídalo, ¿vale?—me dice—Vamos a dormir ya, que seguramente sea tarde.
Permanecemos en silencio hasta que, después de pegarme una ducha y lavarme los dientes, él se mete en su casa, pero yo me quedo levantando mirándole.
—¿Pu-puedo dormir contigo? No quiero que me pase lo mismo que a noche.—le digo, esperando que no le moleste—Si no quieres da igual, solo era para...
—Alissa, está bien. No me importa, ¿vale? Pídemelo sin problema—me dice riéndose e incorporado para poder mirarme.
—Gracias—sonrio, y me meto al lado suyo en la cama.
Me pego al borde todo lo que puedo, ya que la cama es muy pequeña y no quiero que nuestros cuerpos estén tan juntos. Dylan me sonríe y me da la espalda cuando apaga la luz. Estoy unos minutos pensando en lo que me ha dicho antes, hasta que decido preguntarle lo que me está comiendo la cabeza.
—Dylan—le digo en un tono bajo. Se gira para mirarme.
—¿Si?
—¿De verdad te has arrepentido de... besarme?—menos mal que están las luces apagadas, por qué sino vería que me he sonrojado al preguntarle eso.
—Sinceramente, no. Quería hacerlo, solo que pensaba que tú no querrías y...
—Si quería Dylan, y lo sabías.—le digo, y me acerco más a él ya que estoy a punto de caerme— ¿Por qué no eres quien necesito?
Creo que esta pregunta le pilla por sorpresa, porque tarda bastante tiempo en contéstame, pero al final, lo hace.
—Olvídalo, ¿sí?—me dice cuando me o ve de las manos y me acerca a él, hasta que quedo totalmente pegada y apoyo mi cabeza en su hombro.—Solo olvídalo.
Le hago caso, y cierro los ojos cuando me empieza a acariciar la cabeza. Me olvido de todo y me doy cuenta de que no quiero estar en ningún otro lugar que en los brazos de Dylan.


Si estás leyendo esto, quiero decirte que gracias por seguir mi historia y hacer que mi sueño se haga realidad! Esta historia es para vosotros. Espero que os este gustando, y os aviso que dentro de poco acabará la primera parte. Pero habrá segunda!! Muchos besos a todos y perdón si tardo mucho en escribir, hago lo que puedo!

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora