Capítulo 7

280 13 1
                                    

Cuando Austin se va por la puerta de mi habitación, siento un vacío enorme. Siento como si hubiese perdido a una parte de mi; y odio esta sensación. Odio que todavía le quiera, pero lo que más odio, es que sería capaz de darle una oportunidad más, pero esto nadie lo sabe.

—Será mejor que te acuestes ya, tienes que descansar, Alissa.—me dice Dylan mirándome a los ojos.

Hago caso a lo que me ha dicho y me dirijo a mi cama, pero cuando veo que no me sigue, me giro y le miro.

—¿Puedes quedarte esta noche?—le pregunto.

No sé porque, pero Dylan me hace sentir a gusto, con él me siento segura y protegida. Me da igual cómo haya sonado; ahora mismo no estoy pensando en nada. Solo quiero que se quede esta noche conmigo, para olvidarme de lo que ha pasado.

—¿Estás segura...

—Sí—le interrumpo—Por favor, no quiero quedarme sola.

—De acuerdo. Me quedaré—le sonrio, y me sonríe de vuelta—Vamos.

Se acerca a la cama donde va a dormir, y yo hago lo mismo. Nos tumbamos, cada uno en su cama, y Dylan me habla una última vez antes de apagar las luces.

—Buenas noches, Alissa.—me dice, pero no le veo la cara porque ya me he tumbado.

—Buenas noches, Dylan.

Estoy tumbada con Austin en mi cama, viendo una película. Cuando acaba, decido preguntarle algo a Austin.

—Austin, ¿me quieres?

—No, Alissa. —me dice, y se empieza a levantar de la cama. Quiero ir tras el, pero mis pies no se mueven.

—¿Qué? ¿No me quieres?—no me creo que este diciéndome esto. ¿Qué está haciendo?

Se dirige hacia la puerta y me mira una última vez antes de marcharse.

—Nunca te quise.

—¡Alissa! —me grita alguien moviéndome de un lado a otro.—Alissa, solo era una pesadilla.

Cuando me levanto de golpe, pego un largo suspiro cuando me doy cuenta de que lo que acabo de soñar no era real. Estoy sentada en mi cama, y cuando abro los ojos, veo a Dylan con cara de preocupado .

—No...no puedo dormir—le digo, y aparto la vista de él—Lo siento.

Vuelvo a tumbarme en la cama, aún que sé que no voy a poder dormirme. Oigo a Dylan suspirar, y más tarde, noto como el colchón y las sabanas de mi cama se mueven. Me doy la vuelta, y veo que Dylan se ha tumbado al lado mío.

—¿Estás bien?—me dice, y cuando le miro a los ojos, no tengo ni idea de por qué, pero empiezan a caerme lágrimas por la mejilla. Dylan enseguida lo nota, porque se acerca a mí y me abraza; y eso hace que llore aún más.

—Relájate, Alissa.—me dice mientras me acaricia la cabeza.

Sé que no debería de estar así con Dylan, pero con él me siento genial y hace que me olvide de todos los problemas. Ahora mismo solo quiero estar aquí con él. Estamos un buen rato así, hasta que me quedo dormida en sus brazos.

A la mañana siguiente, me sorprendo cuando veo que Amanda está en su cama. No me he enterado de cuando ha venido, ni de cuando Dylan se ha ido. ¿Porque se ha tenido que ir?  ¿Por que se ha ido sin avisar?

—¿Va todo bien, Alissa?—me pregunta Amanda.—Pareces triste.

—Cuándo viniste, ¿estaba Dylan aquí?—le pregunto, y me mira con curiosidad.

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora