Capítulo 17

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—Austin y tú estáis juntos, ¿verdad?

—Sí—titubea—Sí, lo estamos. No te importa, ¿verdad?

—No, claro que no—replico y le sonrio—A demás, tengo novio.

—¡Eso es genial!—me dice amablemente. Al final me va a caer muy bien.

—Bueno, tengo que dejarte—le digo mientras me voy alejando de ella—¡Ya nos veremos por allí!

—¡Claro!—me grita, pero apenas puedo oírla.

Giro la esquina, y con suerte encuentro una librería en el camino. Esta vez, si tienen cuadernos, así que decido comprarme más de uno para tener por sea caso.

No sabía nada de Austin desde que me pidió disculpas, que fue hace más de 8 meses, y sinceramente, no había pensado en él desde aquel día. Supongo que todo lo que sentía por él desapareció en cuanto Dylan apareció. Dylan..., Dylan..., él es el único en el que pienso todo el tiempo, y lo odio. Le odio por marcharse, le odio por volver después de un año sin decirme nada, le odio porque todavía le quiero.

Con todos estos pensamientos en la cabeza, el camino de vuelta a la universidad se me hace tan corto que ya estoy abriendo la puerta de mi habitación. Cuando abro y cierro la puerta detrás de mí, me encuentro con Daniel y Amanda. Rápidamente, separan sus labios al verle y se levantan para saludarme.

—¿Dónde estabas? Has tardado mucho.—me dice Amanda.

—He ido a hacer unas compras—digo enseñando mis cuadernos y dejándolos encima de mi escritorio.

—Vais a venir a la fiesta, ¿no?.—nos dice Daniel—Esta vez iremos más tarde, así que ya os avisarémos.

Amanda solo sonríe, pero a mi no me apetece nada ir. Quiero decirle a Daniel que yo no voy a ir, pero le da un beso a Amanda de despedida y sale de la habitación dejándome sin oportunidad de decírselo.

—Yo no voy...—empiezo a decirle, pero me interrumpe.

—Oh, sí que vendrás.—me dice acercándose a mí y clavando sus ojos en mi—Vas a venir conmigo, te lo vas a pasar bien, y vas a olvidarte de todo por una noche. ¿Me has oído?

No puedo evitar reírme ante lo que me ha dicho. Pensándolo mejor y después de oír lo que me ha dicho, tampoco me apetece quedarme en la habitación aburrida, así que, ¿por qué no? ¿qué puede pasar?

—Te odio. No sé cómo lo haces, pero siempre me convences.—le digo tumbándome en la cama. Mi plan hasta va a ser hacer el vago hasta la hora de marcharse para poder estar totalmente despierta en la fiesta.

Todavía son las 7 de la tarde, pero parecen las 9 ya que el cielo está totalmente oscuro. Daniel va a venir a buscarnos a las 9:30, así que me queda bastante tiempo para descansar. Me he quedado sola después de que Amanda se fuese con Daniel a dar una vuelta. No me ha importado, ya que he podido dormir una larga siesta sin que nadie me molestara. Ahora, estoy sentada en la cama revisando algunos apuntes. Nunca viene mal repasar, si no quieres que se te olvide lo que has estudiado. Cuando estoy totalmente concentrada, me sobresalto cuando escucho mi teléfono vibrar. Lo había silenciado, pero me había olvidado de quitar la vibración. Me quedo mirando al móvil, pensando quién puede haber sido el que me ha mandado el mensaje. Es absurdo. Cojo el móvil y leo el mensaje, y enseguida me arrepiento de haberlo hecho. Es de Dylan:

Dylan: ¿Puedo pasar?

Leo el mensaje dos veces. ¿A qué se refiere? Solo se me ocurre qué puede estar al otro lado de la puerta de mi habitación y quiere que le abra la puerta. Las mariposas empiezan a revolotear con fuerza dentro de mi tripa, mis manos empiezan a temblar, y mi corazón va a mil por hora. ¿Por qué estoy tan nerviosa? Me dirijo a la puerta para dejar pasar a Dylan, y para que por fin me explique por qué se marchó sin decirme nada. Cuando la abro, efectivamente me lo encuentro con una sonrisa sincera en los labios.

—Hola—me dice.

—Puedes pasar—le digo, y no duda ni un segundo. Pasa y cierro la puerta. Ha llegado el momento.

Nos quedamos varios minutos mirándonos, pero sin decir nada. Creo que no sabe cómo empezar, así que soy yo la primera en hablar.

—Dylan, quiero que me expliques porqué..., te fuiste.—le digo y el suspira.

Estamos en medio de la habitación, uno enfrente del otro, a pocos centímetros de distancia.

—No-no sé cómo empezar...—dice mirándome a los ojos, pero enseguida los aparta—Es difícil para mí. Quiero que me escuches bien, y que me dejes acabar, ¿vale?


Sé que es un capítulo muy corto, pero quiero escribir muy bien el capítulo siguiente y a parte de eso, dejaros con intriga de lo que va a decir Dylan! 1.1k visualizaciones, os quiero!!

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora