Criaturas Nocturnas [S.B]

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Cada noche de luna llena tus tres amigos y tu novio se escapaban a quién sabe donde, dejandote sola, parada en la puerta con la mirada atenta a las oscuras afueras del colegio, esperando aunque sea una pequeña señal de su paradero.

-¿Que haces aquí (T/N)?- siseo una voz tras tuyo, con un respingo te giraste y te encontraste a Severus muy cerca tuyo.

-¿El bastardo de tu novio se volvió a ir?- hizo una pausa.- Tal vez se consiguió a alguien mejor que tú.- escupió con odio y malicia.

Tú te tensaste al oírlo decir eso, sabías que Sirius podía ser muchas cosas, pero él no podría llegar a engañarte ¿cierto?

Intentaste ocultar tu preocupación en un aire despreocupado. -No sé de lo que hablas, Snape.

Él se rió un poco y dirigió sus oscuros ojos hacía ti.- ¡Oh, vamos, (T/A)! Tu sabes bien que ese Black es capaz de hacerlo. Ese tipo no se contendría ni con la chica más horrible de toda Inglaterra.

Severus se detuvo al ver que tu expresión mostró un mínimo de inseguridad, pero despues continuó, con su mismo aire de malicia.- Si no me quieres creer, esta bien, pero ¿sabes? Sé que él y su pandilla de imbéciles están en la Casa de los Gritos.

Cuando viste que por fin Severus se había ido, te detuviste a pensar un minuto, en eso varias imagenes de Sirius besándose, abrazandose o simplemente revolcandose con otras chicas te atacaron; una ola de inseguridad te invadió, sabías que estaba mal, sabías que debías confiar en él, pero en ese momento no pudiste.

Te abrazaste más a tu sweeter y saliste a la oscuridad de la noche.

Con cautela te dirigiste al Sauce boxeador, no tenías la menor idea de como pasarias por allí, pero lo que si sabías era que Sirius te había contado que era una de las entradas más rápidas a Hogsmeade.

Retuviste la respiración por unos segundos y corriste hacía el, cerraste los ojos al sentir como una de las ramas golpeaba tu costado, para después estar alzada por el aire. Te aferraste a la rama con fuerza, temias caer, mirar al suelo era una tentación, pero ninguno de tus músculos se podía mover por el miedo que tenías, odiabas las alturas y eso era algo que no ayudaba.

Cuando por fin hubo un momento donde viste que te podrías soltar, lo hiciste. Caiste y rodaste unos metros, al instabte sentiste un dolor en tu labio y frente, con temor llevaste tu mano a las zonas afectadas y sentiste en ella una liquido viscoso y algo espeso, con la poca luz que te proporcionaba la luna notaste que tenía un color rojo.

Te levantaste del suelo y te sacudiste la suciedad, sin éxito, caminaste unos pasos más, buscabas algo para poder llegar, una cueva, un pasadizo, algo.

Los segundos se convirtieron en minutos y lo único que habías visto era un agujero entre las raíces, sin perder nada te metiste por este, te deslizaste por una rampa de tierra hasta la entrada de un túnel de techo bajo.

Con la espalda casi arqueada avanzabas a gatas lo más rápido que podías, el túnel era largo, parecía casi eterno. El túnel se elevó y luego comenzó a serpentear. A lo lejos divisaste una tenue luz que atravesaba una pequeña abertura.

Te detuviste para recuperar el aire y avanzaste con cautela.

-¡Lumos!- susurraste, de la punta de tu varita salió una pequeña luz, lo suficientemente fuerte para poder ver en donde te encontrabas.

Subiste con dificultad por la abertura. Estabas en una habitación desordenada, con los muebles rotos, como si alguien los hubiera destrozado, las ventanas estaban tapadas con tablas de madera, además de todo esto, el polvo cubría la mayor parte de la habitación.

Marauders ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora