007 ✧ Creador y creación

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Desde el día del paseo por Volterra, Rosie, se pego a Marco y Sulpicia como si estos fueran su única salvación, ya que era los vampiros más agradables y tranquilos de lugar, así que de alguna manera le provocaban confianza y se sentía segura en su...

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Desde el día del paseo por Volterra, Rosie, se pego a Marco y Sulpicia como si estos fueran su única salvación, ya que era los vampiros más agradables y tranquilos de lugar, así que de alguna manera le provocaban confianza y se sentía segura en sus compañías. Hasta ahora ninguno se había quejado que estuviera con ellos, aunque con Sulpicia era con la única que podía charlar, ya que con Marco hacia actividades calmas si es que simplemente ella no se quedaba a su lado sin siquiera mover un dedo, solamente compartiendo espacio para no sentirse solos.

En ese momento, a pesar de que tenía a los otros dos Vulturi principales presentes y a toda la guardia alrededor, Rosie estaba sentada junto a Marco leyendo de lo más tranquila uno de los muchísimos libros que ahí tenían, aunque ese momento de silencio se vio interrumpido cuando Athenodora llegó. La joven levanto la vista por el interés de solo saber quien había arribado, pero no se espero que esta la mirara con enorme molestia y ligero odio, por lo que miro a su compañero sin entender hasta que volvió a enfocarse en el texto entre sus manos para hacer como si nada.

Por más que lo intento, Cayo hablo y pregunto que hacía allí, la mujer no respondiendo al mirar a Rosie con dagas en los ojos.

—Em... ¿Pasó algo? —pregunto al todo estar demasiado silencioso para la tensión que crecía.

—Estás siendo de mala influencia para Sulpicia, alejate de ella.

—¿A qué te refieres? —pregunto Aro con ninguna emoción particular en la voz.

—Ya no pasa tiempo en la torre, siempre va afuera y se empezó a comportar extraño.

—¿Tan poco se sonríe por acá que hacerlo ya se considera como raro? —pregunto la Cullen al no querer que pensaran que de alguna manera estaba conspirando para lavarle el cerebro a una de las esposas.

—¡Le estás haciendo algo!, ¡no uses tus dones con ella!

—¡Mis dones no funcionan de la forma que piensas! —indico.

Rosie podía controlar, no influenciar, así que hacer que Sulpicia de repente quisiera estar con ella le era imposible.

—¡Mientes!

—¡Solo mira a tu alrededor! En este momento no estamos juntas, así que tranquilamente podría estar pasando el rato contigo, pero al parecer no, así que no me des la culpa de los problemas que puedan tener —se defendió, demasiado tarde dándose cuenta que sus palabras podrían no haber sido las mejores

—¡Silencio! —ordeno Cayo con enojo.

Unos segundos de absolutamente nada siguieron la orden hasta que Aro volvió a hablar.

—Athenodora, querida... Suena más a como si estuvieras celosa que otra cosa, ya que dudo que algo este sucediendo para tener que tomar acciones e investigar a nuestra invitada.

—Si ella lo dice es porque así debe ser —dijo Cayo cuidando de su mujer, Rosie bajando la mirada ante eso y preguntándose como su congelado corazón podía doler.

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