¿Es posible que ella sea la persona que él estuvo esperando y deseando conocer? ¿Es posible que ella tenga el poder de hacerlo cambiar?
ɴᴏᴛᴀ: ᴀɴᴛᴇs ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴢᴀʀ, ǫᴜᴇʀɪ́ᴀ ᴀᴄʟᴀʀᴀʀ ǫᴜᴇ ᴇsᴛᴇ ꜰᴀɴꜰɪᴄ ɴᴏ sɪɢᴜᴇ ʟᴏs ʟɪʙʀᴏs ᴏ ʟᴀs ᴘᴇʟɪ́ᴄᴜʟᴀs. ᴘᴀʀᴀ ᴇxᴘʟɪᴄᴀʀ ᴍᴇᴊᴏ...
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El instituto en Forks de repente se hizo interesante, ya que, con la partida de casi todos los Cullen, tener a un par de gemelos que los rivalizaban en belleza y misterio era lo mejor para poder entretenerlos. Inevitablemente, Alec se convirtió en el deseo de la mayoría de las mujeres y Jane la hermosa reina del hielo que volteaba cabezas. Rosie trataba de obviarlos a toda costa, lo que menos necesitaba era llamar la atención cuando el revuelo de su llegada ya había pasado, así que se mantenía con sus amigas, si es que Stella no los llamaba a sentarse con ellas.
Suspirando, la vampiresa de cabello castaño abrió su libro de Biología para leer lo que verían en la clase mientras esperaba a que llegara el profesor, Jennie estando sentada con María mientras Stella coqueteaba con Alec y Jane compartía banco con ella, aunque en esos momento se había ido al baño.
—Hola —saludó uno de sus compañeros de clase, a lo que Rosie levantó la mirada con una suave sonrisa.
—Hola.
—Nunca hablamos, pero soy Jay —se presentó con una leve risa.
—Rosie —contestó de buena manera—. ¿Qué se te ofrece?
—Bueno, hace tiempo quería hablar contigo...
—¿Y por qué no lo hiciste antes? —inquirió tratando de tener una postura y tono de voz que no lo espantara, sino que lo ayudara a expresarse cuando se veía un poco nervioso.
—Me faltaba valor —confesó con una sonrisa apenada.
—Pfff, solo soy una chica más —negó mientras miraba y cerraba el libro de Biología.
—Claro que no —dijo de inmediato—. Eres atractiva y delicada, muchos chicos te desean, no sabes las cosas que piensan o comentan...
—¿Y tu las sabes? ¿Eres como ellos? —preguntó viendo como la sangre subía a su rostro y el pulso se le aceleraba.
—No soy tan descarado —se defendió con evidente pánico interno.
Rosie rió, ponerlo incomodo era lo mejor cuando se imaginaba que era lo que le venía a pedir, ya que, si pasaba esa prueba, podría considerar la propuesta que iba a hacerle.
—No te preocupes, sé como son los chicos a esta edad con las hormonas y todo eso —aseguró con una sonrisa.
—Dejando aquello de lado... —empezó a decir.
—¿Si?
—¿Querrías salir conmigo?
A pesar de que sabía que iba a preguntarle aquello, ni siquiera consideró que respuesta darle, y sus sentimientos por Cayo no hacían las cosas fáciles.
—Yo... —dudó un poco—. Hace un tiempo me le confesé a un chico difícil y, por más vergonzoso que sea lo que voy a decir, terminé huyendo antes de oír su contestación. Él no intentó saber de mi, así que su respuesta es obvia, pero estoy confundida y... no sé que decirte.
