Capítulo 12

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KILIAN

Tenía pensado aprovechar la ocasión y besar a Nicole lenta y apasionadamente. Pero cuando estaba a punto de hacerlo sentí su miedo.

Ahora me alegro de no haber hecho lo que planeaba y, en su lugar, cambiarlo por un tipo de beso diferente. Uno que no suelo dar muy a menudo. Los guardo para las mujeres que me caen bien. Las cuales no son muchas...

Todavía no hemos salido del callejón cuando un hombre aparece.

— ¡Ey, vosotros dos! ¿Qué estáis haciendo ahí? —nos llama la atención un agente.

Él avanza hacia nosotros y se para junto a la farola. Bajo la luz parpadeante se muestra su uniforme azul marino. Su dura mirada nos escanea y se lleva la mano a la pistola amarrada a su cintura cuando descubre el estado abollado de la puerta de la morgue.

— ¿Pero qué...?

Antes de que pueda acabar su frase, Nicole se acerca lentamente hasta él y se enfrenta a su mirada.

— Alguien ha tratado de forzar la entrada. Pero no se preocupe, los sorprendimos y salieron huyendo —dice Nicole de forma pausada. Su voz endulzada provoca un cambio en el semblante del hombre que pasa de la prudencia a la preocupación.

— ¿Os encontráis bien? Os agradezco mucho lo que habéis hecho ¿cómo puedo agradecéroslo? —pregunta el agente.

Su mano se aleja del arma lentamente y vuelve a su posición inicial.

— No se preocupe, agente. Ahora será mejor que se vaya... es tarde —le sugiero yo empleando también la coacción.

— Sí, es tarde —repite él.

— Espere —lo detiene Nicole.

— ¿Qué haces? —le susurro sorprendido.

Acabamos de librarnos de una buena y ella quiere seguir charlando con el policía. Está loca. Nicole me ignora y se acerca al hombre.

— De hecho... hay algo que podría hacer por mí como agradecimiento —dice ella mirándolo fijamente.

— Lo que sea —contesta él hipnotizado.

No sé en qué está pensando Nicole pero avanzo y me coloco a su lado para poder saber lo que planea. Ella le pide al agente que extienda su brazo y levanta la manga de su camisa dejando expuesta su muñeca. El blanco de sus ojos se torna oscuro y sus colmillos se alargan.

— No tengas miedo y no hagas ruido —susurra Nicole.

El hombre doblegado asiente. Nicole fija su mirada en mí un segundo antes de clavar sus afilados colmillos en la bronceada piel del policía. Mis ojos se abren como platos por la total sorpresa. Cambio de posición y me coloco entre ellos y la salida del callejón, de manera que si alguien pasa por la calle contigua, mi cuerpo los oculte.

Los ojos del agente permanecen cerrados con fuerza y su boca dibuja una línea apretada. Debido al control mental que Nicole ha ejercido sobre él, no puede hacer otra cosa. Un par de minutos después ella se aleja relamiendo sus labios ahora teñidos levemente por la sangre.

— Te has herido con el borde de una valla en mal estado. Deberías ir a curarte —le sugiere ella.

El agente se da media vuelta y sale del callejón olvidado los acontecimientos vividos.

— ¡¿Qué cojones?! —exclamo sin poder aguantarme más.

— Por favor... —dice ella con una sonrisa mientras limpia las comisuras de su boca con los dedos pulgar e índice —. ¿De verdad creías que me alimentaba de sangre animal? Parece que no soy tan buena como piensas.

Me doy cuenta de que ha copiado una de mis frases anteriores y no puedo evitar reírme.

— ¿Nada de sangre animal? —pregunto curioso.

— Los vampiros se alimentan de sangre humana de igual forma que el humano come carne. Una persona es vegetariana por elección... un vampiro caza animales por el mismo motivo —explica ella —. Si se hace de la forma adecuada no tiene por qué suponer ningún problema para nadie. Sólo un pequeño sorbo y un poco de compulsión, y aquí no ha pasado nada.

Me sorprende la naturalidad con la que habla teniendo en cuenta que hace tan sólo seis meses ella era humana. Es entonces cuando recuerdo que no está sola.

— ¿Te ha enseñado Salvador todo eso? —aventuro.

— Salvador es un gran maestro. No estaba obligado a hacerse cargo de mí y aun así lo hizo. Estoy muy agradecida con él por ello.

Asiento comprendiendo. No todos hemos tenido la suerte de contar con alguien después de la transición.

— De todas formas... ¿no podías haber esperado a que nos fuésemos?

—¿Y perderme la cara de idiota que se te ha quedado? Creo que no —Nicole se ríe y sale del callejón.

Caminamos un par de calles hasta el lugar en el que he aparcado la moto al llegar. No quería dejarla frente a la comisaría de policía por razones obvias. Me subo yo primero y le tiendo el casco a Nicole. Ella se lo pone un poco reticente y se coloca tras de mí.

— Odio las motos —murmura ella.

Sonrío divertido por su miedo irracional y arranco. El estruendo del motor la sobresalta y ella se agarra con fuerza a mi cintura.

— ¿Te llevo a casa? —pregunto sobre el sonido de la moto tras girar mi cabeza hacia atrás para poder mirarla.

Apenas puedo distinguir sus ojos con el casco puesto. Nicole niega con la cabeza.

Pub Pentagrama. Necesito hablar con Salvador.

Asiento al comprender sus intenciones y me pongo en movimiento. Llegamos en tan sólo diez minutos gracias al pequeño tamaño del pueblo. Me quedo mirando sus caderas cuando ella se aleja y desaparece tras las pesadas puertas del Pub.

¿Soy un cobarde por no entrar con ella y enfrentar a Salvador?... Nah, creo que con un intento hostil contra mi persona por hoy es suficiente.

Drinking BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora