Capítulo 22

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NICOLE

Tan pronto como las palabras salen de mí boca estoy convencida de que mi teoría es cierta. Nunca he creído en las casualidades y no voy a empezar a hacerlo ahora. Esa pobre chica de la ferretería fue asesinada y pocos días después aparece una droga cuyo principal componente es la sangre. ¿Cuáles son las posibilidades de que los dos hechos estén relacionados?

— Lo que más me preocupa ahora no es la sangre sino la verbena —dice Kilian con el rostro serio.

Exasperada por la situación me dejo caer sobre el duro sillón.

— Desde hace mucho tiempo los vampiros han estado intentando crear una droga que pudiese afectarnos ¿lo habrán conseguido por fin? —murmura Kilian.

— ¿Por qué harían algo tan estúpido? —le pregunto.

— Piénsalo... cuando eres humano lo único que necesitas hacer para olvidarte de los problemas o dejar de sentir alguna emoción durante un rato es emborracharte o tomar drogas. En nuestro caso, nuestras emociones son cien veces más fuertes e intensas ¿no crees que alguien buscaría una forma de apagarlas?

Lo observo apoyado contra la pared. En su mano continúa el vaso con el que realiza pequeños círculos en el aire. El líquido rosado se balancea en su interior obligado por la fuerza del movimiento.

— Sangre para hacerla apetitosa y verbena para provocar los efectos como cualquier otra droga... tiene sentido.

— ¡¿Sentido?¡ —exclamo levantándome —. ¿Cómo podría tener sentido el matar gente inocente para fabricar drogas?

— Sabes que no me refería a eso —me dice él intentando tranquilizarme.

Inspiro profundo varias veces consiguiendo calmarme. Nunca sale nada bueno cuando me pongo de este humor. La última vez acabé matando a mi novio.

— Trataron de convertirla —digo recordando lo que Kilian y yo descubrimos cuando fuimos a la morgue —. ¿Por qué harían eso?

— No lo sé —suspira él.

Ambos no quedamos callados, perdidos en nuestros pensamientos. En ese momento, y sin saber por qué, una imagen como si fuese un flashback invade mi mente: yo llegando a la fiesta de Claire el sábado por la noche, antes de que mi modo drogadicto se pusiese en ON. Keila apoyada contra la pared y frente a ella un chico de ojos marrones.

Mi corazón se detiene en ese justo momento porque ese chico con el que ella hablaba en la fiesta es el mismo con el que me he tropezado esta misma tarde saliendo de su casa. Sabía que me resultaba familiar de algún modo. Las implicaciones de su presencia en el piso de Keila aceleran mi respiración. No puede ser cierto...

— ¿Nicole? ¿Qué ocurre? —pregunta Kilian dándose cuenta de mi estado alarmado.

Un horrible pensamiento está creciendo y no puedo detenerlo. Rápidamente cojo la chaqueta y me la pongo sin perder tiempo. Antes de salir por la puerta Kilian me corta el paso.

— ¡Nicole! ¿Dónde vas?

— En la fiesta Keila estaba con un chico extraño y ahora su madre dice que se ha ido a pasar un tiempo con su abuela —le cuento cada vez más nerviosa —. Tengo que volver a hablar con su madre para comprobar algo.

— Iré contigo

— No, no. Tú quédate aquí —le pido. Él parece que va a protestar por lo que antes de que lo haga salgo por la puerta.


KILIAN

Como un pasmarote me quedo quieto mirando fijamente la puerta ahora cerrada. Si piensa que voy a quédame aquí está muy equivocada. Tiro del pomo y salgo, corriendo bajo las escaleras y salgo al exterior. Miro a ambos lados y veo a Nicole girando la esquina. Dos respiraciones más tarde estoy parado frente a ella.

Nicole se detiene bruscamente y me mira sorprendida.

— ¿Cómo has...

— Soy un vampiro ¿recuerdas? —la interrumpo.

— Pero eso ha sido...

— Y más viejo que tú —vuelvo a cortarla. Mis numerosos años sobre los suyos me aseguran una mayor velocidad que la que probablemente ella puede alcanzar—. Vamos, iremos más rápido en mi moto.

Sin darle tiempo a pensar, agarro su muñeca y la arrastro tras de mí. Volvemos a la puerta de mi piso donde permanece aparcada. En la oscuridad de la noche lo único que se distingue es el brillo de sus partes metálicas. El silencio de Nicole me pone intranquilo. Esperaba que al menos protestara al no haber hecho caso a su petición de dejarla ir sola pero, en su lugar, me sigue sin oponer resistencia.

Subimos a la moto sin molestarme en conseguir un casco para ella o para mí. Las pocas veces en que lo llevo lo hago para no recibir una multa, pero realmente no lo necesito. Incluso el peor de los accidentes no conseguiría matarme.

Acelero a través de la noche y con ayuda de las indicaciones que Nicole murmura a mi oído, llegamos a un bajo edificio. Sin esperar a que el sonido de la moto muera cuando apago el contacto, Nicole sale disparada hacia la entrada.

La sigo y llego a su lado cuando ella está tocando el timbre sin descanso. Una mujer contesta con desconfianza. Es tarde y normalmente no se suelen recibir visitas a estas horas.

— ¿Quién es?

— Soy Nicole, la amiga de Keila —dice Nicole acercándose al interfono.

— ¿Nicole? Cariño, es tarde ¿qué ocurre? —pregunta la mujer preocupada.

— Sólo necesito hablar de algo con usted.

— Está bien, sube —cede ella.

La puerta se abre con un pitido y Nicole entra. Subimos rápido por las escaleras y en la puerta del segundo piso aparece una mujer con pelo oscuro y rizado. Ella aprieta el nudo de su bata afianzándola debido al frio y nos mira inquieta.

— ¿Dónde está Keila? —demanda Nicole.

— Ha ido a pasar una temporada con su abuela —responde ella inmediatamente.

Percibo como el corazón de Nicole se acelera levemente con su respuesta. La tensión recorre su cuerpo y lentamente se acerca a la mujer que ahora sonríe.

— ¿Cuándo volverá? —pregunta ella de forma lenta y pausada. Frunzo el ceño sin entender lo que está pasando.

— Pronto

— Palabra por palabra —murmura Nicole.

— ¿Qué? —pregunto confundido.

— Está repitiendo lo mismo que la última vez, palabra por palabra.

Miro a la mujer frente a nosotros fijamente. A pesar de que su postura es relaja su sonrisa parece falsa. A cada pregunta que Nicole le ha hecho apenas ha tardado un segundo en responder. Como si no tuviese que pensar en la respuesta, como si ya supiese lo que tiene que decir...

— Su mente está siendo controlada —digo comprendiendo la situación.

— ¡Soy una idiota! —exclama Nicole golpeando su frente con la palma de su mano —. ¿Cómo no me di cuenta de que ese chico era un vampiro?

Estoy a punto de responder que no podría haberlo sabido cuando a nuestros agudos oídos llega el sonido de la televisión que permanece encendida en el interior de la casa. Incluso parados en el rellano podemos oír con total claridad como la reportera habla sobre un segundo cuerpo encontrado en un callejón.

— No, no, no... —repite Nicole con los ojos abiertos y llenos de temor.


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¡500 votos = 2 capítulos ! Muchísimas gracias por seguir esta historia. Estoy disfrutando mucho al escribirla.

Quiero saber vuestra opinión hasta el momento ¿qué opináis? ¿os gusta?

Drinking BloodWhere stories live. Discover now