Capítulo 20

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NICOLE

Al finalizar las clases recojo mis cosas rápidamente y me pongo en camino hacia la casa de Keila. Durante el almuerzo le he enviado un par de mensajes y todavía sigo sin respuesta. Si está enferma seguro que agradece que le deje mis apuntes.

El viento es fuerte hoy y mis cabellos se interponen en mi visión a cada paso que doy. A mi mente llega la odiosa personalidad de Gabriela. Todavía sigo sin creerme que haya declarado que Kilian es suyo delante de él. No he podido evitar reírme en su cara. Me ha recordado a la forma en la que solía perseguir a Gabriel por los pasillos del instituto, proclamando que al compartir nombre eran almas gemelas. Un día simplemente se detuvo alegando que ya no le interesaba más. Creo que al igual que yo, Gabriel empleó el control mental para deshacerse de ella.

Keila vive en un pequeño bloque de pisos de dos plantas. Camino hasta la entrada y me paro frente al timbre. En el primer piso vive una mujer con su minúsculo caniche y en el segundo Keila y sus padres. Tras presionar el timbre, la puerta se abre con un pitido pero justo cuando voy a cruzar el umbral un cuerpo se estrella contra mí.

— Auch —me quejo. Saco mi cara de las profundidades de un jersey verde musgo y elevo la vista. Lo único que alcanzo a ver antes de que se ponga a caminar de nuevo son sus ojos de color marrón oscuro.

— Lo siento —murmura el chico y rápidamente se aleja por la calle. Debe de tener prisa...

Sin molestarme demasiado por su apresurada disculpa entro al edificio y subo el corto tramo de escaleras que me conduce hasta una puerta de madera oscura. Como ya he llamado al timbre de abajo, la puerta está entreabierta para que no necesite tocar de nuevo. Dentro la madre de Keila me recibe.

— Nicole, cariño —dice ella alegremente —. Hacía mucho que no nos veíamos.

Nos abrazamos y sin perder tiempo le pregunto dónde está mi amiga.

— Ha ido a pasar una temporada con su abuela —responde ella inmediatamente.

— ¿A mitad de curso? —pregunto extrañada.

— Ya sabes cómo se estresa Keila con los estudios y más este año que tiene que conseguir notas altas para entrar en una buena universidad.

— Si, comprendo. Estaba preocupada porque le he enviado algún mensaje y no me ha contestado.

— No te preocupes, querida. Su móvil falla todo el tiempo.

Asiento sin saber que decir y camino hacia la puerta. La madre de Keila me acompaña colocando su mano en la parte baja de mi espalda.

— ¿Cuándo volverá? —pregunto antes de salir.

— Pronto

La mujer me despide con una sonrisa y bajo las escaleras totalmente desconcertada. ¿Por qué Keila se iría a casa de su abuela sin decirnos nada a Gabriela y a mí? Esto no tiene sentido. Intentaré llamarla de nuevo mañana y si no me contesta volveré a casa de sus padres para que me den el número de su abuela.

Ya en mi casa me siento sobre la cama y mi teléfono móvil vibra avisándome de un nuevo mensaje:

Tengo lo que me pediste que consiguiese XOXO –Gabriela

Tecleo una respuesta rápida y me levanto. Me abrocho mi chaqueta verde que ni siquiera de tenido tiempo de quitarme y bajo las escaleras. Un par de horas más tarde me dirijo a casa de Kilian con la pequeña cápsula en el bolsillo. Después de que Gabriela me la entregase le he hecho olvida que alguna vez se la pedí. Es mejor así... menos complicaciones futuras.

Kilian me recibe con una brillante sonrisa.

— Nicole, estas muy guapa —dice él de forma coqueta.

— Muy gracioso —replico poniendo los ojos en blanco —. Ni siquiera me he cambiado.

Miro mis pantalones de yoga y sudadera. Esta tarde no he tenido tiempo de hacer otra cosa dado que he tenido que ir a la casa de Keila y a la de Gabriela. Antes de que me diese cuenta era demasiado tarde como para pasar por la mía, por lo que he decidido venir directamente.

— Créeme cuando te digo que a los chicos nos encanta que llevéis mallas —responde mirando mis caderas de forma apreciativa.

Al pasar a su lado le propino un puñetazo en el brazo por su comentario. Camino por el pequeño salón y me siento en el sofá. En frente de él hay una mesa de altura baja y sobre ella unas bolsas con el logo de la única tienda de comida china del pueblo. El rico olor del arroz recién hecho, tallarines y rollitos de primavera inunda mis fosas nasales. La boca se me hace agua.

— ¿Cenamos? —pregunto impaciente sin dejar de mirar las bolsas.

Kilian se ríe y se sienta a mi lado. Alcanza una de ellas y saca dos bandejas de plástico. Vierte el contenido en dos platos y nos ponemos a comer. El silencio que nos rodea es agradable y para nada tenso como había temido.

Después de nuestra noche juntos nuestras conversaciones era un poco forzadas, pero tras los últimos sucesos (yo clavándole una estaca, la fiesta, él cuidando de mí...) me siento más tranquila. No negaré que no siento la tensión sexual que hay entre nosotros. Es bastante evidente teniendo en cuenta la forma en la que Kilian no para de mirarme.

En cierto sentido es agradable sentirse deseada y más por alguien tan guapo y sexy como Kilian, pero no puedo olvidar la traición que sufrí por parte de alguien a quien realmente quería.

Cuando acabamos la cena Kilian me ofrece vino pero lo rechazo y me sirvo agua en su lugar. Creo que voy a pasar una buena temporada sin probar ni una sola gota de alcohol.

— Tengo algo para ti —digo recordándolo de repente. Me levanto y voy hacia la silla donde he dejado mi chaqueta al entrar. Rebusco en uno de los bolsillos y de repente algo abrasador toca mi piel.

— ¡Mierda! —exclamo sacando la mano rápidamente.

— ¿Qué pasa? —pregunta Kilian acercándose a mí.

— Nada... es sólo que había olvidado que el anillo con verbena estaba ahí —respondo sintiéndome como una tonta.

— Déjame ver

Kilian coge mi mano que mantengo pegada contra mi pecho y la acerca hacia él. La eleva hasta su rostro y observa la piel arrugada y enrojecida de mis dedos. Poco a poco la inflamación va desapareciendo.

Su verde mirada se desplaza hacia la mía. Y sus ojos cálidos como las llamas me atraviesan. Imperceptiblemente mueve mi mano hasta colocarla frente a sus labios. De forma lenta su boca roza las yemas de mis dedos.

— Kilian...


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Tan cerca pero a la vez tan lejos, mis queridos lectores. ¡Ya no queda nada para los 500 votos ! ¿Qué ocurrirá en el siguiente capítulo? Las cosas están empezando a ponerse calientes...

Drinking BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora