Capítulo 14

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NICOLE

La música se oye desde el comienzo de la calle. La casa de Claire es increíblemente grande. Es un gran edificio de fachada blanca de tres plantas, jardín delantero y trasero. Pero lo mejor de todo es que tiene piscina. Lástima que por el frío no podamos utilizarla.

La fiesta acaba de empezar pero ya hay gente por todas partes. Avanzo con dificultad apartando a varias personas de mi camino hasta llegar al salón. Todos los muebles han sido apartados del centro convirtiendo la habitación en una gran pista de baile. Apoyada contra la pared del fondo se encuentra Keila hablando con un chico. Ella me ve y levanta su mano indicándome que me acerque.

— ¡Nicole! —grita ella por encima del elevado volumen de la música —. Por fin estas aquí.

— Lo siento. Creo que me ha costado media hora atravesar el pasillo de la entrada —bromeo.

— Es una locura. No sé de dónde ha salido tanta gente —ríe ella.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que apenas conozco a las personas que me rodean. Claire ha debido de avisar a sus amigos de la universidad. Y estos a su vez han llamado a más personas... claramente.

Observo al chico con el que esta Keila. Es bastante mono. Alto, pelo castaño, mentón cuadrado, ojos de color chocolate... decido que lo mejor es dejarlos solos.

— ¿Dónde está Gabriela? —pregunto acercándome a ella para que pueda oírme mejor. Yo no tengo ningún problema en oír incluso su corazón latir desde la entrada de la casa, pero no se me han olvidado las limitaciones humanas.

— Creo que está en la biblioteca con Claire y algunos chicos.

Asiento y me despido de ella. Keila sonríe y vuelve a su anterior conversación con el chico. Vuelvo a salir al pasillo y continúo mi odisea entre la marea de gente. Me detengo cuando mis pies pisan algo crujiente. Al mirar hacia abajo descubro que estoy sobre un montón de cristales rotos. Claire se lo va a pasar en grande limpiando mañana.

Al fondo, el pasillo gira hacia la derecha y continúa hasta unas puertas dobles de madera. Hay un cartel con grandes letras rosas colgando del pomo: "Fuera de los límites"

Ignorando la advertencia abro la puerta y entro. El humo de cigarrillo y otras sustancias que no son tabaco inundan mis fosas nasales. Claire está sentada sobre las rodillas de un chico musculoso absorbiéndole la cara. Ugg...

— Nicole ¿dónde está Keila? —me pregunta Gabriela levantándose del gran sofá de cuero marrón.

Su ajustado vestido de color rojo se sube unos centímetros y tiene que bajárselo antes de acercarse a mí. Los otros tres chicos que hay en la biblioteca miran el movimiento embelesados.

— Está en el salón con un chico —le digo mientras fulmino con la mirada a los babosos a su espalda.

— ¿En serio? Bueno dejemos que disfrute un poco —dice ella con una gran sonrisa. Coge mi muñeca y me arrastra hasta el sofá —. Ya es hora de que se dé una alegría o se va a quedar para vestir santos.

— No seas una perra, Gabriela —le digo molesta.

— Está bien, está bien... — murmura ella levantando sus manos en modo tranquilizador.

— ¿Quién es tu amiga? —pregunta uno de los chicos que están sentados en el sofá de enfrente.

No necesita gritar para que le oigamos porque esta habitación está insonorizada. En el momento en que he atravesado las pesadas puertas, el retumbar de la música ha desaparecido por completo.

— Nicole ¿guapa verdad? —le responde Gabriela inmediatamente.

Él esboza una sonrisilla alcoholizada y me recorre con la mirada. Lleva una de esas estúpidas gorras que se quedan como florando sobre la cabeza.  Genial... ahora voy a pasar toda la noche intentando quitármelo de encima.

— ¿Quieres un poco? — dice uno de los otros chicos ofreciéndome un cigarrillo liado.

Olfateo la esencia que desprende y me doy cuenta de que es mariguana. Antes de que pueda contestar Gabriela se lo arrebata de los dedos y le da una calada.

— Nicole no fuma —dice ella soltando el humo por su nariz y labios pintados con intenso carmín rojo —. Ella se lo pierde.

El chico me mira decepcionado pero el tercero menos desanimado, que se encuentra apoyado contra la mesa de billar, saca una pequeña bolsita de plástico del bolsillo de sus pantalones y me la ofrece.

— ¿Y qué me dices de una de éstas?

El pequeño paquete cae sobre la palma de mi mano. En su interior hay cinco pequeñas cápsulas con un líquido turbio en su interior.

— ¿Qué es esto? —pregunto.

— Tomate una — insiste el chico que me las ha dado.

— Claire y ese chico llevan así desde que se la han tomado antes —dice Gabriela a mi lado.

Miro a la pareja y no paran ni siquiera para tomar aire. Abro la bolsa y saco una de las cápsulas. Su tacto es duro como si la película protectora fuese de plástico y al olerlas, mis sentidos vibran encantados por la dulce esencia.

Nunca jamás me he drogado antes, ni siquiera he probado el tabaco. Principalmente por miedo... pero ahora soy un vampiro. No tengo que preocuparme por lo que esta mísera pastilla pueda hacerle a mi cuerpo.

— Siempre hay una primera vez para todo —digo antes de meterla en mi boca.

Uno de los chicos me ofrece su vaso y doy un pequeño trago ayudandome a tragarla. La cápsula se mezcla con el alcohol y estalla en mi boca. Su contenido se libera impregnando mis papilas gustativas y bajando por mi garganta. Es una sensación extraña... placentera a la vez que irritante.

Gabriela me mira sorprendida pero su atención es rápidamente atrapada por el desesperado intento de coqueteo de uno de los chicos. Centrada todavía en el rico sabor de la píldora, la ignoro y me levanto. Camino hacia la gran mesa de roble situada junto a la ventana y cojo una de las latas de cerveza barata que la cubren.

Que empiece la fiesta...


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Uyuyuyuii... ¿qué creéis que pasará en el próximo capítulo?

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