Un dia en la ciudad

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Nada más abrir los, ojos me percaté de que algo andaba mal... el sol ya iluminaba la habitación con intensidad. Lo que significaba que dormí la mayor parte de la mañana. Y eso que me quería levantarme temprano.

Cielos, creo que he descubierto algo de mí que no sabía, cuando ando fuera no duermo mucho y siempre estoy atento, pero nada más me meto en un lugar más o menos cómodo, me cuesta levantarme.

Bueno, no importa, con sólo alcanzar el desayuno, yo estoy bien.

Al levantarme, me di cuenta que Aria ya se había ido, seguramente se fue al gremio junto con Sarel. No sé cómo sentirme ante el súbito abandono, pero en cierto sentido está bien, ya que me da un poco más de libertad de movimiento, pues de todas formas estoy acostumbrado a hacer las cosas solo.

Lance un suspiro de satisfacción mientras bajaba a desayunar. El baño que me tome se sintió bien, desde hacía un rato que no encontraba agua caliente para ese fin, en Friender parecía que desconocían el concepto. Eso sí, al mirar mi cuerpo me volvió a llegar esa amargura por tener un físico infantil. Al menos el café que, guiándome por el aroma, sirven aquí puede ayudarme a olvidar ese pequeño problema.

Lástima que no tienen crema o leche para acompañarlo, bueno, existe un tipo de leche, pero es obtenida de un monstruo un tanto asqueroso, así que jamás la he probado.

En cuanto llegue abajo me percaté de que el lugar estaba lleno. Guardaba la pequeña esperanza de que la mayor parte ya se hubiera ido a hacer... pues lo fueran a hacer, pero al parecer casi todo el mundo es tan vago como yo. Lástima, no soy bueno con las multitudes.

La única mesa desocupada estaba al fondo, cubierta por las sombras. Genial es perfecta para mí. Lleve la comida que pedí hasta ahí y comienzo a planificar lo que haría, mientras comía. El pescado esta tan delicioso como decía el diario, por cierto, pero el café tiene un sabor raro, aparte de que le faltaba azúcar. Ya veo porque nadie más que yo lo pidió.

Oh, cierto, que Aria quería un arma.

En mi poder tengo dieciocho monedas de oro, cincuenta de plata, diez de cobre y ciento veinte de hierro, según tengo entendido, las espadas más baratas cuestan cinco monedas de oro cada una. Demonios, sé que se lo prometí, pero no estoy seguro si me alcanzara. Ni modo, debere buscar un trabajo en el gremio, para tener mínimo un poco más, aunque tendrá que ser después de comprar las cosas. Los ungüentos, antisépticos y vendas ya se me acabaron y son jy necesarios dado que no contamos con ningún sanador. No quiero infectarme con algo raro, después de todo, los hospitales de este mundo son en extremo arcaicos. Escuche por ahí que también existían pociones, preguntare, solo por si acaso.

Cuando salí de la posada el brillo del sol me cegó, es un bonito día y me recuerda cuando solía salir a caminar en momentos de tristeza. Si hay algún parque por aquí seguramente será un momento perfecto para estar paseando en pareja... ya me estoy deprimiendo, en mi anterior vida jamás conocí el amor y en esta seguro que en esta pasara lo mismo. Yunei me dijo que le gustaba a Sarah, pero sé que se le pasara pronto, siempre sucede. Desde mi último rechazo, a los veinticinco, prometí jamás volver a enamorarme, y hasta ahora lo he cumplido, bueno, más o menos. No es bonito cuando le dices a alguien "saldrías conmigo" y ella te responde "¿y tú quién eres?" Después de haber trabajado juntos en la misma oficina cuatro años.

-Levántate, Hill, ¿o acaso te rindes ya?

La voz de Verty llego a mi cabeza. No, lo mejor es no pensar en ella, ya se ha ido y nada de lo que haga la hará regresar.

Si, basta de pensamientos tristes, es hora de abastecerme.

Mi primera parada: la tienda de alquimia, quiero ver si de verdad existen las pociones.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Where stories live. Discover now