Antes de partir - Final arco 1

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Tienda de armas y armaduras de Elizhe, en el centro de la ciudad, ahí es donde nos esperaban Clarisse y Frey.

—¡Maestro! ¡Miré este! ¡No es increíble!

—¿Ese? ¿Te gusta?

El casco le quedaba un poco grande y parecía que el pecho era demasiado apretado, pero no podía decírselo, pues Clarisse parecía encantada con la armadura que estaba probándose. El casco era muy parecido al de una valkiria y la parte del pecho y el torso estaban hechos de un cuero color azul metálico. Según el vendedor era muy resistente y ligero ya que era material de una criatura mágica.

—Sí, es de mi agrado, maestro —me respondió ella, claramente feliz.

Después de unos veinte minutos ya la mitad del grupo estaba equipado. Yunei se había comprado un conjunto de cuero rojo, sencillo, pero resistente, pues ella atacaba a distancia, mientras que a Frey le compro una armadura de acero de segunda mano, bastante fea, por cierto, aunque mejor que la que llevaba hasta ahora. Sarel por otro lado llevaba una cota de malla bajo su nueva túnica, hecha de una tela elegante y de color blanco con bordados dorados, que a mi parecer lo hacía lucir como un clérigo, pero le sentaba bien. A las chicas no les compramos nada porque no sabíamos cuál sería de su agrado y yo no compre ninguna porque... no había de mi talla. De nuevo. Odio ser pequeño.

—Al menos toma esto. —Yunei me arrojo una prenda que atrape al aire. Era una especie de gabardina color marrón un poco grande—. Eso es resistente, puede que no te quede bien ahora, pero ya crecerás, aunque está hecha más para climas fríos, así que puede no te sirva al llegar, pero te sentara de maravilla si vas al territorio Nathar.

—¡Gracias! ¡Qué bonito regalo!

—No te hagas, sabes que tú lo pagaras, genio.

¡Demonios!

—¡Aquí están! —gritó una voz fuera de la tienda. Momentos después aparecieron las chicas cargando varios libros, algunos parecían antiguos, otros nuevos, pero todos eran gruesos y pesados.

—Mételos en tu bolsa. —ordenó Tyna, dándome sus libros y los de Aria, mientras que Sarah le dio los suyos a Yunei.

Era una colección extraña, compraron desde libros de geología hasta arqueología antigua. También vi dos de historias sobre héroes y uno de la guerra demoníaca, así como otro que trataba sobre idiomas de las razas del continente mágico, más específicamente de los Nathar y los Kabil. Oh, y también uno de cocina, ni idea quien lo compro, pero se lo agradecía con el alma, pues desde ese momento se convertiría en un tesoro invaluable.

—¿De qué compraste, Sarah? —le pregunté.

—Sobre magia e historia del mundo —me respondió con una sonrisa, luego saco uno muy grueso del montón y me lo mostró—. Y también este, sobre la mitología de los tres semidioses. Mi abuelo solía hablarme de eso.

—¡Ya que esta todo vamos a comer! ¡Muero de hambre! —sugirió Frey, muy animado. Le agradecí pues en los últimos días no comimos nada decente, así que yo también tenía mucha hambre.

Mientras salíamos a la soleada avenida y ellos hablaban muy animados entre sí, algo llamo mi atención desde el otro lado de la calle. Estoy seguro que solo fue mi imaginación, jugándome una mala broma, pero me pareció por un momento ver a Verty, con su armadura esmeralda y su cabello negro, siempre cortado hasta los hombros, mirándome. Pero solo fue un segundo, porque, aunque estaba vestida igual, la muchacha morena que caminaba al lado de un par de gemelos no podía ser ella.

Ahora que lo pienso, esta ciudad fue mi destino desde que salí del pueblo y empecé mi viaje. Muchas cosas han cambiado, pero he llegado por fin al lugar al que mi padre deseaba que viniera, aunque, desgraciadamente, no podré cumplir mi meta inicial, al menos no hasta que descubra que es lo que está pasando.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora