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La mañana llegó como cualquier otra y Alec quería seguir en la cama, pero no lo hizo.
El joven Lightwood fue a su armario y buscó la ropa que fuera adecuada para poder estar en las calles de París sin llamar mucho la atención. No fue complicado, era algo que hacia la mayoría de las veces desde el año anterior. Alec buscó un bolso y guardó en el dinero suficiente.
Salió de su habitación y fue directo a la salida, tratando de que la ordenanza no sospechara algo raro.
Tengo que buscar a mis hermanos, pensó Alec.
Pero cuando iba a ir al salón para salir, allí vio a su padre hablando con con Arturo. Alec se detuvo y supo que no podría irse tan fácilmente. Entonces, el muchacho escuchó que alguien lo llamaba, se dio vuelta y vio que su hermano menor Max era el que lo llamaba. Alec fue hacía él y cuando llegó a su lado, vio que su hermano estaba vestido como el, Jace e Izzy se le habían indicado: con ropas no tan llamativas y que no revelaran a la vista su estatus social.
-Donde están Jace e Izzy, Max?- le preguntó Alec a su hermano.
-Están en la biblioteca- le respondió su hermano- Te estábamos esperando.
-Que bueno que no se hayan ido sin mi- dijo Alec mientras le revolvía los cabellos de Max.
-Queríamos hacerlo- dijo Max- pero no queríamos aguantar tus regaños.
-Eres un pequeño monstruo- Alec se reía y le revolvió el pelo una vez más.

Max quería mucho a su hermano menor, sabía que no era muy cariñoso o se comporta frío ante los demás. Pero ante sus hermanos, era alguien totalmente diferente. Alguien cariñoso y amable. Solo se comportaba de esa manera con ellos, las únicas personas que dejó entrar en su corazón. Y éstos tres hermanos tenían la alegría y el placer de decir que eran dueños del corazón de Alec Lightwood.
Sin embargo, Max tenía la esperanza de que alguien llegara y lograra tomar el corazón de su hermano y que verdaderamente lo mereciera.
Alec y Max llegaron a la biblioteca y allí encontraron a Isabelle y Jace. Ellos (al igual que Alec y Max) traían un bolso con algo de dinero, pan y botellas de agua.
-Están listos?- le preguntó Alec a sus hermanos.
Sus hermanos asintieron.
Abrieron una ventana de la biblioteca y salieron. Luego, partieron hacía la ciudad.

***

Las calles de París eran desastrosas como lo habían sido desde hacía mucho tiempo. Mujeres con el cabello sucio y la ropa desaliñada. Hombres desnutridos y rostros fatigados.
Los Lightwood ya estaban acostumbrados a ver ese espectáculo de agonía y desesperanza.
Pero quién estaba mas acostumbrado era Alec, pues llevaba viniendo desde hacía mas tiempo que sus hermanos.
Desde hacía mucho se había cansado de la injusticia del pueblo francés. Aquellos miserables que no habían hecho nada. Entonces, empezó a venir en secreto y ayudar en alberques u orfanatos que necesitaran ayuda. Muchos se preguntaban por ese benefactor. Se preguntaban de donde sacaba el dinero y la comida.
Entonces, un día Jace e Izzy lo descubrieron y le Alec les terminó contando a sus hermanos lo que hacia. Estuvieron un tiempo los tres, hasta que Max los descubrió y pidió entrar. Esa sería su primera vez.
-No te alejes de nosotros- le dijo Alec a Max.
El niño asintió.
Caminaron por los barrios bajos e incluso llegaron a ver algunas pinturas del rey y la reina. Ambos, de cara redonda y bonita, cubiertos de lo que eran papas y basura.
Vieron a algunos soldados caminar y llevarse objetos y personas.
-No- gritó e imploró una mujer- no se lleven a mi marido! Por favor no se lo lleven!
Ella tenía un bebé en sus brazos y gritaba estridentemente.
Max apartó la mirada de la mujer. Se preguntaba como sus hermanos podían caminar entre tanta gente, y luego se preguntó por que tenemos que cuidarnos de ellos? Por que no solo les décimos quienes somos?
Pero también confiaba en buen juicio de sus hermanos mayores.
-Comida- dijo débilmente una voz- Por favor ,muero de hambre.
Max se quiso descubrir quien fue el que le habló y lo hizo: se trataba de un niño de su edad. Estaba recostado en el piso y estaba muy delgado. Como un palo.
Entonces, un coro de voces se unieron. Todos, rogando por vivir y otros, rogando morir y acabar con el sufrimiento.
Max palideció y Alec le tomó la mano, dándole fuerzas.

***

Al final, llegaron a una casa pequeña. Pero que estaba llena de niños. Niños que corrían, que lloraban y gritaban.
Una mujer salió y recibió a los Lightwood.
-Quien es este caballero?- preguntó la señora, dirigiéndose a Max.
-Es nuestro hermano- dijo Isabelle- Se llama Max.
-Hola, Max- dijo la mujer.
-Hola- saludó tímidamente.
-Trajimos algo para usted y los niños- dijo Jace.
Los hermanos le alcanzaron a la mujer las bolsas con comida, agua y dinero.
-Son tan amables- dijo la mujer- Un día me dirán de donde sacan todo eso.
-Trabajamos mucho, señora- mintió Alec.

***

-Vas a volver a ver a esa chica, Jace?- le preguntó Izzy a su hermano, queriendo saber todos los detalles.
-No es de tu incumbencia- le regañó Jace- Pero si. Voy a verla mañana, tendremos una cita.
-Y tu Alexander- dijo Izzy a Alec- Te vi bailar con cierto chico en la fiesta.
-Si piensas que voy a verlo de nuevo- le dijo Alec- entonces estás equivocada.
-Que?- dijo Izzy- Pero se nota que te divertiste. Además, se nota que le gustan los chicos y a ti también te gustan los chicos. Podrían salir.
-Y también tenemos dos piernas, dos brazos y una cabeza- dijo Alec- y aún así (según tu) podríamos salir.
-Tiene cara de violador- dijo Max.
-No- dijo Jace- Tiene cara de maestro del sexo. Podrías aprender algo del él, Alec.
Los tres se rieron menos Alec.
-Claro- dijo Alec- Es como dice papá Ser gay compensa que seas estéril. Una excusa para poder abrirle las piernas a cualquier hombre por que ninguna mujer te va a querer. Y crees que un hombre podría quererte? Nadie puede amarte.
-Alec...-dijo Izzy. Sabía que su hermano estaba herido.
-No puedo salir con un chico Iz-dijo Alec- Tengo responsabilidades y como soy hijo de un duque, debo dar un buen ejemplo. La gente ya habla de lo que pasó con mi matrimonio y nunca quise a la mujer con la que papá me emparejó.
Izzy se sintió herida por su hermano. Alec vio esto y decidió confesarle una verdad.
-Pero me gusta Magnus- Alec vio que su hermana sonrió- Me gusta mucho, pero yo nunca le gustaré. Quién podría amarme de esa forma?
Alec se alejó de sus hermanos y fue directo a la casa.
Pensó mucho en Magnus y pensó en como sería abrir su corazón a alguien mas.

***

Jace, Izzy y Max vieron a su hermano alejarse.
A Izzy le dolía ver a Alec de esa forma y que aceptara fácilmente las crueles palabras de su padre y pensara que tuviera razón. La relación de su hermano con su padre no había sido la misma desde que Alec le había confesado que era gay. Entonces, su padre inmediatamente le buscó una esposa. Alec nunca había sido feliz con su matrimonio. Entonces, la mujer había decidido (por idea de Robert) en tener hijos. Pero a pesar de que ella lo había intentado con Alec, era imposible. Alec era estéril y nada podría cambiar eso, como el hecho de que le gustaban los hombres y era infeliz con su matrimonio. Entonces, la mujer se llevó muchas joyas y dinero de los Lightwood y se fugó con su verdadero amor y ahora vivían en quien sabía donde.
Gracias a la fortuna familiar (y un buen abogado) se decretó el divorcio.
Para entonces, los rumores habían crecido mucho y Robert prohibió hablar del tema.
Izzy se había jurado que cuándo su hermano encontrara a un buen chico, no se rendiría para que Alec fuera feliz.
-Chicos- dijo Izzy- tengo un plan.

Entre El Amor Y El Frio Acero (Caigo Cautivo #2. Malec AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora