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Will miró la pared de su celda, sabía el riesgo que corría al llevar en marcha el plan. Pero si moría, sabría que valió la pena. Solo esperaba que Magnus y los demás estuvieran lejos de Francia.
La puerta se abrió, Marie y Luís entraron.
-Vamos- fue lo único que dijo Marie.
Will ayudó a Juliet a levantarse. Los cuatro caminaban por los pasillos de la fortaleza. Will y Juliet con esposas, claro.
Marie y Luís se detuvieron en una celda. Allí, estaban un hombre y una mujer, parecían estar cansados. La mujer tenía los ojos hinchados por tanto llorar.
-Alexander?- preguntó la mujer en cuanto vio a Will.
-No-contesto Will- Soy Will Herondale. Soy amigo de Magnus, vamos a sacarlos de aquí. Luego les explicamos.

Los Lightwood se miraron y al final decidieron seguir a los desconocidos.

Marie sacó dos esposas y se las colocó a los Lightwood. Les dijo brevemente que era por su protección. Los Lightwood asintieron.
Continuaron caminando hasta salir de la Bastilla, varias veces los habían detenido. Pero Marie lograba convencerlos de que se trataba de una orden para llevarlos a otra prisión del país.
Nadie discutía contra Marie.
Pero hubo alguien que no lo creyó tan fácilmente, a diferencia del resto que tenía una papa por cerebro.
Cuándo procuró de que Marie y Luís, junto con los prisioneros, lograran salir, fue hacia la casa de Maurice.
-Señor- dijo el guardia- Por casualidad sabe en donde está su hijo?
-A que se refiere?- preguntó Maurice, quien estaba por dirigirse al club jacobino al cual se había unido- No lo veo desde hace dos días.
-Creo que su hijo ha hecho un plan de escape. Vi a Luís y Marie llevarse a cuatro prisioneros de la Bastilla.
-Ese traidor!- gritó Maurice.
-Quiere que los detengamos?- preguntó el guardia.
-No- respondió Maurice- Voy a ir personalmente a resolver el asunto.

***

Marie, Luís, Will, Juliet, Robert y Maryse, llegaron al carruaje que los estaba esperando. El carruaje estaba lejos de la Bastilla y en frente de la entrada de un parque publico, lejos de la mirada de los guardias.
En el carruaje, habían unos papeles para cruzar la frontera y varias maletas con equipaje.
Una vez que todo el grupo estuvo en el vehículo, Will les contó la huida de Max y en que consistía el plan para sacarlos de prisión. Will también les dijo que era un amigo de Magnus, quién había venido a París con el único propósito de sacarlos de la ciudad y que era lo mas probable que Magnus y los demás hayan salido del país con éxito.
Lamentablemente, no fue tan fácil. El grupo vio a Maurice en caballo, dirigiéndose a ellos.
-Esto es un desastre- exclamó Juliet.
-La viruela demoníaca es un desastre- dijo Will- Esto es un percance.
-Ahora que hacemos?- dijo Maryse.
-Marie, tiene un arma que le sobre?- le preguntó Will a Marie.
-Siempre tengo armas de sobra, chico- exclamó la mujer. De una de sus botas sacó una pistola pequeña, junto con unas balas. De la otra bota, sacó otra pistola.
-Cubrame- le dijo Will a Marie.
-Con gusto- exclamó Marie.
-Como puede caminar con esas armas en sus botas?- le preguntó Robert a Marie.
-Tengo práctica, señor Lightwood- dijo Marie. Después, le dijo a su marido que le ayudara a cubrir a Will y ella.
Luís asintió y de su chaqueta, sacó un rifle.
Los tres salieron por la ventana hacia el techo. Will empezó a dispararle a Maurice, pero este esquivaba las balas. Maurice le disparaba a Will, pero Marie lo protegía. Mientras, Luís cuidaba que al cochero no le disparen. El cochero estaba confundido, pero aún así continuaba.
Will miró a su alrededor, habían muchos civiles que se estaban asustando. Will les gritó a sus compañeros de armas que debían llegar a la frontera pero debían evitar que los civiles salieran heridos.
-Conozco un atajo- dijo Robert.
-Genial- dijo Will- Ustedes vallan. Yo entretengo al gusano con el arma.
-No te dejaremos- dijo Marie.
-Tranquila, hermana de arma- le dijo Will- Yo les sigo el rastro.
-Will...- dijo Marie.
Pero era tarde.
Will saltó del carruaje hacía un caballo de otro carruaje en movimiento. Will liberó al carruaje y empezó a dominar las cuerdas que estaban en el animal.
El carruaje en el que estaban sus amigos, seguía en curso. Al joven Herondale le pareció escuchar al cochero decir algo como no me pagan suficiente para estás cosas. Will vio que Maurice estaba cerca suyo, pero no disparaba. De seguro tenía en cuenta a los civiles. Pero cuándo llegaban a una zona que no tenían muchas personas, ambos volvían a disparase. El combate solo terminaría con uno de los dos muerto.
Will llegó a ver unos hombres acercarse, secuaces de Maurice.
El coche de los Lightwood continuaba en marcha y Will lo protegía.
Llegó incluso a matar a uno de los hombres de Maurice.
Will vio que el atajo de Robert era por la destruida mansión Lightwood. El valiente pelinegro pensó que podrían salir, pero Maurice disparó al cielo. Los caballos se detuvieron.
Todo se detuvo.
-Esto termina aquí- gritó Maurice- Puede que mi hijo se escapara, pero los mataré a ustedes. Luego iré por el y lo mataré.
-No permitiré que los lastimes- dijo Will- Primero tendrás que matarme.
Maurice levantó su arma, dispuesto a matar a Will.
Entonces, se escuchó el ruido de una bala dispararse y Maurice cayó muerto al piso, tenía un disparo en la frente.
-No lo creas, hijo de perra- dijo Mary al cadáver de Maurice. Tenía una pistola en el que salía el rastro de pólvora- Vamos Will. Hay mucho camino que recorrer.

Will se subió al coche y un momento después de partió a la frontera. Mientras ellos se iban, un grupo de revolucionarios y el soldado que habló con Maurice antes, estaban con el cadáver de Maurice afuera de la casa Lightwood.
-Que hacemos?- preguntó uno de los hombres.
-Podemos seguirlos- respondió otro- aún estamos a tiempo de detenerlos.
-No- dijo el guardia- Dejemos que se vallan. No creo que regresen, no son demasiado estúpidos para hacerlo.

***

Mientras, el coche llegó a la frontera y lograron salir de Francia.
Maryse tenía la cabeza en el hombro de Robert y este le acariciaba el pelo. Marie le dio una sonrisa a Luís y este la besó. Juliet acariciaba su vientre con cariño.
Will, sabiendo que ahora estaban a salvo, dejó el arma y se permitió no mirar atrás.

***

Uff, estas cosas no pasan en Historia de Dos Ciudades.
Espero que les haya gustado el capítulo.

Entre El Amor Y El Frio Acero (Caigo Cautivo #2. Malec AU)Where stories live. Discover now