15

466 65 28
                                    

Primero, los revolucionarios empezaron a degollar a la gente por cualquier crimen (y otras exacerbaciones) entre 1792 y 1793. A partir de junio 1790, los títulos nobles pierden efecto alguno.
Espero que disfruten el capítulo. Ante cualquier duda, pregunten.

***

París, Francia. Agosto de 1790.

Alec caminaba por las calles París, tratando de que nadie lo viera. Venía del mercado con algunas compras. Aún tenían dinero, aunque ahora debían pagar impuestos, por lo menos podían comprar alimentos y ropa. Alec desvío la mirada en el enorme palacio de Versalles, ahora ocupado por los revolucionarios. Mientras, la familia real fue trasladada a las Tullerias. Alec recordó cuándo los revolucionarios habían llegado a su casa, cargados de escopetas, cuchillos y otras armas. Ellos les dijeron que tenían que largarse y que sus tierras ya no eran mas suyas y ahora pertenecían al pueblo francés. Su padre logró darles algo de dinero y oro para que les dejaran conservar la casa. La segunda vez que habían venido, fue para decirles que todo título noble, fue abolido. Eso había sido hace dos meses.
Desde la revolución, muchos nobles habían abandonado Francia con éxito, pero cuándo los Lightwood y otras familias lo intentaron, no lo lograron. Se les tenía prohibido abandonar el país.
Sin embargo, aún podía estar en contacto con sus hermanos y Magnus en Inglaterra.
En cada carta, Magnus le decía a Alec el miedo que tenía de que algo le pasara y lo mucho que deseaba volver a verlo.
Alec le contaba a Magnus sobre su situación y algunas veces, ablandaba los hechos relatados para que su novio no se preocupara. Alec tenía miedo. Temía por su hermano y por sus padres. El mismo Luís XVI le había dicho a sus padres que escaparán de Francia, temiendo lo peor.
Incluso, corrían rumores de Nobles que eran eran ejecutados por su título.

Alec alejó esos pensamientos y fue directo a su casa.

***

En cuanto llegó, su madre lo recibió con un abrazo.
-Mi niño- le dijo Maryse a su hijo- Estás bien. Gracias a Dios.
-Tranquila, mamá- le dijo Alec en tono tranquilizador- Estoy bien.
-Ven- le dijo su madre- Preparemos la comida para la noche.

Alec siguió a su mamá hacia la cocina. El servicio había renunciado y ahora solo eran ellos cuatro en la casa. Incluso Arturo se había ido. Maryse cocinaba con Alec, la mujer usaba libros de cocina y le gustaba cocinar junto a sus hijos.

Cuándo estaban por terminar el puré de papa con el filete, Max se acercó a la cocina. En cuánto vio a su hermano, corrió hacia el.
-Alec!- dijo el niño- llegaste!
-Hola, pequeño- dijo Alec a su hermano- ve a decirle a papá que la cena está lista.
-Papá no quiere salir- dijo Max.
-Tiene que salir de su estudio y comer algo- se quejó Maryse.
-Ustedes preparen la mesa,- dijo Alec- yo voy a buscar a papá.

Alec se retiró al estudio de su padre y allí lo encontró. Robert estaba leyendo un libro o al menos eso parecía, pues tenía la mirada pérdida en la hoja.
Alec se acercó a su padre, tomó una silla del estudio y se sentó frente a su padre.
-Hola- le dijo Alec- Papá, mamá y yo hicimos la cena. Por que no vienes a comer con nosotros y sales de tu despacho?
Alec hablaba lo mas compasivo posible, sabía que su padre estaba mal por todo lo que había pasado.
-No gracias, hijo- respondió Robert- Puedes traerme un plato con la cena y la como aquí.
-Ok- respondió Alec.

El joven se paró de la silla y cuándo iba a retirarse, vio a su padre sacar algo de su escritorio.
Alec no llegó a ver de que se trataba, pero su padre había quedado abstraído en lo que sacó.
El joven Lightwood dio una triste sonrisa y desapareció por la puerta, triste y curioso a la vez. Alec no paraba de preguntarse como dos sentimientos tan distintos podían encajar perfectamente juntos.

***

Alec estaba en el escritorio de su habitación, escribiendo una carta para Magnus.

Mi querido Magnus:
Esta tarde vi el palacio de Versalles mientras caminaba con las compras, dirigiendome a casa. Me acordé de esa noche en la que los reyes hicieron una fiesta de máscaras. Estabas tan guapo! No importa el tiempo que haya pasado, aún siento que pasó un día desde la última vez que nos besamos. Las cosas aquí siguen igual: la familia real en las Tullerias, mamá molesta por que perdimos el titulo de nobleza y papá encerrado en su estudio.
Aún busco la forma de que nos vallamos de aquí, pero siempre que intento conseguir un carruaje que nos lleve fuera del país, representantes del nuevo gobierno me lo impiden. Te extraño, Magnus y encontraré la forma de que estemos juntos de nuevo.
Max está pasando por muchas pesadillas, duermo con el y eso lo ayuda. Mamá aprendió a cocinar y nos enseñó a ambos. Dile a mis hermanos, que lo extraño mucho y que es mejor que estén contigo en Londres donde se que estarán seguros. Los veré pronto, con fe y esperanzas. Te amo.
Tuyo siempre, Alexander Lightwood

Entre El Amor Y El Frio Acero (Caigo Cautivo #2. Malec AU)Where stories live. Discover now