4: El andén 9 3/4

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Antes de leer, digo que los capítulos de esta historia se publicarán una vez por semana o antes.

Me desperté a las 5 AM de la emoción, estaba tan emocionada que mi pelo se volvió morado y mis ojos veían fuegos artificiales y después no pude seguir durmiendo. Por lo que aproveché y le di de comer al Occamy y fui a ver cómo estaba Gabe. Cas, al oírme fuera de la cama saltó hacia mí y se puso en mi hombro. Sabía que los dejaba en buenas manos, mis dos abuelos querían despedirse de mí en la estación por lo que los tres fuimos juntos. Después de cruzar la barrera, lo cual fue de lo mas atemorizante ya que estaba segura de que me iba a dar en plena cara, lo bueno fue que lo hice junto a mi abuelo Newt,  tuve que subirme al tren, el cual ya estaba lleno de alumnos. Temblaba un poco, no sabía si de la emoción o del miedo de dejar a mis abuelos. Nunca había estado lejos de ellos, jamas, toda mi vida había sido en base a ellos, ni siquiera en Dorset había tenido amigos.

—Cuídate, Laila—dijo mi abuela Tina besándome la frente—. No te metas en problemas, envíanos una lechuza y cuéntanos cómo te va ¿si?—yo asenti—. ¡Te voy a extrañar mucho!

Mi abuelo Newt me envolvió en sus brazos, lo iba a extrañar y mucho, sentí algo de nauseas y una parte de mi mente lo unico que quería hacer era envolverme en su pierna y llorar.

—Trata de hacer amigos ¿muy bien? Escucha a tus profesores y sé la mejor de la clase, pero diviértete mucho—me dio otro abrazo y me susurró—. Cuida bien de Cas en Hogwarts.

A mi abuelo no se le escapaba nada, desde que nos fuimos creo que sabía que tenía guardado a Cas, el Bowtruckle en mi bolsillo, no podía dejarlo, no era muy sociable con sus hermanos y era mi mimado.

—No se aburran mucho sin mi ¡los veré en Navidad!—les dije con un guiño.

Escuché un silbido y el tren en marcha.

—¡Anda, sube! ¡Te queremos mucho!—gritó mi abuela Tina. Los vi por última vez y les di un saludo militar. Pasé por varios compartimientos pero todos estaban llenos, había uno de unas chicas de segundo pero no me dejaron pasar ya que según ellas era "exclusivo", algo que me desanimo un poco. Llegué a un compartimento en el que estaban dos chicos, uno de ojos verdes con lentes y cabello azabache y el otro pelirrojo y alto.

—Disculpen...todos los vagones estaban ocupados ¿puedo sentarme con ustedes?—les pregunté con un poco de timidez, se veían de primer año y tan perdidos como yo.

—Si, claro—dijo el chico con lentes amablemente.

—Soy Ron Weasley—dijo el pelirrojo 

—Laila Scamander—me presente.

—Soy Harry, Harry Potter—dijo el otro chico de lentes.

—¿Eres realmente Harry Potter? —dejó escapar Ron y Harry asintió.

—Oh... bien, pensé que podía ser una de las bromas de Fred y George — dijo Ron—. ¿Y realmente te hiciste eso... ya sabes...?

Señaló la frente de Harry. Harry se levantó el flequillo enseñando una cicatriz en forma de rayo.

—¿Así que eso es lo que Quien-tú-sabes...?

—Sí —dijo Harry—, pero no puedo recordarlo.

—¿Nada? —dijo Ron en tono anhelante.

—Bueno... recuerdo una luz verde muy intensa, pero nada más.

—Vaya —dijo Ron. Contempló a Harry durante unos instantes y luego, como si se diera cuenta de lo que estaba haciendo, con rapidez volvió a mirar por la ventanilla.

Laila Scamander y La Piedra FilosofalWhere stories live. Discover now