17: Nimbus 2000

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La mañana siguiente Malfoy nos veia como si nos hubiera crecido un tercer ojo, de seguro porque todavia estábamos en Hogwarts . En realidad, después de convencerlos, se dieron cuenta de que fue una buena aventura. Mientras tanto, Harry nos habló del paquete que había sido llevado de Gringotts a Hogwarts, y pasamos largo rato preguntándonos qué podía ser aquello para necesitar una protección así.
—Es algo muy valioso-le dije
—o muy peligroso —dijo Ron.
—O las dos cosas —opinó Harry
Pero nuestra única pista del misterioso objeto era que tenía unos cinco centímetros de largo.
Ni Neville ni Hermione demostraron el menor interés en lo que había debajo del perro y la trampilla. Lo único que le importaba a Neville era no volver a acercarse nunca más al animal.
Hermione se negaba a hablar con nosotros, pero como era una sabihonda mandona, los chicos lo consideraron como un premio. Teníamos ansias de venganza hacia Malfoy, pero eso pasó una semana en el correo.
Mientras las lechuzas volaban por el Gran Comedor, como de costumbre, la atención de todos se fijó de inmediato en un paquete largo y delgado, que llevaban seis lechuzas blancas. De repente las lechuzas bajaron y dejaron el paquete frente a mí y Harry tirando al suelo mi trozo de tarta.
—¡Hey!-les grite.
Se estaban alejando, cuando otra lechuza dejó caer una carta sobre el paquete. Harry abrió la carta y palideció, no quería parecer entrometida leyendo la nota por lo que le leí la mente, pero Ron se adelantó
—¡Una Nimbus 2.000! —gimió Ron con envidia—. Yo nunca he tocado ninguna.
—La vi en la vitrina, en el callejón Diagon!-le dije
Salimos rápidamente del comedor para abrir el paquete en privado, antes de la primera clase, pero a mitad de camino con Crabbe y Goyle, que nos cerraban el camino: Malfoy le quitó el paquete a Harry y lo examinó.
—Es una escoba —dijo, devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de celos y rencor en su cara—Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso para tener una.
Ron no pudo resistirse.
—No es ninguna escoba vieja —dijo—. Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste que tenías en casa, Malfoy, una Comet 260? —Ron rió con aire burlón—. Las Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.
—¿Qué sabes tú, Weasley, si no puedes comprar ni la mitad del palo? — replicó Malfoy—. Supongo que tú y tus hermanos tenéis que ir reuniendo la escoba ramita a ramita.
Antes de que Ron pudiera contestarle, el profesor Flitwick apareció detrás de Malfoy
—No os estaréis peleando, ¿verdad, chicos? —preguntó con voz chillona.
—A Potter le han enviado una escoba, profesor —dijo rápidamente Malfoy.
—Sí, sí, está muy bien —dijo el profesor Flitwick, mirando radiante a Harry—. La profesora McGonagall me habló de las circunstancias especiales, Potter. ¿Y qué modelo es?
—Una Nimbus 2.000, señor —dijo Harry, tratando de no reír ante la cara de horror de Malfoy, yo me estaba ocultando entre los chicos para no reírme, mi cabello se había vuelto azul radiante—Y realmente es gracias a Malfoy que la tengo.
Subimos por la escalera, conteniendo la risa ante la evidente furia y confusión de Malfoy.
—Bueno, es verdad —continuó Harry cuando llegamos al final de la escalera de mármol—. Si él no hubiera robado la Recordadora de Neville, yo no estaría en el equipo...
—¿Así que crees que es un premio por quebrantar las reglas? —Se oyó una voz irritada a sus espaldas. Hermione subía la escalera, mirando con aire de desaprobación el paquete de Harry
—¡No seas aguafiestas!-le dije en broma
—Pensaba que no nos hablabas —dijo Harry.
—Sí, continúa así —dijo Ron—. Es mucho mejor para nosotros.
Hermione se alejó con la nariz hacia arriba
                         🌌
Durante la cena estaba comiendo mi ración de ensalada pero Harry me interrumpió y se apresuró a que subiera con él y Ron, para sacar; por fin, a la Nimbus 2.000 de su paquete.
—Oh —suspiramos Ron y yo cuando la escoba rodó sobre la colcha de la cama de Harry. Para que mentir? La escoba era maravillosa.
—Es asombrosa Harry, pero tengo que irme, ¡suerte!-le grite saliendo del dormitorio.
                        🌌
En cuanto llegue a la biblioteca la señora Pince me miró terriblemente mal ya llevaba una semana y ya tenía fama de revoltosa.
Adoro este lugar.
Divise entre una pila de libros la gran melena castaña de Hermione, la cual estaba sumamente concentrada escribiendo en un pergamino.
—¡Hola!-casi grite, la señora Pince me hizo un gran ¡Shh!
—Perdón, ¡Hola!-dije lo último en un susurro alegre.
Hermione me miró pero no me devolvió la palabra. Me encogí de hombros y me senté a su lado, esperando que me respondiera, moví mi pierna repetidas veces, luego troné mis dedos, Empeze a tararear una canción de cuna hasta que Hemrione dejó su pluma y me miró seriamente,
—¿Puedes Parar?-preguntó nerviosa.
—Oh, ahora que tengo tu atención quiero pedirte perdón por lo de Harry y Ron, no los tomes en cuenta, ya sabes...son chicos-le dije
—¿Y?-preguntó sería
—Bueno...son la mitad de inteligentes que nosotras-respondí, haciendo que sonriera.
—Quiero ser tu amiga-dije Directa balanceando las piernas.
—¿Porque? La mayoría cree que soy una molestia-masculló.
—Si..pero para tu suerte ¡yo no soy la mayoría, soy una minoría! Y además...no me compares con la gente común-dije lo ultimo apartándome el pelo. Ella rió y nos quedamos hablando sobre las criaturas y bestias fantásticas, Hermione había leído mucho sobre ellos y mi conocimiento era natural desde niña por lo que nos quedamos charlando hasta la tarde y después seguimos hablando en nuestro dormitorio.

Laila Scamander y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora