Capitulo 14

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Estoy bajo las sabanas disfrutando del frio de la mañana. La luz del día entra por la ventana iluminando toda la habitación eliminando la necesidad de encender la bombilla. Me estiro deliciosamente quedando boca arriba. Rasco mi cabeza y bostezo.

—Kate —llaman y tocan la puerta.

— ¿Quién es?

Pero no responden así que me veo obligada a levantarme.

— ¿Qué? —digo al ver a Dominic.

—Arréglate para salir —dice tan serio como siempre.

—Buenos días para ti también —entorno los ojos y giro en dirección a tomar el bolso.

—Buenos días, arréglate.

—Ya voy, cierra la puerta —digo al ver que entra.

Del bolso saco los Jeans, camisa y chaqueta. Sin tomar en cuenta a Dominic, me saco la ropa quedando en sujetador y bragas. Un par de minutos después ya estoy lista.

— ¿Qué haremos? —giro hacia Dominic y este me mira raro—. Dominic —sacudo la mano frente a su cara haciéndolo reaccionar—. ¿Qué haremos hoy?

—Te pondrás esto —me pasa un audífono de bolita—. Entraras al edificio para estudiarlo.

— ¿Y tú qué?

—Me quedare a distraerlos.

—Ok.

Bajamos al comedor por algo para llenar nuestros estómagos después nos vamos a su auto y partimos hacia United Corp.

—Quiero que busques la sala de comandos e instales el programa que hay aquí para poder hackearlos —me da un pendrive.

—Ok.

—Evita las cámaras y la mayor cantidad de personas posibles.

—Dominic, sé cómo hacer lo mío.

—Solo te digo y no mates a nadie.

—No lo haré.

—Y si te encuentran donde no debes solo di que te perdiste —asiento.

Una hora después hemos llegado y aparcado en frente del gran edificio. Es enorme y la mayoría de las paredes son de vidrio polarizado.

—Ven —me toma de la mano ya que nota mi distracción—. Concéntrate.

Entramos al edificio que por cierto está repleto de hombres y mujeres trajeados. Nos acercamos a un gran escritorio de mármol donde hay una mujer con un vestido azul marino.

—Buenos días —me sorprende el tono tan amable con el que habla Dominic, parece otro.

—Buenos días.

—Soy Dominic Reed.

—Oh señor Reed seguro querrá ver a William.

—Por supuesto.

—Ya le llamo.

Ella gira en la silla, coge un teléfono y llama.

— ¿Que fue eso? —susurro.

— ¿Qué?

—Tanta amabilidad.

—No todo el tiempo soy alguien amargado.

—Es sorprendente.

Sonríe arrogante y yo desvío la mirada evitando contagiarme de esa risa.

—William viene en camino —dice la mujer.

A Bad GirlWhere stories live. Discover now