Capítulo 6: La Campiña y Selene.

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"Cuando el mes de junio caía; Edric y yo nos encargábamos de cosechar el trigo. Las tierras de Normandía no eran las más fértiles, pero había épocas en las que éramos recompensados con las abundantes cosechas. Nuestro padre siempre pensó que... en verano brotaba oro de la tierra. El trigo siempre pareció oro opaco ante nuestros ojos. Como éramos granjeros muy pocas veces habíamos visto oro de verdad, el pueblo era tan pequeño y todos conocíamos a todos. Por lo que el cazador cambiaba carne por verduras, así como nosotros cambiábamos verduras por pan y carne."

      El resto de la campiña francesa no era diferente de Normandía. Eran campos más grandes, pero era la misma gente desdichada quienes los cultivaban. Los pueblos no estaban siendo arrasados, pero había tan poca gente que todos pensarían que solo mujeres y niños vivían en ellos.

      Selene aún tenía problemas acostumbrándose al ritmo de la yegua. Nunca antes había cabalgado, sin embargo, podría haberle tocado peor, como a Jacques, quien tenía un jamelgo a punto de desfallecer. A la chica le recordaba al viejo Witck y esa había sido la razón por la que le había insistido a Jacques que le cambiase el caballo. Mientras tanto, Ser William montaba en su corcel junto con la niña rubia de ojos azules como cielos despejados. Lady Allys Merrybound.

      —Aquí descansaremos. —Dijo Ser William. Dirigiéndose hacia una pequeña colina que resaltaba cerca de unos trigales.

      —Debemos seguir—respondió Jacques. —Todavía es medio día.

      —"Aye." —Afirmó Ser. William. —Pero los caballos deben descansar, además, le servirá a Lady Allys que estiré las piernas un poco.

       Selene sabía que Jacques no le tenía mucho aprecio a Ser William. No solo sus personalidades eran diferentes, sino que tal vez hubiese desconfianza entre ellos. Jacques había sobrevivido por su cuenta en el bosque, y estaba acostumbrado a tratar solo con él mismo. Ahora el joven cazador ya no tenía control de la situación, sino el caballero. Era Ser William quien conocía mejor los caminos...mucho mejor que Jacques. Y ciertamente había una mayor seguridad al viajar con él. A un caballero le recibían en las posadas y les daban precios más bajos en los mercados. Para Selene, esa había sido la primera vez que se había dado cuenta como el honor era otra clase de moneda. "El honor era como pagar con monedas de cobre. No valdría tanto como el oro, pero igual se gasta menos".

       Levantaron el maltrecho campamento desde aquella pequeña colina, una brisa refrescaba el ambiente. Detrás de ellos; el arroyo se hacía notar con la armoniosa entonación de su corriente. Ser William se dispuso primero a bajar a lady Allys de su caballo. La niña era menuda, o Ser William más fuerte de lo que aparentaba. Pues la levantó de un solo golpe y la dejo en la tierra, había tardado más él en bajar del caballo que bajar a la niña.

       —¿Ya llegamos? —Preguntó Lady Allys.

       —No mi lady, aún falta un largo camino por delante. Los caballos necesitan tomar agua y descansar. Usted quédese aquí mientras llevo los caballos hacia el arroyo.

        —Sí. —Respondió la niña. Allys se sujetó de su falda y la levantó un poco, para que esta no se ensuciase con la tierra. Selene supo en ese entonces que la niña había pasado gran parte de su vida en el interior de un castillo, sobre pisos de piedra y la única tierra en sus zapatillas había sido la de los jardines reales.

        —Yo iré por leña. —Dijo Jaques; tratando de alejarse de la escena. Selene comprendía las razones por las que Jacques no quería estar con ellos. Jaques era un chico huraño y solitario. Había vivido más tiempo en el bosque que cualquier otra persona que Selene hubiese conocido. Jaques en verdad conocía el significado de la soledad y ahora el muchacho ya no podía integrase bien en el grupo... ¿O tal vez nunca había podido? ¿y esa habría sido la razón por la que el muchacho se fue al bosque en primer lugar?

La Doncella de HierroWhere stories live. Discover now