Capítulo 16. Vinland y Selene.

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"El mar siempre había tenido una sensación hipnótica, querer saber lo que había más allá de las fronteras, ese era una de mis fantasías, huir en un bote mercante y ver qué tan grande era el mundo...que tan grande era el mar."

      El miedo era tangible y Selene no podía olvidarlo, no podía tratar de dejarlo ir, ni soltarlo por más que quisiera. Bastaba con cerrar los ojos para poder ver aquellos ojos ambarinos brillantes nuevamente, ver la cara endemoniada dibujada en el fuego y las sombras de los demonios bailar ante las llamas proyectadas en los muros de la iglesia. Era casi capaz de sentir la arena de aquel mar sobre su cuerpo. Y parecía que todos sentían el miedo ya que casi no dormían... Lady Allys temblaba constantemente y se rehusaba a acostarse a dormir si no era con Nicole o con Selene. Nadie comía, pronto los días se empezaron a sentir eternos. Empezaron a desconfiar y a cuestionarse todo. Habían experimentado lo que era el mal verdadero y no sabían cuánto tardarían en olvidarlo. Tal vez vivirían con eso el resto de su vida, sin saber qué fue lo que había ocurrido esa noche.

      Y nuevamente cayó la noche. Habían cenado y como siempre llegaba la hora de dormir, lo cual ninguno quería, Selene podía ver cómo ni Jacques ni Ser William lo intentaban. Jacques no reconocería su miedo y se había vuelto más hostil en consecuencia, mientras que Ser William por otro lado un poco más distraído por el cansancio, afilaba su espada con la piedra de amolar nerviosamente, tratando de callar sus pensamientos. Todos necesitaban pensar en otra cosa.

      Ahí reunidos frente a la fogata, cubiertos en pieles para protegerse de los vientos que recorrían los valles, en un lado se encontraban Lady Allys, Nicole y Ser William. Del otro lado del fuego; Selene y Jacques. Selene podía sentir el miedo como una pequeña capa fría que le cubría sobre los hombros o unas pequeñas manos huesudas estrujando sus clavículas.

      —¿Y si contamos historias? —Preguntó Nicole, la chica finalmente había roto el silencio.

      —¡Sí! —Exclamó lady Allys con rapidez. —¡Hay que contar historias! Muchas, muchas historias hasta quedarnos dormidos.

      —Muy bien, yo sé una de fantasmas. —Dijo Jacques.

      —¡No de fantasmas no! —Exclamó la niña, era obvio que nadie estaba de humor para una historia de fantasmas, pero al igual que Jacques, Selene solo sabía historias que su padre o su hermano le contaban y eran de fantasmas. Por lo que se quedaron en silencio un momento.

      —Yo sé una. —Dijo Ser William. —De hecho, esta fue una historia que le pasó a un conocido de mi pueblo en Great Yarmouth.

      —¿Y es de miedo? —Le preguntó La pequeña dama.

      —No, no lo es. —Respondió el caballero, comenzó a contar la historia. —Hace tiempo cuando yo era un niño, había en el pueblo un hombre al que llamábamos El Viejo Cooper. Era pescador y le gustaba salir a navegar. Cuando regresaba se iba a embriagar a una taberna. Pero un día, él dijo que se iría un largo tiempo, había dicho que había conseguido un mapa que lo llevaría a una tierra perdida llamada Vinland, al otro lado del mar, pero nadie le creyó. Y un día, él desapareció en el océano con su galera pesquera. Todos pensamos que había muerto. Y durante un viaje de cacería; mi padre, mi hermano y yo encontramos la galera del Viejo Cooper encallada en un banco de arena...Ahí estaba él, lo que lo sacamos del barco pero estaba desfalleciendo. El hombre tenía fiebre y desvariaba, decía cosas extrañas, muy extrañas de verdad. Decía haber encontrado Vinland. Cooper hablaba de una lejana costa hecha de puro hielo y de un inmenso bosque tan grande que reinos enteros podían caber en su interior. Al sur, muy al sur, había mares de agua esmeralda y arena de polvo de perlas, habitadas por hombres y mujeres de pieles cobrizas, que vivían dentro de grandes montañas esculpidas. Hablaba de leones moteados sin melena y decía haber encontrado una ciudad perdida en el bosque, una ciudad que crecía en medio de un lago salado, con calles hechas de agua y sus habitantes vistiendo con tocados de plumas de mil colores. Había hablado de ciudades hechas de oro y de planicies pintadas de rojo. Y poco después murió por la fiebre. Ninguno de nosotros quiso creerle, Pero cuando entramos en su cabina encontramos una lanza hecha con una piedra negra, muy filosa y brillantes plumas alargadas de tonos verdes, hermosas en verdad. Hasta la fecha no tengo idea de que o donde es que El Viejo Cooper se metió. Nunca supe si en realidad había llegado a una tierra mítica, o si estaba alucinando, pero al menos me hace sentir bien saber que tal vez el mundo es mucho más grande.

      —¡Wow! Esa fue una bonita historia. —Respondió Lady Allys. —Yo también quiero ir a Vinland.

      La historia de Ser William había tenido a Selene algo entusiasmada, sin duda le gustaría ver esa legendaria tierra o al menos poder soñarla. Ella podía soñar que estaba en un bote y llegaba a otro lugar, soñar que viajaba. Y eso exactamente lo que estaba haciendo, ella estaba viajando con sus amigos a la Tierra Santa. De pronto le dio sueño a Selene y se acurrucó en la piel de oso. "La noche ya no parece tan horripilante" pensó Selene y se quedó dormida. 

La Doncella de HierroМесто, где живут истории. Откройте их для себя