Respuesta

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Le miraba. Me pasaba las horas de clases mirándole, sin importarme cuanto se notara a los ojos que me miraban a mí, yo solo le miraba a él.

Un pequeño y casi invisible movimiento de su cabello dorado me hizo fruncir el ceño. Un pequeño rizo rebelde había escapado de su melena de león salvaje. Todo el mundo adoraba su pelo, parecía tan sedoso y cuidado que le tenía algo de envidia, mi pelo era un desastre. La gente decía que Gabriel, el chico de ese cabello majestuoso, no era guapo, no del todo, que lo único que tenía de bonito eran sus ojos y el cabello rubio.
Pero yo siempre decía lo contrario, le defendía hasta la saciedad. Él era el chico más hermoso del salón, y no solo del salón o del colegio, de la ciudad y barrio. Para mí, él, era el más bello ser que Dios, o lo que sea que hubiera creado el mundo, podía haber hecho.

El movimiento de cabeza que hizo Gabriel me dió a entender que sabía que le observaba, pero tampoco parecía importarle. Aquellos ojos verde amarillentos me miraron y una pequeña sonrisa tonta salió de sus labios, haciendo que mi yo interior se derritiera y que, mi cara creara sin querer, una mueca.

Giré mi cabeza y miré hacia la pizarra, asintiendo al profesor y haciéndole entender que escuchaba cada palabra que decía y que estaba de acuerdo con sus teorías sobre la filosofía. Me gustaba filosofía, me gustaba pensar sobre el mundo, en cualquier aspecto, pero sobretodo me gustaba inventar. Crear historias o teorías de la nada y, sin llevarlas a la práctica, intentar demostrarlas, aunque nunca nadie me hiciera caso.

Un lápiz cayó al suelo cerca de mi pupitre y sin pensar de quien podía ser, lo cogí. Mi mejor amiga, que resultaba ser mi hermana (aunque no de sangre), se le había caído el lápiz y esperaba con una cara de impaciencia a que se lo devolviera.

—Dámelo. —Dijo de manera "cariñosa" Red. Sí se llamaba como el color rojo.

Red era mi mejor amiga. Nos conocíamos desde que nacimos, literalmente. Cumplíamos el mismo día y teníamos los mismos años, diecisiete. Sus padres eran los mejores amigos de mis padres, y pasaban todos los fin de semana juntos, yendo a la montaña, playa o cualquier plan que se les ocurriera. Estaban tan unidos que hasta sus hijas debían nacer en la misma semana (que resultó ser el mismo día) y el mismo mes. Tan tan unidos que, mi madre era la madrina de Red y mi padre, el padrino. Así que cuando ella tenía 8 años y sus padres murieron en un accidente de tráfico, ella se vino a vivir con nosotros a casa.

Y me alegré, era pequeña y no sabía lo que significaba la vida y la muerte, y lo único que sabía con certeza es que mi mejor amiga, mi casi hermana iba a estar viviendo en la misma casa que la mía. Imagina mi alegría, hasta que me enteré.

Le di el lápiz sin decir ni una palabra y seguí con la clase de filosofía hasta que sonó el timbre, marcando que el día escolar había terminado.

Todos los alumnos daban gritos de euforia y alegría por darse cuenta que la última hora del viernes había terminado y que por fin podrían vivir algo su vida. Aunque yo no estaba demasiado contenta.

Caminé hasta el final del pasillo con la mochila colgando de un hombro y con una amiga no muy habladora en el otro lado. Red era la persona más callada que había conocido.

El paseo del instituto a casa era medianamente corto, así que en apenas cinco minutos llegamos a la habitación.

Me quité los zapatos y sin cuidado me tiré de golpe a la cama, haciendo rebotar ésta. Cogí el ebook y seguí con mi lectura que había dejado a medias esa mañana.

Me encantaba leer, me encantaba imaginar cada personaje a mi manera y crear historias de la nada. Me encantaba evadirme por minutos o incluso horas, en historias fantásticas, normalmente del género de terror o misterio. Aunque en esos momentos estaba leyendo una de fantasía, Hush Hush. La maravillosa saga que ya había releído por lo menos 2 veces. Pero no me importaba repetir.

Escuché un grito proveniente del baño que teníamos en la habitación mi hermana y yo. Era una habitación pequeña con dos camas y un armario, pero con la ventaja de tener la privacidad de un baño personal.

Me levanté de la cama perezosamente, pero algo alarmada. Podía imaginar el porqué de ese grito que sin querer, había hecho Red.

Toqué un par de veces a la puerta con mis nudillos derechos, haciendo el ruido suficiente para llamar su atención. Dije su nombre una y otra vez hasta que, por fin hubo una respuesta.

La sangre era la respuesta.

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Si amigos aquí estoy de nuevo, la pesada de Bluewxnders, bueno Wxnder whatever

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Si amigos aquí estoy de nuevo, la pesada de Bluewxnders, bueno Wxnder whatever.

Estaba leyendo una novela de wattpad y me vino de repente la inspiración JAJAJA.

Bueno como siempre digo en mis historias, nada es lo que parece ser y no os fieis de mi, crear muchas teorías y darle una oportunidad!

Gracias para todos aquellos que me leen y me apoyan en mis historias un abrazo muy fuerte hermosos!♥

--Wxnder Xx

--Wxnder Xx

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Red Where stories live. Discover now