Parte 11

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¡Por fin! Ya estaba a punto de volverme loco, ya me siento soltero otra vez, ya puedo dormir desnudo si quiero, ya no tengo que compartir mi casa, mi cuarto, mi cama. Llego a casa y respiro paz y silencio y todo mi interior se relaja, no lo puedo creer, soy libre nuevamente.

Me tiro a mi bella cama aún sin cambiarme, como amo esta sensación de soledad, mi maldito celular interrumpe mi relajación, es David.

—¿Qué? —digo al descolgar, él sabía lo que venía a hacer desde que salimos de la empresa.

—¡Uy! ¿Estás en tus días? —Suspiro, y el muy hijo de puta sólo se carcajea del otro lado, voy a matarlo.

—David, es enserio.

—Sólo te quería preguntar si quieres salir un rato, a celebrar que estás soltero otra vez pero si quieres dormir en vez de conocer chicas, pues no tengo de otra que ir solo.

¿Chicas? Lo necesito.

—Bien, paso por tí en 20 minutos. Y ya sabes que para mí 20 minutos son 20

Minutos —David suspira.

—Lo sé maldito —dicho esto cuelga la llamada.

Me doy una relajante ducha y me visto, unos pantalones de mezclilla negros están bien por hoy. Salgo de mi casa poniendo encima de mi polera blanca una cazadora de cuero negra. Por suerte, aún no había guardado mi auto en la cochera. Paso por David, a como dije, 20 minutos exactos, él sale a paso rápido de su casa con una cazadora casi igual a la mía ¡Estupendo! Ahora dirán que nos vestimos igual para salir. Se sube del lado del copiloto y se percata que casi vamos vestidos igual a no ser por su vaquero desgastado. Me mira de pies a cabeza y niega.

—La próxima vez me avisas como te vas a vestir, Oliver.

Suspiro, arranco el auto antes de que mi impulso de volver a casa y cambiarme se apodere de mí y tengo demasiada pereza. Llegamos a un club, no muy lujoso pero tampoco está mal, me siento en una mesa esquinera con David, comienzo a ver alrededor y ¡Wow! Almenos hay mujeres bonitas. Y una se acerca.

—¡Hola David! —–exclama la chica, ¡aah! Ya lo entiendo, él venía a verse con una chica, pudo haberme dicho eso antes, ellas siempre traen amigas bonitas consigo.

—Hola Katherin —contesta, dándole un beso en la mejilla —él es mi amigo Oliver, Oliver ella es Katherin —la chica trigueña saluda con su mano y hago lo mismo, siempre David y su gusto por las trigueñas.

—Es un placer, Katherin —digo, tomando lugar a la par de David.

—Lo mismo digo, Oliver. Mi amiga Malena viene en camino —Enarco una ceja. Lo sabía, espero Malena esté bonita, sino me voy. Por hoy, sólo quiero dormir.

La música está bastante fuerte, y música salsa comienza a sonar, miro como todas esas chicas en la pista de baile se mueven sensualmente y mis ojos miran a una en específico, un vestido blanco que contornea a la perfección sus curvas, ¡Yo conozco ese cuerpo! Y ese cabello que cae hasta su cintura... Maldición... es... Es Alex ¿Qué demonios hace Alex en este lugar bailando sola? No tardan en caer los buitres, y sí que tengo razón. Ella se retira de la pista de baile y se va a la barra, no ha pasado ni un minuto cuando ya tiene uno encima. Me levanto y me dirijo hacia ella.

Lo poco que logré escuchar se llama Charles.

Alex sonríe al tipo, no ha contestado pero no espero su respuesta, la abrazo por detrás y le doy un beso en esa suave y rosada mejía, puedo sentir que se ha estremecido y puedo jurar que me iba a golpear cuando levemente voltea su rostro hacia mí y su gesto de furia se convierte en uno de sorpresa. El tal Charles sonríe un poco incómodo cuando lo observo con toda la seriedad posible.

Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Where stories live. Discover now