Parte 23

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Entro a la casa cuando observo que Alex se está acercando y me dirijo al comedor, huele exquisito y mi estómago comienza a rugir.

—Oliver... –escucho una voz masculina detrás de mí, no tardo mucho en reconocerla.

—Dmitri... —me volteo rápidamente y no me equivoqué, lo saludo con un apretón de manos —Te preguntaría que te trae por acá pero ya lo sé —ambos sonreímos, extiendo mi mano hacia el comedor y el asiente, aparta una silla y acomoda su traje de general que no deja de presumir nunca, tomo el lugar a la par de él. Lindsey le lleva un panecillo y de paso me da uno a mí, estos pequeños panecillos que los como de un bocado sólo pueden ser obra de mi madre, y sí, en sólo llevarlo a mi boca una explosión de sabor invade mis papilas gustativas, es lo que más extraño de vivir con ella.

—Y escuché que te casaste —habla, mientras limpio mis labios con una pequeña servilleta —Lindsey me lo comentó.

—Así es —ladeo mis labios en un sonrisa —ya no debe tardar en venir por acá.

—Le digo a Lindsey que también nos casemos en secreto, así nos evitamos todos los ensayos de boda, la prueba de trajes, los padrinos....

—No, olvídalo Dmitri —mi tía Kate, madre de Lindsey, nos interrumpe de inmediato —si a Oliver no se lo perdono a ti peor —Dmitri ríe y yo tampoco puedo evitarlo.

Comienza a preguntar cosas de la empresa que no dudo en contestar, me siento orgulloso de todo lo que he hecho hasta hoy, él también comienza a hablar de su empleo, suena interesante. No me había percatado que ya había pasado media hora y Alex aún no aparecía por acá, me comienzo a preocupar ¿Dónde se habrá ido?. En ese preciso momento Henry me saca de mis pensamientos, saluda a Dmitri y me levanta de un tirón de mi antebrazo.

—Lo lamento, tengo que hablar con Oliver de urgencia —frunzo mi entrecejo ¿Qué podría ser tan urgente? ¿Le pasaría algo a Alex? Dmitri asiente y me suelto del fuerte agarre de Henry al salir por la puerta que va hacia la sala.

—¿Qué sucede? —pregunto con notable interés, mira por encima de mi hombro y detrás de él como cerciorándose que no haya nadie cerca.

—Nos he conseguido chicas para esta noche —susurra, con bastante emoción en sus ojos y suelto todo el aire que mis pulmones estaban sosteniendo, él me observa y frunce el ceño extrañado. Me esperaba algo peor.

—¿Nos? —pregunto, enarcando una ceja.

–—í, ¿Recuerdas la chica que conocí en aquel bar en Canadá? Está aquí en California y quiere que nos veamos, su hermana viene con ella, así que le dije que ya había hablado contigo sobre ella...

—Pero no lo has hecho... —interrumpo, cruzándome de brazos.

—Bueno, lo estoy haciendo ahora —levanta ambas cejas y se mira bastante divertido.

—¿Y al menos la hermana está buena? —saca su teléfono celular y comienza a mostrarme fotografías. Bastante curvilínea, y en poses bastantes provocativas, mostrando su piernas bastantes trabajadas en gimnasio en un pequeño vestido, y esto que es su red social.

—¡Hecho! —exclamo, necesito desahogar toda esta tensión o terminaré en el baño con un vaso de vaselina.

—Te lo dije. Ambas están exquisitas.

En ese preciso momento mis ojos divisan a Alex, con un pequeño overall de flores que deja al descubierto parte de sus muslos, lleva un top en el interior que se ajusta a sus pechos haciéndolos resaltar más, llama mi atención el tipo que se aparece tras ella y camina a paso rápido para hablar con ella.

Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Where stories live. Discover now