Parte 24

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Termino de acomodar mi camisa y me pongo mi saco azul oscuro con débiles rayas blancas, termino de poner mis zapatillas cuando escucho unos golpes en la puerta.

—¿Estás listo, Oliver? —es la voz de Henry.

—Por supuesto, Henry. Ya salgo —abro la puerta acomodando mi reloj.

Salgo de la habitación y al bajar por las escaleras observo a Alex. Nuestras miradas se encuentran y me acerco a ella para darle un pequeño beso en los labios, no lo corresponde, aparta su rostro a otra dirección. Sé que está molesta, pero yo soy hombre y tengo que desahogarme de vez en cuando. Mucho más con la tensión que Alex me provoca y no poder hacer nada.

Es molesto despertar a media noche con tus pantalones cubiertos de tu propio líquido.

Conduzco hasta el lugar mientras hablamos tonterías de nuestras vidas personales y escuchamos música actual por la radio. De vez en cuando Alex viene a mi cabeza, y su última pregunta viene a mi mente y la pienso por unos instantes, si Alex quiere salir con un hombre que lo haga, no entiendo porqué me importaría, trago saliva, algo se clava en mi corazón, no me gustaría que ella tenga algo con otro hombre.

—¡Oliver! —Henry llama mi atención —¿Estás bien? Te dije que era esa discoteca, ahora tendrás que buscar donde dar vuelta.

Me percato que me he pasado bastante y ya estamos bastante largo, el tráfico está bien fuerte, por estar pensando en Alex ahora estamos retrasados y yo odio estar retrasado.

Llegamos al lugar, en el parqueo se ve todo tipo de autos lujosos, el deportivo de mi padre no se queda atrás, es del próximo año, la pasión de él son los autos y las motocicletas. En la discoteca se ven personas bastante adineradas y hay sillones de piel y vidriería fina, varios guardas de seguridad, mujeres espectaculares y las chicas ya están aquí según Henry me comentó, almenos son puntuales y eso me agrada.

—Por ahí están —exclama Henry y volteo mi vista en dirección a la suya, ambas chicas voltean sus miradas a nosotros y sonríen, debo admitir que ambas están bastante guapas, Henry me presenta a su chica, Kendra, ella me extiende su mano y con la otra lleva parte de su cabello castaño detrás de su oreja.

—Y ella es mi hermana, Vanessa —exclama la chica que lleva el nombre de Kendra, Vanessa se pone de pie y me sonríe de una manera bastante coqueta, me extiende su mano y besa mi mejilla, huele increíble y está bastante... buena... hace lo mismo con Henry, sé que se le han ido los ojos más en esta mujer que en la suya propia. Es difícil no desviar la mirada a su escote, y sus bastante pronunciadas curvas que resaltan en ese vestido de encaje negro. Peina su cabello cobrizo con la yema de sus dedos mientras regresa al lugar en el que estaba, Kendra la sigue y Henry me hace de seña que me siente a la par de Vanessa.

Vanessa se cruza de piernas y deja al descubierto sus muslos, tiene bonitas piernas pero debo admitir que las de Alex son mejores y no pasa dos horas en un gimnasio, y pienso en Alex ¿Qué estará haciendo ahora? Sacudo mi cabeza ¿Qué me está pasando? ¿Por qué diablos pienso en Alex? Comienzo a tomar champagne y me relajo en el espaldar del sillón de piel. Vanessa comienza a hablarme de su vida personal, y Henry se besa con Kendra mientras acaricia su muslo.

Vanessa ríe, tiene una sonrisa bastante bonita y lleva su mano a mi pierna mientras me cuenta de su ciudad, Vancouver, su rostro está muy cerca del mío y sé que es lo que está intentando. No logro ver sus ojos bien por todas las luces de colores que se mueven de un lado a otro pero por lo que noto son bastante claros, Vanessa se inclina hacia mi intentando tomar un trago que el camarero sostiene a la par mía, toma mi mano, inmediatamente siento la diferencia entre su mano y la de Alex, me gusta tomar las manos de Alex, bastante suaves, tersas, cálidas y delicadas, las de Vanessa no son igual y no siento ganas de tomárselas.

Respiro profundo.

Alex, sal de mi cabeza.

Intento concentrarme en la conversación de la chica tomando mucho champagne, siento que una parte de mí hace falta, siento que esto es una tortura.

Intento poner atención a Vanessa lo más que puedo pero me es casi imposible, no habla nada que me mantenga intrigado y pienso en aquella rubia loca que me pone histérico, siempre tenemos de qué hablar y nunca me aburre, sonrío, ¡Demonios! ¿Qué me está pasando?. Sé que debe estar molesta conmigo y eso me pone mal. Vanessa acerca su rostro al mío y sin pensarlo dos veces besa mis labios tomándome por sorpresa intento corresponder el beso pero en ese preciso instante siento un dolor en mi pecho, siento que estoy traicionando a Alex, me separo de ella casi bruscamente y me levanto de aquel cómodo sillón, Henry me mira atónito y me sigue hasta afuera del local.

—¡Oliver! —exclama, no me quiero detener pero lo hago para dejarle en claro que me voy.

—Lo siento, me voy... —me volteo nuevamente y continúo mi camino, él está siguiéndome.

—¿Qué te pasa Oliver? ¡Por Dios! ¿Qué pasa contigo? —riñe, se detiene a unos cuantos pasos de mí.

—No sé qué me pasa pero no quiero volver ahí —me detengo y volteo a verlo una vez que llego al auto.

—Yo hasta había reservado dos habitaciones —él se cruza de brazos y me mira indignado.

—Bien, puedes usar ambas porque yo me voy —aprieto del botoncillo que desactiva la alarma del auto y abro la puerta.

—No te puedes ir antes, levantarás sospechas y tendré problemas, enserio... ¿Qué te pasa? El año pasado que salimos con aquellas francesas no actuabas de esta forma —suspiro. El año pasado no conocía a Alex.

—El año pasado no estaba casado, Henry —levanto mi voz, estoy molesto, sólo quiero irme y abrazar a Alex con todas mis fuerzas.

Maldita sea ¿Qué estoy pensando?

—Yo no sabía que eso para ti era tan serio —lleva sus manos a su cintura apartando su saco gris.

—Lo es, Henry; tengo una mujer bella, inteligente, divertida, y no quiero acostarme con cualquier tipa por ahí —¡Oh por Dios! Ni yo me conozco en estos momentos, seguro me pasé de tragos.

Henry me mira, con sus ojos abiertos como platos. No sé que estoy diciendo, pero sé que si Alex me escucha me golpea. ¿Por qué me está pasando esto? ¿Por qué Alex? No no no... Cualquier otra mujer menos Alex. Niego con mi cabeza y paso mi mano por mi cabello a modo de frustración. Veo hacia la puerta de la discoteca y veo que Kendra va saliendo, Henry observa hacia la dirección de mi vista y la mira.

—Oliver, dame sólo dos minutos, me iré contigo —habla, girando sobre sus talones.

—Henry, puedo inventar cualquier cosa, puedes quedarte si quieres.

—Igual no puedo porque su hermana se tendrá que ir sola y ella no querrá —habla con desaprobación hacia mi persona.

Me siento culpable porque Henry no va a disfrutar, pero en parte... y aunque Brittany se lo merezca... no debería hacer estas cosas, debe ser terrible que te lo hagan a ti —resoplo, no debí tomar bastante.

—Bien, vamos, le dije que tenías problemas con la empresa —asiento con mi cabeza y conduzco en completo silencio hasta que llegamos a casa, él me mira una y otra vez por el rabillo de ojo pero no le presto atención.

Llegamos a la casa y deposito las llaves del auto en el cofre que mi padre mantiene sus llaves. Llego hasta la habitación, espero no encontrarme a Alex despierta porque estoy tomado y capaz llore pidiéndole perdón.

Que vergüenza.

Al ver que las luces están apagadas entro con cuidado, y sí, ahí está ella, plácidamente dormida de lado hacia el balcón, no entiendo que es lo que me ha pasado. Me quito el saco y desabotono mi camisa mientras la observo dormir, me deshago de esta y del reloj de mi muñeca que deposito suavemente sobre la mesa de noche.

Me recuesto a la par de ella y con mi brazo rodeo su cintura, beso su mejilla y aparto el cabello que hay sobre su preciosa cara, me reposo en su cuello y por unos instantes siento que es el mejor lugar del mundo.

—¿Qué me estás haciendo, Alex? —murmuro, y me quedo dormido casi en instantes.

Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum