O7

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De camino a la casa de su madre no hicimos mucho, no más que hablar sobre cómo debe aceptar las decisiones de la vida amorosa de su madre. No es nada raro tener más parejas luego de una separación.

Claro, que eso es lo que pensamos incluso cuando abrió la puerta. Su madre tan linda como siempre, pero esta vez su mirada llena de vida se ve apagada, se ve marchita, como si estuviera tratando de forzarse a verse bien. Sus párpados llenos de lo que bien podría ser restos de maquillaje, se realzan sobre unas ojeras más grandes de las que se podría tener luego de tener todos tus examenes del último periodo.

-Hijo yo... -toca su cabello intentando acomodarlo - No los esperaba hasta en la tarde.

Hyunggu solo contempla a su madre y antes de poder decir una palabra más un chico aparece del interior de la casa.

-Amor, vamos a comer -dice un chico de no más de 30 años abrazando a la madre de Hyunggu. -¿Habían visitas?

¡¿Amor?! Oh, no. Hyunggu va enfurecer.

Dirijo rápidamente mi vista a él y veo como su mano hace demasiada presión en el agarre su maleta. Su mandíbula está tensa.
Como no la relaje en este momento se va a quebrar un par de dientes.

-¿Qué clase de broma es ésta? -pregunta con un tono tan clamado como amenazador.

La cara de su madre ahora si es irreconocible. No hay color en ninguna parte de su cuerpo. Se suelta del agarre del chico y da un paso adelante.

Kino se adentra a la casa y va directo a la segunda planta. Decido seguirlo haciendo una intromisión irrespetuosa pero necesaria. Subo las gradas y al instante él abre la puerta de el cuarto de su madre.

-¡¿Lo tienes viviendo aquí?! - grita abriendo los cajones.

Su madre aparece agitada y el chico aun sin nombre igual, pero con toda la paz del mundo en sus hombros.

-Hijo, calmate. -habla con su tono temeroso.- Yo te iba a explicar... Pero llegaste antes.

-¡¿Cómo explicas que estas con un chico que me cuidó cuando tenía 12 años?! ¿Tiene sentido que estés con mi niñero?

-Ya no eres un niño Gu-ah -habla el chico con una pizca de diversión en su tono.

-Tu te callas Shin. -sentencia Hyunggu.

Shin levanta las manos en son de paz pero su cara solo delata burla. Se acerca a Hyunggu y posa una mano en el hombro del contrario.

-Deberías relajarte niñito. -apreta con su mano la mejilla y debo imaginar que su vista se nubla.

El golpe de Kino le impacta justo en el ojo.

-¡Hyung Gu! -grita su madre corriendo al cuerpo de Shin en el suelo. Hyunggu no se mide con la fuerza, jamás lo ha hecho si de golpear a quien le molesta se trata.

-Kino. -lo llamo cuando está por salir del cuarto. Aparta mi mano con un brusco empujon que logra moverme de mi lugar.

Se escabulle por las escaleras y cierra la puerta con un fuerte golpe. Su madre sale por algo para ayudar a su novio. No sé que hacer, mi primer instinto es ir y ayudar al joven, pero su pareja ya está a su lado con lo que imagino alcohol para su herida en el pómulo y un par de gasas.

¿Yo? Estoy parada como tonta en la misma posición, con maletas en mano, con lo que era un presente para la dueña de la casa de parte de su hijo... Pero el pastel hace rato ha de haber perdido su consistencia, así como la historia feliz de esta casa.


-No lo comprendo, ¿qué tiene de malo ese chico? ¿por qué reacciona así? ¿lo eduqué mal? ¿pegarle a una persona? -expulsa aire de frustración.- Dime, tiene buenas compañías, ¿verdad?

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