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Paso el regreso a casa en el asiento trasero escuchando música con mis audífonos puestos. Estoy irritada de todo. Sé y no estoy de acuerdo con que la noticia de que Kino tiene novia me afecte tanto.

Me molesta que no me haya dicho. Tenemos confianza. En todo caso debería de conocer a la chica.

"No tengo ni idea cómo es que tiene novia, ustedes se la pasan pegados" dijo Shinwon entre dudoso y curioso.

Pero la verdad es que tampoco sé que hizo cuando no hablábamos. Quizá se atrevió a confesar sus sentimientos a la chica que era su vecina y estuvo mucho tiempo con él. Quizá conoció a alguien y las cosas se dieron.

Mi estómago duele de pensarlo.
Una sensación extraña y ridícula. Vamos, que Kino está grande y puede hacer lo que quiera. Salir. Conocer. Besar...

—Argh. —doy un golpe involuntario con el pie.

—¿Te pasa algo? —pregunta Kino intercalando su mirada entre mi reflejo en el retrovisor y la carretera.

—Paaara nada. —me apoyo en la ventana con mi cara apoyándose en mi mano.

—Estás rara desde el almuerzo.

—No estoy rara.

—No me has visto o abrazado desde que estábamos en la casa de Shinwon.

—No tengo ganas de abrazar a nadie.

—Oye... —baja la música, aunque casi no había problema con eso.

—Umh.

—No te enojes, pero, ¿estás en tu periodo? ¿Paramos para comprar algo dulce?

Mi corazón se derrite. En cualquier otro momento hubiera pensado que es muy considerado de su parte.
Pero justo me molesta. Me molesta que pregunte eso suponiendo que cada cambio de humor femenino tiene que ver con la menstruación.

—No tengo la regla, Kino.

—¿Entonces? —levanta la voz y Changgu suelta un quejido.

—No eleves la voz, vas a despertar a los demás.

—No evadas mis preguntas Ae.

—No me ocultes las cosas. —suelto sin más.

—¿Eh?

Le veo observarme desde el retrovisor y le hago mala cara. —Piensa.

—...

Nos quedamos en silencio y estoy por ponerme el audífono de nuevo cuando habla.

—No oculto nada.

—Ujum.

—Seul.

—Está bien.

—Si hay algo que te molesta dilo.

Done. Pero no quieres hablar,  que se le va hacer. —me encojo de hombros.

—Llegamos. —dice tan fuerte para despertar a los chicos. Incluso yo doy un salto ante su cambio de voz.

—Gracias Kino. —se remueven en sus asientos y toman su maletas.

Salen del auto extrañados del comportamiento repentino de Hyunggu.

—Dime de una vez que pasa —manubrea con el volante para doblar en la esquina de la calle y seguir el camino a mi departamento.

—No me puedes mentir con que no hay nada.

—Decirlo claro no te quita nada.

—Que tienes novia Kino.

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